Capítulo 28

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Me senté cuando llegué a la empresa al cabo de una hora. El baile con Darío me entretuvo bastante y me dejó algo casado.

Saqué el bolso el test de embarazo que compré antes de entrar en el trabajo y llené un botecito lleno de mi pis. Cosa que hice antes de entrar en mi despacho.

Eché unas gotitas de pis en el test y esperé unos segundos.

Miré el test en breve y me quedé helada con lo que vi.

El teste había dado positivo.

―¡Oh no!

No deseaba tener un hijo ahora y justamente cuando Darío y yo hablamos de no tenerlos hasta que estuviésemos de acuerdo en ello. Pero un bebe me hacía sentir como se sentía mi madre conmigo y mi hermano pequeño. Me hacía sentí más protectora y segura de mi misma.

¡No! Jamás. No voy a dejar que el pánico y los quebraderos de cabeza me dominen. En cuanto pueda, me desharé de este bebe que no tiene culpa, para evitar más problemas.

―Cara, puedes...

Miré hacia atrás y vi a Ignacio. Que había entrado en mi despacho sin avisar.

―¿Qué ocurre? ―me preguntó en breve.

Pero no hablé. Estaba en estado de shock por lo que acabo de saber.

―¡Katherine!

Volví a la realidad y le miré a los ojos asustada.

―¿Ha ocurrido algo? ―me volvió a preguntar. Asentí.

―¿Qué ha hecho tu marito?

―Nada.

―¿Entonces qué ha ocurrido?

Le enseñé el test de embarazo y él se quedó sin palabras por unos segundos:

―Esto lo sabe, Darío.

Negué con la cabeza y este volvió a decir:

―Esto lo sabe Darío.

Negué con la cabeza y este volvió a decir:

―Debes de hacerlo ―dijo con acento italiano.

―Lo haré. Pero ahora no estoy lista para decírselo.

―Deberías estar feliz con esta noticia.

―¡Debería! ―exclamé.

―Claro que sí. ¡Vas a ser madre!

―Pues tal y como están las cosas entre mi marito y yo, es mejor que este bebe no nazca.

―Yo no soy nadie para juzgar tus decisiones. Pero pienso una vez por ti. No por lo que piense la gente o tu marito. Recuerda que él no es tu dueño.

―Lo sé. Pero ahora no puedo pensar mucho en ello.

―Piensa entonces en tu madre y en que hubiera hecho ella en tu lugar.

Y tras un breve silencio, Ignacio se marchó de mi despacho sin decirme a que venía.

Comencé a pensar en mi madre y en eso que ella hubiera hecho. Entonces decidí que debería de pensar durante unos días. Solo hasta que estuviese segura de lo que iba a hacer con respecto a la noticia del embarazo y eso de decírselo a Darío.

Cuando llegué a casa unas horas más tarde, subí las escaleras, mientras que olía la comida que la asistenta que contrató mi marido estaba preparando.

Al entrar en la habitación, me puse a pensar en el embarazo y en cómo le sentaría esto a Darío. Y también a sus padres. Aunque al principio ellos no estuvieron de acuerdo con que viviese con su hijo y su primogénito.

Me acaricié la tripa y pensé que todo aquello de ser madre merecía la pena.

Escuche de pronto un coche procedente de la calle.

Decidí que tenía que evitar conversación alguna con mi marido. Pues era el coche de Darío el cual había aparcado en la puerta de casa.

Fui hasta la cama y me tumbé. Esa era la mejor manera de evitar algún desmayo más hasta que le dijese a Darío la noticia de este embarazo.

¿Cómo no lo vi venir a tiempo? ¿Por qué me ocurre todo esto ahora? ¿Será que mi madre me está dando la misma fortaleza que ella tuvo en su para continuar con la mia?

¡Un bebe! Un hijo que podría atarme a un hombre que solo había sabido maltratarme después de ayudarme a recuperarme mentalmente y casarme con él.

Una milésima de segundo después, la puerta de la habitación se abrió.

Me hice la dormida o al menos lo intenté. Tenía que parecer que no estaba pasando nada. Pero recuerdo que aquella mañana había tenido una pequeña discusión con él con respecto a mi salud. Al menos ahora sabía que no tenía nada malo.

Sentí en breve como me arropaba y en unos segundos mi marido me dio un beso suave en la frente. Después de eso, mi marido me susurró:

―Un día duro. Asentí.

―Descansa, cara mia.

―Grazie mile ―susurré.

Después de otro beso en la frente, pensé que era el momento de meditar todo esto que comenzaba a pasarme con la almohada. Algo bueno.

Para Ti Es Mi Voluntad (Química Entre Nosotros I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora