Sarah ahogó un gemido logrando taparse la boca con su mano. Podía observar desde su ángulo, al jóven Justin Bieber de pie en el escenario. Colocaba sus manos alrededor de su boca, gritando si había alguien más ahi. Frunció el entrecejo y esperó por unos segundos. La muchacha no se animaba a salir y presentarse. No sabía si era por timidez, pero deseaba con todas sus fuerzas que el chico se fuera de inmediato. Ella comenzó a jadear, en busca de aire fresco por culpa del polvo que venía de la manta que cubría la bateria. Apretó muy fuerte sus ojos, porque sabía que quizá, era muy posible que le agarrara un ataque de alergia. "Por favor no, acá no", rogaba Sarah en silencio. Sabía que si el polvo de la manta llegaba a su nariz, o boca, comenzaría a estornudar sin control.
Gracias a Dios, Justin solo se limitó a bajar sus brazos de vuelta a sus costados resignándose. Bajó su cabeza y comenzó a descender del escenario. Su mirada se sentía vacía, frágil, decepcionada. Incluso Sarah se sintió mal cuando lo vió. Ni siquiera sabía porque se estaba escondiendo de él. Pero tenía que confesar algo: a pesar de sus muchas ganas de vivir para cantar, el pánico escénico y la verguenza al público era algo que tenía que superar.
Quizá Sarah solo se sintió cohibida y pensó que si se presentaba ante el cantante y le decía que ella era la que estaba cantando, el muchacho quizá se le reiría en la cara por lo mal que lo había hecho. O incluso peor: la delataría con los directivos de la Universidad, diciendo que ella estaba en un lugar en donde no tenía que estar fuera de clase.
La muchacha tragó saliva mientras veía como Justin bajaba del escenario y caminaba de vuelta hacia la puerta de entrada. Su figura encorbada, cansada y tensa, le daba la impresión de que había echo mal. Ya no era hora para arrepentirse, y después de todo, el susto ya había pasado.
Confirmando que el jóven ya se había ido del auditorio, Sarah salió de su escondite justo a tiempo para tomar su bolso, y salir disparada hacia la puerta. Del otro lado, los estudiantes seguían su camino, el reloj seguía moviéndose, las pisadas seguían retumbando, las voces de los jóvenes seguían escuchándose. Se sentía tan pequeña en ese momento, dándose cuenta, que a comparación, dentro de teatro y arriba del escenario, pudo sentirse completamente en paz.
Es como cuando un jugador de fútbol está en la cancha. Allí, se siente libre, feliz, confiado, jugando el deporte que ama. Pues eso le sucedió a Sarah. Al darse cuenta que todo continuaba igual fuera de la sala de teatro, pudo darse cuenta, que su lugar en el mundo está sobre el escenario. Tal vez quizá no exactamente, pero cuando estaba cantando, pudo saber que estaba siendo ella misma. Eso la hizo sonreír tontamente, miéntras se dirigía al baño.
Después del mediodía, ya había almorzado y estaba en plena clase. Su última clase del día era composición. No era tan mala como ella había empezado, y descubrió su don para componer canciones tan fácilmente. Su profesor, el señor Wilde, a medida que iba transitando por los pupitres, le daba a Sarah una sonrisa y un asentamiento. Ella feliz, se hundía aún mas sobre su hoja volviendo a mejorar su borrador.
Al final del día, ya estaba lo suficientemente cansada como para no pensar en cosas de estudio hasta el día de mañana. Llegó a su habitación, en donde lo primero que hizo fue llamar por teléfono a su madre que la recibió con un chillido de alegría del otro lado del auricular. Le mencionó todo, salvo el pequeño incidente con Justin Bieber al querer entrar los dos al mismo tiempo en la Walter Hall, y cuando la escuchó cantar en el teatro. Su madre se puso muy feliz y le repitió nuevamente que se sentía muy orgullosa de ella.
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"The Club" {Justin&Tú}
FanfictionSarah Thompson había logrado uno de sus mayores sueños: conseguir una beca para asistir a una de las más importantes universidades de Canadá. Feliz con este increíble logro en su vida, sabía que su objetivo estaba más próximo a alcanzar. Cantar y v...