¿Tu corazón puede mentir?

Acontecimientos indeseados.

~DAKOTA~

No podía creer que aquel imbécil se atreviera a mofarse de mí, aquellos pensamientos rondaban mi mente luego de ver cómo Thomas Wolfgang se alejaba en su motocicleta, mientras yo subía a un taxi, ya que por causa de los golpes recibidos me era difícil caminar normalmente sin que me doliera todo.

Jamás me acostumbraría a él hecho que con esa apariencia de inocente ángel él fuese uno de los matones más fuertes y atemorizantes, claro está que luego de mí, cosa que ya más de uno habría comprobado; a pesar de su metro setenta y cinco y su poca masa muscular, era tan ágil como una gacela asestando golpes a sus contrincantes; la gente decía tantas cosas de él a pesar de haber llegado hace unos pocos meses a la ciudad; nadie sabe con total certeza sobre su pasado, pero suponen de forma fantasiosa que es parte de alguna mafia, que mete a su cama a cualquiera persona sin importar su sexo, que lleva moretones en su cuerpo por causa de un amante masoquista y mayor que se sacia de crear hematomas en su blanca piel para mostrarle quien manda. Sin embargo, yo sé que de todas esas cosas quizá, una podía ser cierta, la de meter en su cama a cualquiera sin importar su sexo, ¿Por qué lo sabía? Simple, desde hace unos meses se había convertido en mi vecino, en un asco de vecino valga la pena aclarar. A veces podía escucharse ciertos gritos provenientes de allí pero casi de inmediato cesaban o eran inaudibles, en otras ocasiones se oían gemidos muy fuertes a veces sonaban como si estuviesen golpeando a alguien fuertemente pero como en esta ciudad nadie hablaba de ello aun que lo vieran con sus propios ojos, por miedo a lo que pudiera suceder. Ciertamente el era temido por muchos, pero al ser algo enigmático llamaba la atención, sin embargo era desagradable y narcisista como nadie jamás había conocido.

Me sobresalte un poco al notar que ya estaba llegando a aquella residencia que aborrecía y a la cual desearía no tener que volver, no obstante allí se encontraban mis cosas preciadas y no tenía a donde más ir.

-Es una verdadera mierda ser adoptado por una peor familia que la biológica- susurre mientras bajaba del coche cerrando con un poco más de fuerza la puerta del coche, el conductor me miró por el retrovisor de forma molesta y arrancó dejándome frente a la puerta de lo que era una de mis peores pesadillas. Literalmente, esa casa era la causa de la mayoría de mis traumas; claro, dejando de lado el que el hecho de que mi madre era una interna de un psiquiátrico desde los 10 años y mi padre fuese un bastardo guardia de seguridad que al verla débil decidió atacarla, dejándola con peores cosas que afrontar y un gusano en su vientre que nacería en 9 meses, pero eso era una historia aparte. Esta casa era la que contenía todo el rencor y odio que mantenían Jennifer y Bob hacia mí, que a pesar de no decirlo sabía que esperaban que muriera en algún lugar y no tuviera que lidiar con un chico con problemas y sin familia que acogieron solo por "un tiempo" y termino quedándose 13 años gastando su preciado dinero. Ambos eran dueños de una pequeña manufacturera que no prosperaba mucho por causa de la ambición que compartían en común. Cuando tenía 5 años fueron a verme y mostraron amables diciendo que me darían un descanso de toda aquella pesadilla que era mi vida desde mi concepción, pero sin esperarlo al haber pasado un mes desde mi llegada empezaron a cambiar mostrando lo que en verdad eran, personas interesadas en el dinero. Dinero que aún pertenecía a la herencia que habían dejado los padres de mi mamá por ser hija única, dejándome a mí como el que podría manejar ese dinero cuando cumpliera la mayoría de edad; para lo cual hacían falta solo 3 meses, meses que contaba con impaciencia total para lograr salir de una nueva pesadilla.

Suspire exhausto tras 20 minutos transcurridos desde que había llegado, finalmente decidiendo entrar, esperando no hallar a ninguno en casa.

~THOMAS~