Por la noche, ese mismo día, andaba por las calles principales de la ciudad sin preocupación alguna. La brisa hacía de aquella noche la mejor de todas las que había pasado. Las farolas alumbraban las vías y creaban sombras. No prestaba mucha atención a lo que sucedía alrededor, pero sí logré ver una sombra en la pared. Miré a todos lados y no vi a nadie, por lo que no le di mayor importancia y continué mi caminata. Al pasar por delante de una de las casas oí a una mujer gritar, así que me asomé por la ventana y vi como alguien estaba haciendo daño a esa mujer, la cual no dejaba de gritar. Me separé de la casa y empecé a llamar a todos los hogares pidiendo auxilio e intentado explicar lo que había visto lo más breve posible. La gente parecía asustada al escuchar lo sucedido y salieron corriendo hacia la puerta de aquella casa. Unos seres peludos y con rasgos caninos tiraron la puerta abajo para lograr entrar. Desde fuera no se escuchaba otra cosa que gruñidos y golpes. De la casa salieron unos tipos con aspecto más humano, con la ropa rasgada y ensangrentada. Dijeron:
- Ya no hay peligro. – Miraron a las personas. – Aunque uno de ellos ha escapado. – Anunció.
En seguida empezaron todos a hablar a la vez. El jaleo que había no dejaba escuchar bien a los hombres que acababan de salir de la casa. Éstos pidieron silencio y, cuando todos se callaron, una voz femenina del fondo preguntó por la mujer. Los hombres agacharon la cabeza, se mojaron los labios y contaron lo sucedido.
- Tuvimos que matarla... – Cogieron aire.
- ¿Se convirtió en uno de ellos? – Volvió a preguntar asustada la misma mujer.
- Me temo que sí... - Contestaron.
Vi como todos volvían a sus casas atemorizados tras la trágica noticia. Noté como alguien ponía la mano sobre mi hombro, me asusté y al darme la vuelta vi que era Leander. Quería que volviera con él a casa.
Estaba a punto de meterme en la cama cuando Leander pasó por delante de la habitación. Aproveché para preguntarle una de las muchas dudas que tenía acerca de lo sucedido esa noche.
- Leander. – Le llamé. Él se paró en seco mirándome. - ¿Qué eran esos seres peludos que parecían lobos? – Cuestioné.
Él suspiró y decidió no darme respuesta alguna. Me dio las buenas noches
A la mañana siguiente todas las personas que estaban anoche se juntaron en la plaza del ayuntamiento. Ellos querían respuestas a lo sucedido y yo tenía preguntas a las que, seguramente, ellos tuvieran la solución. Me metí entre la gente para llegar al medio de todo aquel gentío y, una vez en el sitio adecuado, empezaron las preguntas. A la mujer que tenía al lado le pregunté sobre lo sucedido anoche y, con los brazos cruzados y sin mirarme, me dijo que una mujer fue asesinada por los hombres lobo porque no podían salvarla. Fruncí el ceño sin entender nada y volví a preguntarla, esta vez sobre qué eran los hombres lobo. En ese justo momento giró la cabeza para mirarme con cara de asombro. Al parecer todos sabían qué era un hombre lobo menos yo, así que me encogí de hombros y la sonreí levemente. Aún así me lo explicó: hombres como todos los que estábamos allí, sólo que con la particularidad de que se convertían en lobos bípedos, con una fuerza descomunal en las patas y que, cuando corrían, se ponían como cualquier animal de cuatro patas. No me costó nada imaginarme semejante imagen, pero me parecía algo asombroso. Aparecieron los hombres que ayer tenían las camisetas rotas y sangrientas. Se pusieron en un sitio alto donde todos pudieran verlos y comenzaron a hablar al pueblo que estaba expectante de lo que tenían que decir. Miré a la mujer que me explicó lo de los hombres lobo, pregunté si ellos eran esa clase de seres y ella asintió.
- Bueno, como ayer dijimos, el come-alma que vino a por la mujer escapó. – Dijo el que estaba a la derecha del todo. – No sabemos su paradero, pero lo encontraremos. – Aseguró.
- Tampoco se sabe si la mujer vivía con alguien o tenía algún familiar cercano, pues en la casa sólo estaba ella. – Anunció el de la izquierda del todo. - ¿Alguien conocía a la mujer? – Preguntó, pero todos empezaron a cuchichear entre ellos y negaron conocerla.
- Bueno, - juntó las manos el del medio de los tres como si estuviera rezando – si alguien ve al come-alma o tiene la sensación de que por la noche lo siguen, que no dude ni un segundo en acudir a Mael, - señaló al de la izquierda – a Kenneth, - esta vez al de la derecha – o a mí, Mawol. - Se tocó el pecho. – Estaremos a la disposición de todos ustedes. – Asintió y se despidió dando las gracias.
Me abrí paso entre toda aquella muchedumbre para lograr llegar hasta donde estaba Mawol, pero veía como poco a poco se iba alejando así que decidí gritar su nombre. Él en seguida se giró buscando a quién le había llamado y aparecí frente a él sonriente. Se acordó de mí y me vino a abrazar.
- Hombre, ¿Olya? – Frunció el ceño y yo asentí. – Dime, ¿ocurre algo? – Cuestionó preocupado.
- No, no, tranquilo. – Esbocé una pequeña sonrisa. – Sólo quería hacerte alguna que otra pregunta. – Entrecerré los ojos, puesto que el sol me estaba dando en toda la cara.
Me dijo que le acompañara hasta un lugar más tranquilo y que allí podríamos hablar de lo que fuera.
- Vale, dime, ¿qué quieres preguntarme? – Se interesó una vez que ya habíamos llegado al sitio más tranquilo que encontramos.
- Bueno, pues es que... - Respiré hondo. – No sé qué es un come-alma. – Solté.
- ¿Nunca has visto uno? – Volvió a preguntarme cruzando los brazos.
Negué con la cabeza. Él asintió e hizo un gesto con la cara como que dando a entender que le resultaba complicado explicármelo, pero, aún así, lo hizo:
- Bueno, pues, los come-almas, absorben el alma de las personas y las convierten en uno de ellos. – Arguyó. - Mas hace mucho tiempo atrás no existían. Desconozco su origen. - Terminó de explicar.
- Ya, pero, ¿cómo absorben el alma? – Seguía teniendo mil preguntas.
- No lo sabe nadie, sólo se sabe que, cuando los truecan, dejan de ser ''humanos''. – Se encogió de hombros.
- ¿Y cómo se diferencian de los humanos? – Volví a consultar.
Él respiró hondo y se quedó callado.
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Olya
FantasyOlya, una chica de 12 años, despierta en un lugar que no conoce y tampoco se acuerda de nada. Descubre lo que pasa en donde despertó y decide aventurarse para poder descubrir quién es y el porqué está allí. Se enfrentará a temibles seres que se esco...