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—¡Quedan cuatro días! —grita Abby en cuanto me ve entrar por la puerta del instituto

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—¡Quedan cuatro días! —grita Abby en cuanto me ve entrar por la puerta del instituto.

Desde que ocurrió el encontronazo con Wade y Jude, decidí no ir con ellos en su coche. Por eso y porque este último me había besado y luego rechazado de la manera más patética y no me apetecía tener que verle. Ir en bici me ayuda a aclarar las ideas y, ya de paso, a hacer algo de ejercicio.

—Pareces más ilusionada que yo —contesto riendo y ella corre a abrazarme.

—¿Te encuentras bien? ¿No has tomado ninguna sustancia dañina para tu cerebro? —añado divertida al verla tan emocionada.

—Yo también he quedado con alguien.

—¿Qué? ¿Con quién? ¿Cómo no me lo habías contado? ¿Es con esa chica de la que me hablaste? —pregunto intrigada.

Ella asiente.

—Quiere que nos veamos en la feria. ¡En cuatro días!

Ah, ya lo entiendo todo. Me río y ella me vuelve a abrazar.

—Vaya, ¿qué tendrá esa feria?

—¿Crees que es algo místico? —contesta bromeando y las dos nos reímos.

Mientras caminamos por el pasillo, nos cruzamos con Wade. Desde que vino a casa, decidí no ignorarle más. No voy a pasar página si me escondo. Aunque ser valiente es una mierda, es necesario. Sin embargo, todavía me resisto a mirarle. Eso sí, voy con la cabeza bien alta. Aun así, todavía me duele. Me había costado tanto admitir que me gustaba y ahora que lo he hecho es difícil dejar de sentirlo.

—¿Has pensado en lo que te pondrás? —escucho decir a Abby, pero esto tan enfrascada en mis pensamientos que no reacciono—. ¡Marnie!

Me dio un empujón y me detengo. Estamos frente a nuestras taquillas.

—No, no lo he pensado.

Ella resopla y empieza a sacar pinceles y lienzos para su clase de arte. Le encanta el dibujo y todo lo que tenga que ver con el arte aunque no sabría decir si le gusta más eso o tocar el violín. Tengo el móvil repleto de audios de sus canciones.

—Yo me voy a poner el vestido azul, que ya hace un calor horrible.

—Ahá —contesto perdida de nuevo, aunque esta vez no es en mis pensamientos, sino en la persona que viene por el pasillo.

—Joder, Marnie, hoy no se puede hablar contigo —añade mi amiga y cierra su taquilla con fuerza. Sigue mi mirada y me da un pequeño empujón con el hombro—. Ve a hablar con él.

Es Owen.

—¿Ahora?

—Sí ahora, venga que se va a meter en clase.

—¿Y qué le digo? —respondo nerviosa.

Justo cuando él va a pasar junto a nosotras, me da otro empujón, esta vez más fuerte, y no puedo evitar pararme frente a él.

Conquistando al chico de mis sueños © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora