Palabras: 878 Playlist: Try Hard - 5 Seconds Of Summer
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"Porque no estoy siendo yo y me estoy destrozando. Ella me hace pensar, me hace pensar que me esfuerzo, me esfuerzo, me estoy esforzando demasiado otra vez"
Cosas sin sentido, eso era lo único que lograba decir cada vez que la tenía enfrente mío, las pocas oportunidades que tenía de establecer una conversación con ella y apenas lograba articular bien una frase.
Nunca me considere una persona interesante o cool, a comparación de mis amigos yo era de lo más ordinario. Por ella, intentaba aparentar lo contrario para así llamar su atención o por lo menos despertar su interés hacia mi, sin embargo, nunca vi ningún interés de su parte.
Madison Kuri había llamado mi atención hace dos años atrás, era una chica bastante estudiosa, con excelentes notas. En los tiempos libres la podrías encontrar en la cafetería del instituto, quinta mesa de hasta el fondo, para ser más exactos, la que estaba pegada a la pared hacia la derecha.
Siempre pegada con su grupo de amigos, aveces leyendo un libro con sus audífonos puestos, haciendo caso omiso a lo que pasaba a su alrededor, otras veces reía y hablaba sin parar con sus amigos. A pesar de ser una chica estudiosa, pertenecía al grupo más popular de su generación. Le gustaba salir de fiesta, divertirse y arriesgarse. Tenía su lado salvaje.
Una de las tantas veces que la miraba de reojo me permitió darme cuenta que poseía un tatuaje de una rosa en su muñeca izquierda, la tapaba con su suéter o con pulseras, a causa de que el reglamento del instituto tenía prohibido que sus alumnos expusieran tatuajes en ellos.
Hace unos meses inició un nuevo semestre, Madison no asistía, se rumoraba que había dejado la escuela.
Solía llegar muy seguido a la tienda de música de la ciudad, la vi buscando entre la sección de música pop. Nuestra miradas chocaron, bajo la vista por unos segundos para luego volverme a mirar, sonrió, le devolví el gesto.
Había teñido su cabello, un café más claro de lo que es su color original junto con algunas mechas rosas. Vestía unos jeans negros rotos y un top amarillo, dejando al descubierto sus hombros. Noté que tenía otro tatuaje en su hombro izquierdo, una pequeña frase en arabe, me parece.
Escogió una canción, haciendo que esta se reproducirá por todo el lugar, sentí su mirada. Fruncí el ceño con gracia, aparentando que no me gustaba la canción que puso, me miró con falsa indignación y rió levemente.
Dejó de ir a la tienda, hasta hace dos días, hablé con ella, a pesar de ya haber hablado con Madison antes, parecía no recordarme, le dije que tenía veinte años, mentira.
Me dijo que le gustan los bateristas, para mi buena suerte, yo soy guitarrista.
Decidí romper mis jeans y perforarme el labio inferior, esperaba llamar su atención, como siempre. Creo que lo único que logré fue hacerle pensar que soy raro.
Dejé la escuela.
Le comenté que tocaría en unos días en la tienda. Dijo que quizás vendría.
Escribí una canción para ella.
Las luces y reflectores de colores se iluminaron cuando el sonido de los instrumentos se hizo presente.
Que ella está tan fuera de alcance y es duro para mí. Porque ella me hace sentir, que lo intento, que lo estoy intentando demasiado
Después del coro el instrumental volvió, pude verla, me miraba. Se movía conforme a la música, me dedicó una sonrisa a lo cual yo se la devolví.
Ella tiene un tatuaje de rosa pero ella lo tiene cubierto [...] La seguí alrededor de la ciudad, pero ahora piensa que soy un bicho raro
Dijo lo último con cierta gracia, no dejaba de mirarla, la vi reír, negó con su cabeza y siguió moviéndose. Su sonrisa no desaparecía, estoy seguro que yo estaba igual.
Pero ahora ¿Quién iba a saberlo? Que ella está en la multitud de mi concierto, nada que perder. Ella está justo en la primera fila, la vista perfecta, ella vino por su cuenta y hay algo que debes saber
Cante acercándome a ella, mordió su labio inferior tratando de ocultar la sonrisa que se formaba en su rostro, me alejé.
—Realmente no tienes filtro ¿verdad?— dijeron detrás mío.
El show había terminado, me encontraba acomodando unos instrumentos para deuda subirlos a la camioneta. Mis ojos la inspeccionaron, estaba de brazos cruzados y esa sonrisa que tanto la caracteriza estaba plantada en su rostro.
Coloque mis manos a dentro de mis bolsillos, me balanceé levemente y alcé mis hombros, le sonreí.
—Te sorprendería lo aventado que puedo ser aveces, pero ¿Qué te hace pensar que era para ti?— pregunte a lo cual le miró con incredulidad, reí — un tanto directo y obvio ¿no?
—Un poco, solo un poco— ahora ella bromeó haciendo una señal con sus dedos —fuera de eso, tienes talento.
Sonreí, orgulloso.
—Gracias, supongo, fue lindo— respondió ella con cierta timidez.
—¿Lo suficiente como para aceptar una cita conmigo?
—¿Estas seguro que solo aveces eres aventado?— preguntó con gracia.
Se acercó un poco hacia mi y dejó un rápido beso en mi mejilla derecha.
—Espero verte pronto en el instituto, Shawn— dijo para después caminar lejos de mi.
