Prólogo

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Era de noche, por la madrugada ya no había nadie por ahí excepto él mismo y algunos que hacían el turno de noche; miraba con aburrimiento los últimos informes, nunca pasaba algo interesante en esa ciudad, recordaba que hubo una vez en el que participó en un tiroteo y logró rescatar a sus compañeros de una explosión que había provocado una mafia.

Pero eso había ocurrido cuando había comenzado a trabajar, le había tomado por desprevenido pero menos mal que sabía como comportarse en ese tipo de situaciones. Cerró su laptop de golpe y miró la hora en el móvil, ya era hora de irse a su casa, se levantó y recogió sus cosas, entre ellas su abrigo, su arma, su pen-drive y su laptop; a él le habían otorgado toda la información sobre el país, ¿la razón? Bueno, su esfuerzo había dado sus frutos como para que su jefe le de aquello.

Salió al pasillo tras haber cerrado su despacho con llave, siguió caminando hasta que se encontró con la salida y con los guardas; se despidió de ellos cuando terminaron de chequearle las cosas, caminó de vuelta a su casa con la vista siempre al frente y los sentidos alerta, últimamente se había sentido observado y eso no era bueno, recordaba la última vez cuando se había sentido así y digamos que por haberlo ignorado perdió a su amada, Elyssa, ella fue su luz en la oscuridad, gracias a ella estaba en donde estaba; la conoció hace mucho, cuando apenas fue un novato en la policía y cuando los médicos le diagnosticaron de cáncer ocular, se había emborrachado en el bar que había más cerca del hospital y no había salido hasta que dieron las tres de la madrugada, de camino a su departamento se había dormido y entonces cuando despertó, la vio a ella.

-¿Eres un ángel? -Preguntó abrumado, recordaba que la primera vez que la vio había creído que no era de este mundo.- ¿Ya me he muerto?

-¿Qué? No, aún sigues vivo. -Recordaba su risa, era perfecta, aunque muchos digan que se reía como una foca para él era simplemente perfecta. Dio una risa. - He visto que te has caído y he venido ayudarte.

Elyssa le había ayudado a levantarse y a seguir su camino a casa.

-¿Segura que no eres un ángel? Eres demasiado buena como para ser cierto.-Balbuceó aún borracho mientras se tambaleaba. -Pero no pienses de que estés buena de buena si no que me refiero a...
¿De qué estábamos hablando?

Volvió a escuchar su risa y desde aquel entonces, había descubierto de que ella también era policía, trabajaban cuando podían juntos y para cuando ya se habían dado cuenta, se habían casado, recordaba que gracias a los enormes esfuerzos de ella había conseguido volver a ver, ella había gastado todo su ahorro en la cirugía para el implante del visor que ahora poseía. Habían comprado una casa cerca de la estación de policía y aunque era pequeña, pronto se volvió cómoda y perfecta para ellos dos.

Pero todo rastro de felicidad se fue cuando ocurrió ese incidente, ese mismo día habían decidido formar una familia pero para cuando ya estaban a punto de comenzar habían escuchado como alguien rompía una ventana, ambos habían tomado sus pistolas al mismo tiempo logrando que rieran levemente pero volvieron a lo que estaban, salieron de su cuarto y fueron al lugar donde se ocasionó el ruido, siempre había pensado que Elyssa había ido detrás suya.

-No hay nadie. -Murmuró cuando llegó a la ventana rota, no habían escuchado a alguien caminar y los cristales que estaban esparcidos por el suelo no dejaban rastro. -A lo mejor simplemente fueron unos idiotas que se les ocurrió hacerlo para molestar.

Guardó la pistola en su carcaz y se volvió hacia su pareja pero al hacerlo no se la encontró.

-¿Elyssa? -Preguntó confundido.

Un disparo resonó en toda la casa y algo pesado caer al suelo.

-¡Elyssa!

Corrió hacia donde se produjo el disparo, al asomarse por el salón vio a su amada tirada en el suelo; se agachó junto a ella mientras murmuraba "no" de forma repetitiva, tomó con cuidado su cabeza y la apoyó sobre sus rodillas.

-Tranquila, voy... A llamar a la ambulancia... -Las lágrimas querían salir y el nudo en su garganta no le permitía hablar. Miró donde fue herida y se sacó su chaqueta negra para luego arrugarla y presionarla sobre la herida. -Tienes que apretar...

-Tom... -Elyssa tosió y la sangre mancho el rostro de su amado.

-No... No hables... Debes de presionar... -Cogió su mano e hizo que la presionara.

-Tom... No puedo... -Dijo con esfuerzo la chica.

-Shhh ya... Llamaré la ambulancia...

Tom dejó con cuidado la cabeza encima de un cojín del sofá y se levantó hacia el teléfono que había encima de la encimera que daba a la cocina.

-Tom... No creo que lleguen... -Volvió a toser.- A tiempo...

-No digas eso... -Comenzó a llamar a la ambulancia mientras se arrodillaba junto a ella.- Debemos formar aún una familia...

-Tom...-Tosió esta vez más fuerte y con una mano obligó al nombrado mirarla.- Debes... Debes saber algo...

-Guarda las fuerzas para la herida... -Marcó el número de forma rápida y los pitidos comenzaron a sonar.

-Cuando... Cuando me fui del país por la misión... Te dije que era confidencial... Pero ahora creo que debes saberlo...

Tom miró a Elyssa a los ojos y se mordió el labio inferior para no llorar, lo pitidos aún resonaban en el móvil. Cogio la mano de su amada de forma temblorosa y con el pulgar la acarició.

-La misión... Era de infiltración... Tom... Una guerra se acerca... -Miró a su pareja de forma suplicante.- Por favor... Sobrevive... Y cuando acabe... Se feliz.... El rojo no puede con el...

Dio un suspiro y cerró los ojos, su mano dejó de agarrar la suya y Tom estalló en llanto. Pudo escuchar como alguien contestaba la llamada que había hecho segundos antes, gritó enojado mientras las lágrimas escurrían por su rostro y estropeaban los visores, tiró el aparato electrónico al respaldo del sofá y siguió llorando al lado de su pareja que ahora estaba muerta.

A los minutos se había calmado y había vuelto a llamar a la ambulancia ya que habían colgado pensando que era un tipo de broma, el funeral se había celebrado días después de aquel suceso y ese fue el último día en el que mantuvo contacto con Edd y Matt; después ya no les habló, ni siquiera por teléfono.

Ya hora se encontraba ahí, años después aún recordando a la perfección aquel horrible recuerdo, dio un suspiro para después cerrar la puerta detrás suya. Sacó su móvil y miró sus contactos, o bueno, el único que poseía que era de su jefe; había decidido borrar todos los números que tenía guardado para olvidar, en ese entonces le había vuelto la depresión y fue un intento de consuelo pero hoy en día se arrepentía de esa acción ya que no era muy bueno recordando números. Caminó hasta su cuarto y se echó ahí dispuesto a dormir durante las tres horas que le quedaban antes de comenzar a trabajar.

[ONE] //EddsworldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora