Jueves, el día del concurso de música, los nervios me carcomen por dentro, era la primera vez que cantaba delante de mis compañeros, hasta hora solo lo hacía en la ducha, y delante de mi perro. Estoy yendo a la sala de ensayos, para darle un último repaso a la canción; al dar la vuelta a la esquina me encontré con Seulgi, novia de uno de los más populares, delgada, pelo negro, la más atractiva de la escuela y como no, hija del director.
-Mirar a quien tenemos aquí- dijo con tono irónico
-Qué quieres Seulgi?- le pregunté sin interés
-Que dejes el concurso- dijo parándose de golpe y ofreciéndome un paquete lleno de billetes
-Soborno? - pregunté con tono de burla- Has caído bajo, Seulgi- tiré el manojo de billetes al suelo y me dirigí a mi destino
Una vez en la sala me dispuse a sentarme en frente del del piano, donde iba a tocar una de mis canciones favoritas, “the death of a bachelor” de “Panic! At the disco”. Me dispuse a tocar; pero como no, abrieron la puerta. No quise darle mayor importancia, así que empecé a tocar. Los ojos cerrados, los dedos se los llevaba la melodía, la letra fluía sola , simplemente, no estaba en este mundo, me sentía afuera, como en una burbuja que se la lleva el viento.
Al terminar, escuche como aplaudían en la parte trasera de el salón, enfoque la vista para ver quien es. Un hombre con un pelo negro que hacía contraste con su piel blanca como la nieve. “Yoongi” susurre para mí.
-Me sorprendes pequeña- dijo con una sonrisa en su rostro
-Que quieres? - dije un tanto borde
- No te alegras de verme? – se veía la decepción en sus ojos
-¿Como me voy a alegrar de ver al hombre que se escapó sin dar una mísera explicación, y me dejó sola durante tanto tiempo? – lo mire con furia. Mis ojos se llenaron de lágrimas.
- Hey¡ enana mírame- dijo sosteniéndome la cara entre sus frías manos- me fui porque tenía a mi abuela hospitalizada, recuerdas? Siento muchísimo irme tan lejos sin decirte nada, se que fui un estúpido y me arrepiento por ello; pero volví lo más rápido posible para estar a tu lado.
-¿Y no se te ocurrió llamarme?
- ¿Te deje una carta encima de tu mesilla de noche, acaso no la leíste?
- No, lo siento de verdad. No volveré a desconfiar de ti- dije mirándole a los ojos- Lo importante es que estamos juntos de nuevo, no?- le di mi mejor sonrisa
En ese momento, nos fundimos en un beso de amor verdadero.