☆;La mañana siguente;☆

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La mañana siguente del día en que me suicidé, desperté.

Me llevé el desayuno a la cama, asi como lo hacia todas las mañanas, le puse sal y pimienta a mis huevos fritos y usé mi tostadora para prepararme un sándwich de queso con jamón, exprimi algunas uvas en un vaso de jugo, lave los platos y colgué las toallas luego.

La mañana siguente del día en que me suicidé, me enamoré.

No del chico que vive en mi calle o del inspector de la escuela, no del chico que me hacía los favores a la hora del almuerzo.

Me enamoré de mi madre

Y me enamore de la forma en la que sus rodillas se dañaban con el suelo de
mi habitación, cogiendo cada libro que había en mi colección, hasta que la tinta se corriera por la mezcla del sudor de sus palmas con las lágrimas que caían de sus preciosos ojos.

Me enamoré de mi padre

Que estaba lejos de casa, en la orilla de el río en el que ibamos juntos, con una botella que contenía mi nota final, y que con ojos llorosos lanzó a la corriente.

Me enamoré de mi hermano

Que alguna vez creyó en unicornos, pero quien ahora se sienta en su escritorio desesperado tratando de creer que yo aún existo, que yo aún estoy con el.

La mañana siguiente del día en que me suicidé, sali a pasear a mi perro.

Observé la forma en la que su pequeña cola se meneaba cuando habia un pájaro cerca, o cuando se daba cuenta de que ahuyentaba a algún gato. Observé el vacio en sus ojos cuando atrapaba una rama y se daba vuelta para recibir mi felicitación para poder seguir jugando

Pero sólo podía ver el cielo en mi lugar

Me quede viendo como algunos desconocidos que pasaban le hacían cariños en sus orejas y recibían un pequeño beso de su parte, tal y como me besaba.

La mañana siguiente del día en que me suicidé, volví al patio de los vecinos.

En el que solia dejar mis huellas al pasar por el cemento fresco, recogí un par de flores y partí algunas raíces de pasto. Observé a la anciana mujer de la casa a través de la ventana, mientras leía en el nuevo periódico la noticia de que yo había muerto. Vi a su esposo fumando en la cocina, mientras preparaba el medicamento diario para dárselo a a su esposa.

La mañana siguiente del día en que me suicidé, observe el sol salir.

Cada rayo anarjado que se abria como si fuera un par de manos, y al niño sentado en la calle mostrándole a su madre una nube de color rojo.

La mañana siguiente del día en que me suicidé, volví a ese cuerpo en la morgue e intenté decirle algo con sentido.

Le conté sobre el sabroso desayuno y algunas bibliotecas que vi por el camino, le conté sobre el río y sus padres, le conté sobre las hermosas puestas del sol y sobre el perro en la playa.

La mañana siguiente del día en que me suicidé

Traté de revivir

Pero yo no podía terminar lo que ya había empezado.











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