Capítulo II: Cuando nos volvimos a ver

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Nos volvimos a ver en primero de secundaria, logré entrar a una secundaria para personas que querían ser héroes o tenían algún talento ya fuera matemático o artístico, claro yo entre por lo artístico, mi pasión siempre a sido dibujar y al parecer el directivo de la escuela vio un gran potencial en mi, aunque dijo algo que en ese tiempo pensé que jamás podría ser: ser un héroe. Me sorprendí, quizá por el hecho de que pensaba que mi quirk era inservible, pero ellos no lo vieron así y me pude entrar con la condición de que me esforzará mucho.

- ¿Y lo hiciste?- pregunto la niña haciendo caso omiso a lo antes dicho.

-(...) Déjame acabar ¿Sí?- dijo la mayor con un tono más estricto que el anterior a lo que la menor entendio que debía callarse -Entonces seguiré.

Cuando llegue el primer día de clase, me sentí muy nerviosa, no sabía si iba a hacer amigos, si le agradaría a mis compañeros, entre muchas más cosas; pero cuando entré me llevé una sorpresa, él estaba ahí sentado en el penúltimo Banco de la última fila mirando hacia la ventana, yo no sabía que hacer, él parecía ni importarle nada más que el y sus estudios, pero cuando vi que el asiento detrás de él estaba vacío decidí sentarme ahí, no importaba de todos modos los lugares no habían sido asignados, pero igual pregunté.

-Eh disculpa; ¿este asiento está ocupado?- le pregunté nerviosa a lo que él respondió con un simple y frío no, sin siquiera mirarme ya que estaba leyendo un libro, en ese momento, en el que me senté, me di cuenta de que ese libro yo ya lo había leído por lo que encontré una razón para hablarle.

El valle de los cocuyos, un libro para niños de entre 9 y 14 años, lo había ya leído tres veces ya que era algo corto y fácil de entender, me encantaba, tanto que había puesto una copia del ejemplar ilustrado para matar el tiempo cuando no hubiera maestro; y entonces lo saqué y me atreví a hablarle:

-¡Oye yo también tengo ese libro!-le dije con un tono alegre, no iba a hablar con mi tono de voz de siempre.-

-Ah, pero el tuyo es ilustrado- dijo sin más para voltearse y continuar con su lectura.-

Me sentí como la persona más tonta del universo, quien era yo para hablarle a Todoroki Shouto, el hijo de Endeavor, pero de lo que no me percaté fue de que todas las chicas ahí presentes, me miraron feo, más tarde supe que fue por qué Todoroki no le hablaba a casi nadie , por no decir que nadie, y mucho menos chicas, que y era la primera con quién intercambiaba más de dos palabras y tiempo después supe por que.


El invierno en el que te viWhere stories live. Discover now