El hombre que ahora era su dueño había sido paciente con él, o tal vez sólo estaba asegurándose de que no volviera a huir, porque no lo obligó a salir de su alcoba, aunque tampoco le permitió hacerlo solo, ya que la comida era llevada por Tae Yeon, quien también se encargaba de hacer que se bañara de curar sus heridas, de las cuales ya casi no quedaba nada, y tal vez eso debería hacer que Taemin se sintiera un poco tranquilo, porque no estaba siendo tan malo como el tiempo que pasó con sus captores, sin embargo, el recuerdo de su hermano y la desesperación por no poder ir a buscarlo no lograba que siquiera pudiera tener una noche tranquila.
Durante las noches había seguido igual, él dormía solo en la amplia cama que había en la habitación, y a pesar de que el segundo día todavía dudaba de poder dormir ahí, era el lugar más cómodo que estar escondido en un rincón como Tae Yeon lo encontró varias veces, y en los días que acababa de llegar ni siquiera vio tanto al hombre que ahora su dueño.
La primera vez que salió de esa habitación fue cuando su dueño apareció en la habitación, el hombre se había mostrado distante cuando le dio la orden de que lo siguiera hasta la caballeriza, y alguien más estuvo dándole las instrucciones de cómo se ensillaba un caballo, lo que no fue tan sencillo para Taemin aprender cuando en su mente estaba pensado sobre el mejor momento para volver a huir, aunque tenía muy claro que no iba a ser fácil.
—Pensad bien tus movimientos.
El joven de ojos verdes sintió su piel estremecerse por la dureza en la voz de su dueño, y al girarse se encontró con la mirada obscura que lo estaba retando, como si hubiera leído sus pensamientos acerca de querer huir, y a pesar de que aquellos ojos parecían ordenarle sumisión, no podía sólo aceptar que ahora era un esclavo, fue vendido como tal cuando semanas atrás él era libre junto a su familia.
—Os castigaré si volvéis a huir de mí.
Tensó su mandíbula por las palabras que escuchó, sin deseos de comprobar si el hombre de verdad iba a castigarlo, pero no sólo podía quedarse de brazos cruzados mientras su hermano estaba lejos de él, en algún momento debería poder huir y buscar a Dae Kyun.
—Soy Min Ho, ahora, dime tu nombre.
Cerró los ojos con fuerza, odiaba la idea de rendirse, pero por ahora necesitaba que el hombre dejara de tener su mirada sobre él todo el tiempo, si lo conseguía tal vez más adelante podría buscar a su hermano sin problema alguno, quizás si era llevado al pueblo podría hacerlo, ya que correr a través del bosque no se sentía como que lo llevara a algún lugar.
—Ta-Tae-min
Su nombre se deslizó dificultosamente de sus labios, y Min Ho pudo notarlo, podía darse cuenta que Taemin estaba luchando internamente en ese momento, el cómo su mirada volvía a ir hacia el bosque, haciéndole creer que el chico en cualquier momento otra vez a saldría corriendo, y él pensó que el encierro había sido una buena forma de castigo, aunque eso no significaba que no lo tendría otra vez huyendo, y ciertamente ese día su humor no era el mejor para volver a cazarlo, quizás otro día le permitiría creer que podía ser libre, pero ese día sólo quería que entendiera que era suyo, era su esclavo, un regalo que de cumpleaños que no podía irse de su lado al menos que él se lo permitiera.
—Debes tener algo claro Taemin. Vuestro respeto y lealtad ahora son mío —tomó con una mano la barbilla del chico —me debéis obediencia, y quitaros esa idea de huir, ya no podrás ser libre hasta que yo os dé la libertad.
Una sonrisa apareció en los labios de Min Ho cuando vio crecer la furia en los ojos de Taemin, iba a ser divertido domar a ese esclavo, y como parte de que entendiera a quien pertenecía, lo volvió a encerrar en su alcoba, recordándole a Tae Yeon que durante lo día que él no estaría en el castillo, ella no podía darle más que una comida al joven, la cual consistía en pan y agua; porque a veces debía de ser un poco "duro", para que entendieran quien mandaba, lo había aprendido cuando domaba a sus corceles y lo usaría con el esclavo.
ESTÁS LEYENDO
Prometo amarte.
ФанфикMin Ho había sido obligado a casarse por decreto del rey con la prima de éste, una mujer que había conocido en uno de los bailes reales y no pudo desobedecer la orden del rey, era algo casi imposible de hacer sin recibir un castigo, aunque no podía...