Parte 1

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—Muéstrame la región montañosa al sur.

—¡Sí, mi general!

En el holograma principal, la zona de las minas se movió para presentar el requerimiento del general. Cruzó sus manos a la espalda.

—Nadie irá a rescatarte. Sacarás a todos los prisioneros y con tu equipo cruzarán esta región de montañas. Podrán cruzarla en cuatro días, allí él tendrá sus unidades especializadas listas para recogerlos y trasladarlos a la luna menor, donde los transportadores de él —miró al otro líder—, podrán partir de regreso aquí custodiados por la tercera flota.

El general replanteaba la estrategia con dos de sus líderes y un agente secreto. Su solución, una vez más, era por demás creativa y también suicida. El agente respondió.

—Mi general, puedo sacarlos de ahí yo mismo. Cruzar esas montañas me expone a ser atrapado.

—Es evidente que si huyes por las montañas, te cazarán como un conejo y tendrás la peor de las muertes. Tú y todos los prisioneros.

—Entonces...

—Es tan evidente que ningún general sugeriría buscarte en un espacio tan grande, donde las comunicaciones se interrumpen, cuando nosotros estamos orquestando una evidente fuga por otro lado. Ningún general es tan idiota como para seguirte por ahí.

—Mi general...

—Tu duda es razonable, pero mi lógica es infalible. Por decimocuarta vez, te ordeno que confíes en mi instinto —le dijo con una pequeña sonrisa. El general efectivamente había diseñado siempre planes victoriosos.

—No hay discusión mi general, se cumplirán sus órdenes.

—Y ustedes dos tienen que preparar la distracción y la fuga real, quiero todos los detalles en cuarenta minutos.

Llegó un mensajero corriendo a todo lo que sus piernas daban.

—¡Mi general!

—Hable mensajero.

—¡Mi general! ¡El general Elías! ¡Está muerto!

Su archienemigo, con el que se habían enfrentado durante veintitrés años.

El general ni se movió. Todos en esa habitación casi, casi, lanzan un grito de victoria, pero se contuvieron por la actitud tranquila del general.

Se separó de la mesa, se acercó al mensajero. Lo quedó mirando muy de cerca. El mensajero trató de no sentir miedo y quedó de pie, inmóvil. El general era enorme, por estatura le llevaba más de un metro de alto y por fortaleza peor aún. Era de una raza de humanos que vivieron muchas generaciones en otro sistema solar, su corpulencia no tenía comparación entre humanos "normales".

—Repite tu mensaje.

—¡El general Elías, está muerto, mi general!

—¿Es confirmada esa noticia?

—Muéstrame la confirmación.

—¡Aquí está mi general!

La pantalla que le entregó, mostraba al general aparentemente en sus propias habitaciones, desnudo, con múltiples cortes, sangrando, rodeado de cinco tipos vestidos totalmente de negro, no mostraban sus rostros. Las siguientes eran de su fuga, indetectables, hasta las últimas imágenes en que ya estaban a bordo de una nave, con el cuerpo del general en una cámara congeladora.

—¡Dejarán su cuerpo en un puesto de avanzada, mi general!, ¡al sur de Ciudad Capital, mi general!

El general, dejó caer la pantalla, señaló al soldado a cargo de datos. Aunque el general no hizo un gesto muy elocuente, el soldado de inmediato puso en el holograma principal la red de noticias. Efectivamente, el bando enemigo difundía la noticia, y también de sus intentos de cazar a los responsables antes de que entreguen el cuerpo.

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⏰ Last updated: Sep 06, 2018 ⏰

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