El mundo era un lugar mejor desde que lo raro, era normal, donde lo paranormal, se convirtió en eventos concurrentes y se empezó aceptar lo existencia de aquello que carecía de lógica. Vivía en un mundo donde aquello ya era visualizado como dos mundos armonizados.
Pero era la extraña, podía observar el dolor que aun existía, despedirnos de aquello que aun se ama, el dolor de atormentar al enemigo, quedarte a ver algo que nunca se materializara que ya murió. Podemos vivir junto aquello que es de nosotros, pero dos mundos armonizados no bastaba para la unión.
Existía algo o alguien que odiaban ambos mundos, la muerte, el que nos obligaba a dejar este mundo para llevarnos a aquel, que solo podíamos ver, pero jamas poseer, a menos que uno pasara por el proceso. Era odiado, maltratado, y aunque muchos lo juzgaban por llevarse lo adorado, el llegaba en silencio, despacio, sin temor, llegaba, tomaba el alma, y la conducía hacia donde le tocaba renacer.
Una noche en mi observación en un plaza que quedaba a la avenida principal, el se percato de mi presencia, yo solo observaba su ardua labor, el no podía reconocer mi fiel admiración, ni imaginar que aquella chica de risos, blanca como la leche, y una sonrisa peculiar, quería expresar tal magnitud entendimiento, el solo desvió su mirada de mi, y prosiguió, vio como el niño de la banca, llegaba hasta el, el ofreció un juguete algo como un pequeño oso, el lo abrazo y le susurro algo, y enseguida un carro lo atropello, su cuerpo quedo en el pavimento, pero observe como el llevaba al niño entre sus brazos , y lucia feliz de llevarlo al otro mundo. Al mismo tiempo los gritos de sus padres pidiendo que aun no era tiempo.
Todos los presentes gritaban que el no tenia corazón, y yo solo baje mi mirada para llorar porque el era un buen espíritu con una tarea difícil. Deseaba cada momento verlo aunque el sentimiento egoísta era ver morir alguien de mi mundo. Deseaba con todo mi corazón, el sentimiento de amarlo, fue mucho hasta que una noche, era mi turno, lo presentía, era mi turno de partir. Baje del autobús, una calle oscura separaba mi casa de aquella parada, caminaba podía observar algunos espíritus y ángeles bailaban en el cielo, la luna no salio, y caminaba sentí como un frió, llenaba mi piel, el estaba cerca, pero no podía verlo, un hombre salio de la oscuridad me tomo del brazo, me grito, intento abusar de mi, pero escape intente correr, aunque me había resignado a morir, caí en la acera, el silencio se hizo, el hombre frente a mi, iba a dispararme, sabia que el llegaría, y en un instante todo se coloco negro, y no pude observar mas, el hombre del arma había muerto, pero yo no.
No entendí porque , y el aparecio, aquella túnica negra, alto, su rostro no lo podía observar y solo susurro "esta noche no, Melania", y desapareció, después de ese incidente, podía sentirlo, pero no verlo, iba a mi rutina, de ida y vuelta, escribía columnas en mis redes sobre que la muerte sentía piedad, amor y soledad, para todos eran historias ficticias, pero para mi era verdad.
Podía ver los años pasar pero nada me calmaba, ese amor, compasión de alguien que no podía hablarle, o creer que tendría corazón para corresponderme; pero sentía que mi vida carecía de sentido, porque sabia perfectamente que mi estadía se propuso. El permitió que viviera mas en este mundo que era mi mundo. Pero no sabia porque. Pero el día llegaría, y solo deseaba poder tener el valor de mirarlo y susurrar yo palabras.
Esta noche era mas rara que cualquier otra, me sentía cansada y agotada, y me desmaye en la sala de estar, vivía sola, no había nadie quien pudiera auxiliarme, los espíritus y ángeles, solo pueden observarte hablarte pero jamas tocarte, con la pocas fuerzas que sentía desperté, un ángel me observaba, y dijo:
" Muchos han de hablar de ti en mi mundo, pero solo con ver tu alma, entiendo la compasión de la muerte, por tan hermosa humana; pero el todopoderoso ya lo castigo lo suficiente, y tiene que llevarte a mi mundo, aunque no ha querido llevarte a el"
Sorprendida, intente levantarme y salir y aclamar por el, pero una luz, me cegó, podía sentir como mi alma y mi cuerpo se separaban y el Dios que todo lo había creado, me llevaba al nuevo mundo. sentí una calidez y unas ganas de llorar, quería expresar adiós, aun espíritu que no era de mi mundo, ni al que iba hacerlo esta vez. Pero Dios me dejo ver el rostro de un ser pálido lleno de cicatrices, unas manos esqueléticas, llorar cerca de mi cuerpo. Susurre .. "Gracias, la muerte nunca ha sido la culpa de la desgracia, es solo un ángel con poca gracia pero con el mayor amor".
Perdí la conciencia, Estuve en un lugar donde todo era blanco con una puerta de madera, me dio la curiosidad de cruzar, cruce por ella, había un jardín lleno de violetas y una mesa de madera, había una carta, la tome, y decía: Todo es importante.
" Yo no podía entender que un alma, podía amarme, no era una admiración religiosa, no era una invocación, ni un ritual, para desafiarme; era otra cosa, como una humana podía dedicarme un afecto, un cariño, una calidez, yo te observaba mi querida, podía verte cerca y lejos, sentirte, podía escuchar tus deseos de amor... Pero yo siendo la muerte que puedo darte, yo la muerte un ser que se lleva a los tuyos, yo la muerte, que ponía fin, y un inicio, yo la muerte que jamas podría tenerte. Se de tus sentimientos, pero nunca quise aceptar que la muerte se había adherido a tus sentimientos, mi querida Melania, verte vivir y amar me hizo lo suficiente fuerte para vivir una eternidad solo, entendí, que viva o muerta jamas serias para mi. Pero viva podía escuchar tus llantos, tus sonrisas y tus esperanzas, y ahora muerta solo puedo sentirte fría, pero feliz. Lamento haber interrumpido tu muerte, perdona el egoísmo de verte viva para mi... Perdóname por no llegar hasta ti, pero de algo estoy seguro, la muerte te amara hasta el fin... Perdona si te herido, pero lo que mas deseo es también renacer "
PD: El amor no es algo de lo que puedes escapar, es algo que esta, que es eterno, y a veces un poco difícil de negar.
Olimar Bravo