3. Hecho

20 1 0
                                    

Ya seco tras la ducha guardé las cosas en la mochila y salí de casa, directo a aquel  rincón infernal que para mi desgracia conocía demasiado bien.
Caminé escuchando música, viendo pasar en dirección contraria a gente con el mismo uniforme que yo vestía. No me importaban los exámenes lo mas mínimo en ese instante, tenía trabajo pendiente.

Entré, ignorando lo que pasaba a mi alrededor como de costumbre. Subí las escaleras y haciéndome el sordo avancé hasta el despacho de mi padre. Aún no sabía cómo saldría aquello, pero era mejor intentarlo que no hacer nada.

- Buenos días padre. -dije nada más entrar.
- Hijito querido. -sonrió dejando salir el humo de su boca- Hacía tiempo que no pasabas por aquí.
- He estado ocupado con los estudios. -me dejé caer en el sillón.
- Pensé que seguirías enfadado por lo de aquella putita. -tragué saliva- ¿Cómo se llamaba?
- No me acuerdo. -mentí en contra de mis propios sentimientos- Eso no es lo importante, sobre lo que te dije anoche...
- Lo he estado pensando, sí. -respiró de su cigarro, clavándome la mirada- No esperaba que me pidieses algo así.
- Lo estuve considerando y teniendo en cuenta quién eres, me parece la mejor opción para mí.
- Me alegra ver que comenzamos a entendernos. -rió acomodándose en la silla- Terminas este año, ¿cierto?
- Sí, solo me quedan dos semestres.
- Una vez entres no podras salir, lo sabes, ¿verdad?
- Por supuesto. -mi expresion seria seguía inmutable.
- Hecho entonces. -apagó su cigarro y me miró- Vas a venir todos los fines de semana para que te enseñe como funciona el negocio. -asentí- Y una vez acabes con tus estudios te quiero aquí todos los días.
- Perfecto. -me forcé a sonreir.

Tocaron a la puerta, mantuve un instante la respiración, era el momento. Mi padre me pidió que esperase y salió de la habitación. No tenía mucho tiempo. Sabía exactamente cuáles eran los archivadores que necesitaba, lo había visto revisarlos mil veces.
Rebusqué entre todas las páginas hasta encontrarlo, ya era mío. Miré la puerta, prestando atención en silencio, aún no volvía. Saqué el móvil e hice mía toda aquella información.
Habiendo tomado fotos de todo, guardé el archivador de nuevo antes de que volviese y salí de allí. Dispuesto a acabar con todo.
Lo vi cuando bajé las escaleras, me acerqué a despedirme, fingiendo apuro por que un amigo mío se había desmayado y quería ir a ver cómo estaba. Con una sonrisa amable me dijo que nos veríamos el sabado para comenzar mi aprendizaje y me fui de aquel lugar.
El corazon me latía en demasía, lo había hecho, tenía todo lo que necesitaba. Miré el móvil, revisando la información a toda velocidad.
Llegué al instituto justo a segunda hora, hablé con los profesores, fingiendo querer hacer los examenes y recibiendo un no por respuesta. Tras la muerte de Jin entendían que no estaba en condiciones idóneas y me permitieron hacer los examenes a la siguiente semana.
Lloré recordando el cuerpo de Jin, la sonrisa de aquel bastardo, no quedaba sentimiento bueno alguno en mí. Era una persona triste, amargada, llena de odio y ganas de venganza.
Agradecí sinceramente el gesto del profesorado y me fui de alli, tenía que volver a casa y planearlo todo con cuidado, no era gente cualquiera, me estaba metiendo en un terreno que apenas conocía, había más posibilidades de que me saliese mal que bien, pero el intento solo ya valía la pena.
Me senté en el sofá nada mas entrar en la casa, saqué el móvil y una libreta de la mochila y comencé a escribir toda la información que tenia a mano.
Ya lo tenía todo escrito cuando sonó el timbre de la casa, miré hacia la puerta, era imposible que alguien supiese algo. Borré las fotos del teléfono, guardé la libreta en la mochila y fui a abrir la puerta.

- Yoongi. -un Jungkook con la cara hinchada de llorar me miraba con desesperación- ¿Porqué...?

Sin dejarlo decir nada más lo abrace, sabía que todos lo estabamos pasando mal, pero él era tan joven, podía notar los cambios en él a cada cosa que pasaba. Nadie podía saber qué me traía entre manos, quiza desapareciese un día sin más, pero dudaba que llegasen a encontrarme y saber que ya no volvería. Lo apretujé entre mis brazos al sentirlo romper a llorar de nuevo.

Liar (BTS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora