Capítulo 8.

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La noticia del heredero del conde se había esparcido por todo el castillo antes de que el mismo Min Ho se hubiera enterado de eso, pero cuando Jung Soo le dijo que estaba embarazada, la mujer había mostrado una brillante sonrisa, como si estuviera tan feliz con aquello, lo que llegó de cierta manera a desconcertar a Min Ho, porque él no quería hijos, no con su esposa, aunque sabía que los rumores habían crecido muy rápido ya que ella no se embarazó de inmediato en cuanto se casaron.

—¿No estáis feliz por nuestro hijo? —preguntó ella.

Si hubiera sido sincero le habría dicho que no, que él no deseaba hijos con ella, sin embargo, sabía que no tenía permitido ese grado de franqueza con su esposa, no cuando un heredero era lo que se esperaba de ellos, incluso su padre le había preguntado la razón de que todavía no tuviera un hijo, pero él sólo se había refugiado bajo la excusa de que era muy pronto a pesar de llevar ya seis meses casado con ella.

Jung Soo lo había culpado a él por no embarazarse, ya que visitaba su alcoba más seguido, pero aquello no cambió que sus visitas fueran pocas, y no porque quisiera hacerlo, sino que era "su obligación" como esposo, aunque muchas veces la imagen mental de Taemin lo había acompañado, y de alguna manera lo hacía sentir culpable con él, porque cada noche que él decidía visitar a la condesa en su alcoba, enviaba al chico a la cabaña, ya que sentía que no podía ir a Jung Soo al saber que Taemin estaba cerca, en las habitaciones de la servidumbre.

—Por supuesto que lo estoy.

Por la mirada que su esposa le dedicó se dio cuenta que ella estaba esperando más de él, por lo que tuvo que obligarse a mover sus pies en dirección a la mujer y envolverla entre sus brazos, y cuando los brazos de ella se envolvieron a su alrededor se dio cuenta que era lo que había querido de él.

—Estoy tan feliz por nuestro hijo.

El sonido de algo cayendo y rompiéndose, hizo que Min Ho quisiera alejarse de su esposa, pero ella lo abrazó con más fuerza impidiéndole alejarse.

—Perdón, recogeré todo de inmediato.

Min Ho conocía aquella voz, queriendo girarse de inmediato, pero los brazos de su esposa no lo permitieron, aunque fue ella misma quien lo soltó primero, viendo con una sonrisa al joven que ahora estaba terminando de recoger la vajilla rota, y antes Jung Soo le hubiera gritado por sus acciones, lo que hacía creer al conde que se debía a la felicidad del bebé que no hubiera reaccionado de esa manera.

—Con permiso, traeré más té y terminaré de limpiar —dijo el chico haciendo una reverencia antes de retirarse.

—Taemin —Jung Soo habló firme, quizás esa era la primera vez que lo llamaba por su nombre —¿no nos felicitaras a Min Ho y a mí por el bebé?

La mirada de Taemin se cruzó con la del conde, fueron unos segundos en los que Min Ho creyó ver dolor en sus ojos, para verlo forjar una sonrisa en sus labios y se arrodilló en el suelo, haciendo una nueva reverencia mientras hablaba.

—Mi Señor, mi Señora, os felicito, y le deseo una larga vida a vuestro hijo.

Jung Soo no dijo nada, pero su rostro mostraba satisfacción cuando Taemin se levantó otra vez, disculpándose antes de salir, y vio el debate de Min Ho por seguirlo o quedarse, pero en ésta ocasión fue ella quien ganó, porque Min Ho se quedó a tomar el té, y esa noche volvió a visitar su alcoba, aunque no la tocó, durmió a su lado, por lo que la condesa estaba más que satisfecha.

***

Las lágrimas se deslizaron por las mejillas de Taemin mientras sentía los labios del conde sobre los suyos, y aquello sólo le dolía más, porque pensaba que el hombre iba a dejarlo, él sólo sería un sirviente más de esa casa, y quizás era egoísta, pero él no quería que lo que tenía con Min Ho se acabara, le dolía demasiado.

—¿Por qué lloráis? —inquirió Min Ho cuando se alejaron.

Sus dedos se deslizaron por las mejillas de Taemin, notando como éste intentaba evadir su mirada, y quisiera que el chico fuera sincero con él, que le dijera la razón de su llanto, aunque podía imaginarlo, por eso incluso lo había citado en la cabaña en lugar de verlo dentro del castillo, quería que su amante no se sintiera presionado por saber que Jung Soo estaba cerca.

—Estoy feliz mi Señor, vosotros vais a tener un hijo.

—¿Lloráis de felicidad?

—Sí.

Sin embargo, las lágrimas cayendo con más ahínco decían lo contrario, porque Mi Ho tampoco podía sentirse feliz, y él sabía que debería de estarlo, pero la noticia no lo emocionaba, porque no quería hijos, no con Jung Soo, pero al parecer era algo que no pudo evitar.

—No quiero a ese bebé —fue sincero.

—Mi Señor, no podéis decir eso, es vuestro hijo.

Taemin tenía el ceño un poco fruncido y sus lágrimas seguían cayendo de sus ojos, cuando las manos de Min Ho tomaron su rostro sin permitirle apartar la mirada, a pesar de que el chico no quería seguir viéndolo, no esa noche cuando sentía que lo que tenía iba a terminar.

—Quiero hijos, pero contigo.

La sorpresa en el rostro de Taemin no podía ser más grande y Min Ho quiso reír al verlo de esa manera, sin embargo, sentía que les quitaba seriedad a sus palabras, y no quería que el chico creyera que las dijo sólo porque era algo que a él le gustaría escuchar.

—Mi Señor —susurró —yo... no sé si... si pueda concebir, y vuestro hijo ya está en el vientre de vuestra esposa.

Min Ho no expresó con palabras que él sí creía que podía concebir, porque todo en Taemin gritaba que sí podría hacerlo, pero el chico tenía razón en tener sus dudas, porque a pesar de todo el tiempo que llevaba como amantes nunca había estado embarazado, sin embargo el conde creía que se debía a que el cuerpo del chico debía de prepararse para poder portar una vida, después de todo hasta en las mujeres sucedía que unas estaban preparadas antes que otras para portar una vida en su vientre, aunque muchas otras no tenían la capacidad.

—Taemin, un año después de que mi hijo nazca, voy a tomarte como mi concubino y llevaréis mis hijos en vuestro vientre.

Un año que representaba el tiempo que la ley le permitía que tomara un concubino, aunque si Jung Soo no estuviera embarazada ahora, él podría hacerlo dentro de seis meses más, sólo necesitaba un año para saber si su esposa era "defectuosa" por no poder darle un heredero, y podía tomar a una o un concubino, pero ahora debía de esperar a que su hijo naciera y cumpliera un año hasta que pudiera hacerlo, sólo esperaba que Taemin pudiera esperar todo ese tiempo.

—¿Me esperarás? ¿verdad?

Los ojos de Taemin lo miraron con un brillo que había reemplazado a toda la tristeza que Min Ho vio en un principio, y la sonrisa que apareció en sus labios antes de que estos se unieran a los suyos decía que era así, que Taemin estaría dispuesto a esperarlo todo el tiempo que él estaba pidiendo.

Prometo amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora