❛ O1 ❜

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—YES, PENGUIN SUITS YOU!

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Las nevadas han estado reinando últimamente, ya que ahora mismo nos encontrábamos en pleno invierno. Siempre que llega el esperado fin de semana, salía a divertirme con unos amigos en un parque con la nieve. Solía ir con Jisung, Felix y Jeongin; todos nosotros vivíamos cerca, los demás residían a la otra punta de la ciudad. 

Mandé un mensaje de texto preguntando quién saldría hoy, Felix había enfermado y Jeongin debía terminar un informe para el lunes, debido a eso, con Jisung decidimos salir únicamente ambos.

Tomé una chaqueta de invierno, la cual me llegaba hasta abajo de las rodillas, una bufanda, guantes y las llaves de mi casa, aquellas tenían un llavero de pingüino azúl. Despedí a mi madre, quién estaba viendo su drama favorito, para después salir de mi hogar e ir al parque —que seguramente, debería estar empapado de nieve—.

Caminaba a paso lento, con mis manos en los bolsillos debido a las bajas temperaturas. Siempre que pasaba por estos caminos, me gustaba apreciar los árboles. Estaban llenos de nieve, deseando que la primavera llegara pronto, para que reviviera sus hojas.

Cada paso que tomaba, me daba más nostalgia que el otro. He caminado por estos espacios prácticamente toda mi vida, al igual que desde que tengo memoria, he sido amigo de esos tres. Corríamos por todas estas calles, disfrutando nuestra feliz infancia. Ahora sólo vivimos llenos de estrés gracias a los estudios.

Llegué a mi destino, observando a un chico rubio, quién leía datos curiosos de pingüinos en su celular, mientras estaba sentado en una banca debajo de un árbol. Evidentemente, era mi amigo.

—¿Por qué no adoptas algún pingüino? Quizás sobreviviría dos días gracias a tus cuidados —le pregunté con una sonrisa, sentándome a su lado.

—No sea malo, hyung —formó un pequeño puchero con sus labios–. Sabe que no puedo adoptar uno por más que quiera —dijo algo desmotivado, bloqueando su aparato electrónico. A este realmente le gustaban aquellos animales.

—Como sea —junté mis manos, formando un aplauso–, ¿Qué quieres hacer? –pregunté mirando su cara. Tenía la nariz roja debido al frío.

—Traje una zanahoria por si acaso, así que podríamos crear a un amigo de nieve —ofreció, no parecía mala idea.

—¿Amigo de nieve? —reí suavemente, me pareció algo tierno– Bueno, parece buena idea —acepté, parándome de la banca y dirigiéndome a un espacio donde podríamos formar uno de esos «Amigos». Me dificultaba el caminar gracias al frío y la chaqueta.

Al moverme, escuché la risa de mi «Amigo de carne y hueso».

—¿Por qué te estás riendo? —pregunté, volteándome y mirándolo con cara de confusión.

—Su manera de caminar es graciosa, hyung —negué con la cabeza y seguí mi recorrido.

Me apoyé con las rodillas en el suelo nevado, al igual que Jisung y comenzamos a darle forma a nuestra creación, sería de tres niveles, tendría una nariz de zanahoria, brazos de ramas y una cara formada por rayas hechas por las ramas —no se nos ocurrió nada más realmente—.

Ví al más menor, al parecer estaba concentrado pensando en algo. Quería preguntarle en qué, pero no quería sacarlo de sus no tan profundos pensamientos.

Habíamos avanzado bastante, aunque es verdad que llevábamos un largo tiempo ahí. Observé el cielo, viendo como las nubes decían que se quedarían ahí por un largo tiempo, dándole cero oportunidades al sol para poder iluminar. Luego de mi observación, llegué a la conclusión de que realmente me fijo en cualquier cosa.

Finalmente, terminamos nuestra creación, «¡Tiene vida!» quería gritar, pero realmente no era así, por eso, me resistí.

—Siento que le falta algo... —mencionó, sacándose su bufanda y poniéndosela al muñeco. Sacó una foto y volvió a ponersela, realmente no iba a dejarla ahí por siempre.

—Ah, está helada —se quejó de su accesorio.

—Evidentemente, la pusiste en contacto con la nieve, no iba a estar caliente —mencioné, haciendo que formara otro pequeño puchero, ¿Qué tenía con ellos?

Decidimos que deberíamos volver a casa, al fin y al cabo, era domingo y no podíamos quedarnos hasta las tantas si no queríamos parecer zombies al día siguiente.

—El otro día compré un llavero de pingüino muy bonito —comentó, sacando las llaves de sus bolsillos con aquel nuevo objeto—. Es muy tierno, tiene una flor en su cabeza —señaló con su dedo, sonriendo.

—Creo que tengo uno parecido —dije, sacando exactamente el mismo pingüino, pero sin una flor como el de él.

—¡Combinamos, hyung! —exclamó bastante alegre. Me pregunto porque le habrá hecho tanta ilusión. Tan solo sonreí, guardando otra vez mis llaves, pero el más menor se quedó viéndolas otro rato.

—¡Espera! —se detuvo, pareciendo como si tuviera la respuesta a la vida— Ya sé a qué se parece tu caminar, ¡A un pingüino! —confesó, bastante feliz por haber encontrado la respuesta a su pregunta.

—¿Realmente estuviste comiéndote la cabeza en eso todo este tiempo? —pregunté impresionado, aunque no me hizo mucho caso.

—¿Puedo llamarlo «pingüino hyung» desde ahora? —cuestionó, mirándome con unos ojos de súplica. Respondí un directo y duro «No».

—Bueno, al menos lo agendaré de esa manera —declaró guardando las llaves y seguimos caminando hacia a nuestros hogares.

Al llegar nos despedimos y entramos a nuestras respectivas casas, saludé a mi madre y subí hacia mí habitación. Me quité la chaqueta, los guantes y la bufanda, para después tirarme en la cama, observando una vez más el llavero.

¿No le molestaría si le llamara ardilla?

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❛ーPENGUIN ↝ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora