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Me costó un poco calmarlo, pero, lo conseguí. Prometió no decir quién le contó tal verdad, y espero que lo cumpla. Es tan iluso que no notó mi afán de ponerlo en contra de su maldito padre.

Me estuve un par de horas más con Ethan para después irme a casa; me imagino que Liam ha de estar imaginándose que estoy revolcándome con James o con David.

Entré en la casa y escuché a mi esposo y a mi hija reír, al parecer, en la terraza. Salí y sí... aquí están; acostados en el césped, mirando al cielo y carcajeándose de quién sabe qué. 
Me agaché depositando un besito en la frente de Joanna, y le saludé, ignorando por completo a Liam:
—Hola, mi amor. ¿Cómo estás hoy?

—Hola, estoy genial, ¿y tú? ¿Cómo estuvo el trabajo? —me preguntó, sentándose un poco.

—Estuvo bien, ya sabes... algo cansado, pero bien —le respondí, acariciando su mejilla con suavidad.

—Hola, yo también existo —dijo Liam, y Joanna puso sus ojos en blanco, esbozando una sonrisa burlona.

—Mañana iré a un programa de televisión —le conté a mi hija.

—¿Vas a seguir ignorándome, Katrina? —cuestionó ofendido.

—¿Sabes? Estaba pensando que tu perro debería de regresar a casa, Joanna. ¿Te gustaría? —curioseé y ella asintió emocionada —Bien, entonces ve a llamar a tu abuela y dile que ya vamos por él.

—¿¡De verdad!? —se emocionó —¡¡¡Muchas gracias, mamá!!! —Se levantó y entró a la casa, con la intención de llamar a su abuela.

Me dispuse a ponerme de pie, pero Liam me tomó del brazo y me hizo caer sobre el césped; se subió a horcajadas sobre mí sin dejarme reaccionar, y llevando mis brazos por encima de mi cabeza, murmuró con ironía:
—Ese carácter de mierda ya sé dominarlo.

—Déjame en paz. Estoy muy cabreada contigo todavía, es mejor que no hablemos. Quiero que saques tus cosas de mi habitación otra vez, todo va a cambiar de ahora en adelante —le aseguré sin despegar mi mirada de la suya.

—Cariño, ¿hasta cuándo me vas a tener así? Ya te pedí perdón, no sé qué más hacer.

Me liberé de su agarre y le empujé, pudiendo levantarme.
—Hasta que a mí se me dé la gana, Montekbull —le respondí, entrando a la casa.

—Mamá, los abuelos ahora no están en casa, pero, no hay problema, podemos ir mañana —me informó Joanna.

—Está bien, linda. Iremos mañana —le contesté.

—Escúchame Katrina, ¡tampoco soy tu perro faldero, ¿okey?! No voy a andar detrás de ti rogándote atención, suficientes años pasé así ya, ni uno más, ¿entendiste? —enervó Liam a mis espaldas, y ambas volteamos a mirarle.

—Mira guapo, te la pongo sencilla; si estás tan harto y te enoja que yo me moleste por tus actitudes de mocoso inmaduro, te informo que la puerta está abierta. Tal vez tu nueva amiguita, sea más cariñosa y se aguante todas tus pendejadas sin protestar, pero, ¿qué crees? ¡Yo no! —le dije, comenzando a emputarme.
¡Sigue reclamando todo, joder!

—¿¡Quieres qué me vaya!? ¡Genial, me largo! De seguro eso es lo que quieres, ¡¡¡por algo ese...

—¡¡¡Cállate!!! —le interrumpí en un grito (Joanna no sabe nada del asunto con Baylee) —¿Y sabes algo? La que se larga soy yo, total, esta casa es tuya. Ya no te soporto, eres un imbécil.

—¡¡¡Vete con él, si es lo qué quieres!!! —me gritó.

—¡¡¡Papá!!! —riñó Joanna.

Operación Katrina© || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora