Magister

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Antecedentes de la situación:

Ms Mendeleiev monta en cólera tras darse cuenta que a sus alumnos les cuesta mantener la atención en su clase, y tanto Adrien como Marinette --cansados tras varios ataques seguidos protagonizados por distintos akumas-- bostezan y parecen a punto de quedarse dormidos. Cuando la profesora la emprende a gritos con la chica, Adrien la defiende y el resto de la clase lo respalda. Enfurecida, Ms Mendeleiev acude a presentar sus protestas ante el sr. Damocles, el director. Sin embargo, la respuesta de este, que intenta sugerirle con diplomacia que quizás debería esforzarse en plantear sus clases de manera más amena en vez de apoyarla sin reservas en el castigo ejemplar que pretendía imponer, termina por sacarla de quicio. Y Lepidóptero aprovecha la ocasión...

Cuando le ofrece el poder de convertir a los muchachos en los alumnos perfectos y obedientes que siempre soñó, dispuestos a cumplir todas sus órdenes, Ms. Mendeleiev se transforma en Magister. Así, utiliza su influencia para que la clase trate de atrapar a Ladybug y Chat Noir y arrebatarles sus prodigios. Harta de escabullirse tratando de no dañar a sus amigos, Ladybug utiliza su Lucky Charm, que le sugiere, por medio de un dibujo del Búho negro, que acuda al sr. Damocles. Efectivamente: los "alumnos perfectos" obedecen al director incluso cuando sus órdenes contradicen las de la profesora, y el akuma pronto es liberado del mal.

--¡Bien hecho! --ambos superhéroes chocan los puños. 
--Bueno, ha sido fácil esta vez --ríe Chat Noir.
--Vaya, es hora de irme ya --Ladybug señala sus pendientes, que han empezado a parpadear--. ¿Te ocupas tú de ellos, gatito?
--Claro, Milady --contesta él, haciendo una reverencia.

Marinette llega a su balcón justo a tiempo para destransformarse.

--¡Ay, Tikki! ¿Lo has visto? ¡Adrien me ha defendido delante de la profesora! --suspiró, encantada. 
La pequeña kuami sonríe, pero cuando se dispone a contestar un movimiento en los alrededores la obliga a esconderse apresuradamente. Cuando Marinette se gira, alarmada por su expresión, ve que Chat está a punto de aterrizar sobre la barandilla.
--Emmmm... Hola, Marinette. Espero no haberte asustado.
--¡Oh, Hola, Chat! ¿Ha pasado ya el peligro?
--Sí, tranquila, todo está en orden. ¿Tú estás bien? Te busqué el el colegio, pero ya me dijo Alya que habrías venido hasta tu casa para tranquilizar a tus padres. Se preocupan mucho por ti, ¿verdad?
--Bueno, sí... --Marinette se encogió de hombros--. Lo normal, supongo.
--Sí, eh... supongo.
A Marinette le pareció ver un destello de nostalgia en los ojos de Chat que no supo cómo interpretar, y decidió cambiar de tema.
--Entonces, ¿os ha puesto Magister en aprietos? Ms Mendeleiev puede ser una auténtica fiera en su estado normal, así que imagínate demonizada... 
--Bueno, no te creas: Ladybug ha estado extraordinaria. Ni siquiera he tenido que usar mi cataclismo... Así que tenemos un rato para charlar... si te apetece, claro.
--Me parece bien --asintió ella, observándolo expectante.
Chat se acomodó en la barandilla y reprimió un suspiro.
--La última vez que nos vimos, ambos teníamos el corazón roto...
--Es cierto --afirmó ella con tristeza, sin saber muy bien cómo afrontar esa conversación--. Dime, al final, ¿pudiste enseñar tu sorpresa a Ladybug?
--Yo... sí.
--Y... ¿le gustó?
--Supongo que sí, Pero lo cierto es que... me dijo que ella... que hay otro chico.
--Oh, lo siento mucho, Chat. Aunque, si lo piensas, en realidad.. eso tiene un lado positivo, ¿no crees? --él la miró enarcando las cejas, y ella, algo nerviosa, trató de explicarse mejor--. Me refiero a que si ha querido ser sincera contigo es porque realmente le importas, porque valora mucho la amistad que os une. Sería peor que no te hubiera dicho la verdad, ¿no crees? 
Él la observó un instante, sopesando sus argumentos.
--Tienes razón, Marinette. Ojalá ella sintiera por mí la mitad de lo que siento yo por ella. Pero, mientras espero a que esto ocurra, su amistad es muy preciada para mí.
--A pesar de todo, ¿sigues enamorado de ella?
--Creo que lo estaré siempre. Ella es... la chica de mis sueños. A su lado, me siento capaz de todo. Es... perfecta. Incluso cuando no se ríe de mis chistes --bromeó, aunque parecía realmente emocionado.
--Es bonito oírte hablar de ella de esa manera. Creo que le sorprendería escucharte. Tú siempre estás bromeando, flirteas con todas las chicas... no creo que Ladybug supiera que realmente sientes algo por ella. Al menos, no hasta ese día.
--Un momento, ¡yo no flirteo con todas las chicas!
--¿No? --Marinette rio, apuntándolo con el dedo--. Pues bueno, cuando nos conocimos presumías bastante, ¿sabes? Con todas aquellas posturitas... --lo imitó, burlona.
--Ejem, vale --reconoció él--: quería causarte una buena impresión. Pero no lo hago con tooodas las chicas --se acercó, ensayando una mirada seductora--; solo con las que son preciosas, y tienen el pelo tan oscuro como la noche, y los ojos del azul del cielo --la miró de cerca, escrutador--, y... ¡Oye! No me había dado cuenta de lo mucho que os parecéis --se acercó todavía más, mientras ella retrocedía, incómoda-- ¿No serás TÚ Ladybug?
--¿Eh? ¿Yo? Pero ¡qué dices! ¡Si no me parezco en nada a ella! Ladybug es fuerte, y valiente, y siempre sabe cómo actuar. Y yo... solo soy una chica normal, tímida, y algo torpe. --Se encogió de hombros y trató de poner su expresión más inocente.
--Es verdad que no os parecéis tanto. Pero... yo creo que tú eres una chica muy dulce, Marinette. Por cierto, ¿cómo está tu corazón? Espero que hayas tenido más suerte que yo con el chico que te gusta.
--Bueno... --Marinette agradeció el cambio de tema--. Somos amigos. Pero realmente es muy difícil que un chico como él se fije en mí, ya sabes, de esa manera. Además, cuando está cerca me pongo muy nerviosa, empiezo a tartamudear, no me salen las palabras... en fin, un desastre.
--¿Puedo saber quién es él? --se interesó Chat.
--¡Nooo! me da mucha vergüenza decírtelo.
 --Veeeenga... Yo te he contado mi secreto.
--¡No insistas, Chat Noir! Además, no creo que lo conozcas, gatito curioso.
--Estaba pensando... Marinette, es muy agradable hablar contigo. Quizás... si te pones tan nerviosa como me cuentas, es posible que ese chico tampoco haya tenido la oportunidad de conocerte tal y como eres. Si te oyera hablar así, como yo ahora... estoy seguro de que se enamoraría de ti.
Los ojos de Marinette brillaron, y una sonrisa enternecida asomó a su rostro.
--Oh, gracias, Chat...
Un ruido procedente del interior de la vivienda los sobresaltó.
--¡Marinette! --se oyó gritar.
--¡Sí, mamá, ya voy! --gritó ella en respuesta--. Tengo que irme.
--Claro, no quiero causarte problemas. Que pases buena tarde, Marinette. Nos vemos mañana.
--¿Mañana? --Marinette sonrió--. ¡Espero no volver a estar cerca cuando demonicen a alguien!
--Oh, es verdad, no sé cuándo volveremos a vernos --corrigió él, colocando la mano tras su nuca--. Pero no me importaría que fuera pronto.
--A mí también me ha gustado hablar contigo --reconoció ella--. Adiós, gatito.
--Adiós, Marinette.

Ya en casa de Adrien...

--Pero, ¿qué demonios ha sido esto, chico?
--¡No lo sé, Plagg! Realmente he sentido... ¿Y si fuera ella? ¿Y si Marinette fuera Milady? Yo también cambio mucho cuando llevo este traje. Tú lo sabes, Plagg, ¿me lo dirás? --rogó.
--Ya sabes que no puedo decirte nada. Mis labios están sellados. ¡Ni por todo el Camembert del mundo confesaré!
--Oh, Plagg, lo sé. Pero es que sería... ¡fantástico! tenerla tan cerca.
--Lo que sí te puedo decir es que creo que a esa chica le gustas. Es decir, que Adrien le gusta.
--¿Tú crees?
Plagg puso los ojos en blanco.
--Por favor, chico, si tiene la pared de su habitación completamente llena de fotografías tuyas...
--Aunque ella dijo... pero es verdad que suele ponerse nerviosa cuando hablamos --reconoció él, sintiéndose enrojecer.
--Si te gusta Marinette (y creo que sí) deberías invitarla a salir. Así te quitas un poco de la cabeza tu amor por Ladybug y te concentras en lo importante, como darme de comer.
--Ja, ja, Plagg. Puede que escuche tu consejo.

(Continuará)...

Tu dulzura en su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora