No hay vuelta atrás

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Aquel fue el momento, ese fue el lugar... y yo no debí estar allí.

Me llamo Chiara, y lo peor que me pudo pasar fue tener tanta curiosidad. ¿O no?

El día que mis padres me dijeron que tenía que irme con mi tía, fue uno de los peores momentos de mi vida.
Yo tenía mi vida, mi perro, mi playa, TODO ahí mismo... pero tuvo que aparecer él.
Ese ser, si se puede llamar de esa forma, llamó a la puerta de nuestra casa exigiéndonos, a mi madre y a mi, el dinero que mi padre les debía y su jefe tanto reclamaba.
En ese momento el miedo empezó a extenderse por todo mi cuerpo, y más cuando vi entrar por la puerta al jefe en persona. Iba Vestido de blanco (¿irónico no? Ya que el blanco simboliza pureza) con gafas de sol, y  gran musculatura sobrehumana.
Al mirarnos detalladamente, a mi madre y a mi, sentadas en esas sillas aterciopeladas nos propuso un trato y un límite de tiempo para aceptarlo o asumir las terribles consecuencias.
La negociación era la siguiente: Intercambiarme a mi por la deuda de mi padre en un periodo de 48h.

Al llegar mi padre a casa, esa panda de bravucones ya se habían ido, y entre mi madre y él decidieron que lo mejor era mudarme a Escocia y asumir ellos el desenlace.

Lo que ellos no sabían era la obsesión que tenía Carlos con aquella niña de ojos verdes.

MíaWhere stories live. Discover now