weird ; しか ☁️ kookmin O.S

私あなたが好

「N/A

feliz segundo mesiversario, vv.
aviso ahora mismo que esto es
algo largo :(
perdón si quedó todo enredado
y más raro que jimincito,
pero espero que haya logrado
entenderse, no es que haya
seguido un tiempo en concreto,
son situaciones de un día cualquiera
a un mes cualquiera¿
ALO19DAYS.
ah, cualquier parecido con la
realidad, es pura coincidencia¿」

「☁️ ; bo__ss 」

╭────────╯ °✧° ╰────────╮
one day

Jungkook no era un chico raro, sus días en sí no eran raros, sus amigos no eran raros—a excepción de Hoseok—, su vida no era rara y no se quejaba, estaba acostumbrado a la monotonía.

A las 9:30 am, Jungkook desayunaba tranquilamente unas fresas que su madre le había comprado. Había faltado a clases solo porque sí, no es que fuera un chico rebelde, de hecho, era el mejor de su clase sin siquiera intentarlo, y por esa razón, sus padres lo consentían demasiado, a tal punto en que le regalaron un buen y ostentoso departamento en el mejor sector de Seúl para su cumpleaños número diecisiete. ¿Qué adolescente tenía su propio departamento en Hannam The Hill? Claro, sólo Jeon Jungkook. La mayor parte del día la pasaba con sus amigos que se auto-invitaban, o con sus padres que constantemente iban a visitarlo, pero ese día estaba solo y no podía pedir más, era suficiente para él, le gustaba sentir la paz en cada rincón, todo iba perfecto y normal, su cuerpo se sentía liviano, sin estrés, sin presión, otra vez; nada nuevo le esperaba. Hasta que fue interrumpido por un incesante timbre en la puerta principal que lo sobresaltó y puso en alerta.

Desde el momento en que abrió la puerta, sólo recuerda haber visto a su hermano mayor que murmuró algo como "Jungkook, cuida a tu sobrino y no lo intentes matar" y a su sobrino chillando en un falso tono inocente "¡Tío Jungkookie, te extrañé!" Y su hermano se largó de ahí sin dar otras explicaciones, dejando a un pobre adolescente a cargo de un endemoniado niño que apenas vio cómo su padre se iba, pateó a Jungkook y entró corriendo al departamento. Estaba indignado, tampoco era algo nuevo y raro que se quedara con su sobrino, pero ¿por qué justo tuvo que ser en su día libre? La tortura duró aproximadamente cinco horas, cinco horas entre golpes, berrinches y desorden, cinco malditas horas en las que Jeon consideró seriamente en lanzarse desde lo más alto del edificio, o lanzar al niño. Tenía paciencia de oro pero ese niño lo ponía de los nervios, aun así lo quería, después de todo era su familia.

"No, eso no se come."

"No, no miraré una maratón de Disney contigo."

"No, no puedes lanzarte de ahí."

"No, no hay chocolate para ti."

"No, no puedes matarme."

"No, no puedes jugar Resident Evil."

"No, no entres a mi habitación."

Bueno, quizás no era el tío más simpático del mundo, pero fue benevolente al no dejarlo fuera del departamento.

— Finalmente... —Suspiró, lanzándose al sofá y cerrando sus ojos. Su hermano había llegado para llevarse a mini Satán y Jungkook pudo descansar. Olvidándose del golpe que su sobrino le dejó en la mejilla. — Just me, myself and—

Y fue interrumpido por un sonido ensordecedor que resonó por todo el piso, si es que no sonó por todo el sector, fue algo repentino, y raro, el instinto de Jungkook le golpeó en toda la cara, gritándole "¡Ve a ver qué pasó, estúpido! Alguien puede necesitar tu ayuda." E ignorando el pitido que sentía en lo profundo de sus oídos decidió hacerle caso a su mente, sin parar a pensar en qué o por qué explotó algo en un lugar tan prestigioso.