James Potter y la Perla Encantada #JP4

Capítulo 6: La Piedra de Zárifo

La biblioteca de Hogwarts era uno de los sectores más amplios y ocupados del castillo. Contaba con millones de libros acerca de cada uno de los aspectos mágicos y científicos, pero también había una zona prohibida, donde hablaban de magia oscura, magos malvados y acontecimientos que ningún mago quiere volver a repetir.

La zona favorita de Maya.

La pelirroja, por alguna razón, tenía acceso ilimitado a la zona prohibida, donde reposaban aquellos libros oscuros y repugnantes, por lo que fue fácil para James acceder a aquellos libros.

Maya fue capaz de conseguirle lo que estaba buscando: la información acerca de los zafiros azules capaces de controlar la mente. James sabía que Zárifo había buscado e investigado acerca de estas piedras poderosas, pero el simple hecho de que haya conseguido las suficientes para controlar un ejército repleto, es impresionante y un poco demente.

Y eso era lo que le asustaba a James: que la piedra lo estuviera controlando y haciendo que tenga estos sueños tan extraños. Había estado soñando con el lago de Hogwarts repetitivamente, como si algo se estuviera escondiendo ahí, en el lago, esperándolo. No era seguro, para nada. No se atrevía a poner ni un pie en el lago, pero tenía que hacerlo.

La sala común, a las seis-siete de la tarde, se encontraba vacía. Era cuando los alumnos de Hogwarts comenzaban a cenar y aprovechaban de estudiar en el Gran Comedor. Nadie venía a la torre hasta las ocho, por lo que James aprovechó para leer los libros que Maya le había pasado... junto a Lucy.

No estaba molesto con ella, al contrario, estaba celoso. No quería admitirlo: le costaba admitirlo. Pero lo estaba, estaba celoso.

―¿Me puedes decir que es lo que estamos buscando? ―preguntó Lucy. Ella ya estaba en la sala común cuando James llegó con los libros, y se unió a él sin siquiera preguntar que era lo que estaban buscando―. James, estos libros tienen la etiqueta de la zona prohibida, me hace sospechar que lo que estamos buscando es algo realmente importante, pero si no me dices James.

El chico se rindió. Era imposible hacer algo en silencio y en concentración si Lucy Malfoy estaba cerca. Era como un loro: no paraba de hablar. Siempre hablaba y hablaba, sin quedarse en ningún momento callada. Siempre tenía algo que comentar.

―Estamos buscando información sobre las piedras zafiros. Es importante, Lucy, muy importante.

―¿Por qué estás buscando eso? James, no me digas que de nuevo sueñas con la piedra azul.

―Creo que la razón por la que no había vuelto a soñar con el lago es el hecho que dejé la piedra en mi baúl todo el verano, pero ahora tengo mi baúl abierto. Necesito saber si esa piedra es importante para el plan de Zárifo.

Inmediatamente, James agarró la réplica del diario de Charles Howland y trató de buscar algo que lo ayudara en su investigación.

―Llevas cargando esa piedra contigo desde el año pasado; desde que se la arrancaste del pecho a la Dama Gorda. La tienes escondida en una pequeña caja de manera y has intentado todo para destruirla. Esa piedra no tiene vida, James, y no es una amenaza... ―Lucy intentó continuar su discurso, pero una de las hojas que James había copiado de diario de Charles Howland le llamó la atención. la agarró en sus manos y la observó―. ¿Qué es esto?

James ojeó la hoja. Recordaba perfectamente cuando lo había dibujado: era una leyenda antigua que estaba en una de las páginas del diario. No le había prestado atención.

―Es una historia antigua sobre una perla al fondo de un lago. Se supone que otorga sabiduría, inmortalidad y belleza a la persona que la use correctamente. Para que funcione, ―James le enseñó la receta que había al contrario de la hoja―. Hay que molerla, verterla en un caldero con agua hirviendo y luego cocinarla junto a otro mineral poderoso, como esta piedra inútil que me da pesadillas. Cuando te tomas la poción, literalmente te vuelves inmortal.