The train.

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Como todas las mañanas,  me encontraba en la estación de trenes para ir a una aburrida cita con el psicólogo.  No es que tenga un problema de autoestima u otras cosas. Gracias a un trauma que tuve de pequeña he quedado muda. Y como si a Dios no le bastara con eso, me han descubierto un cáncer que no es muy normal, a los diecisiete de edad.

Cuando tienes veinte años y en toda tu vida escolar te han molestado por 'no hablar' te deja como cierto rencor. Rencor que no sabes como sacarlo.

A los catorce me enseñaron el lenguaje de señas. No se  específicamente porque mis padres se empeñaron a que sepa el idioma. Con el simple hecho de levantar la mano y hacer una letra se burlan de ti o  intentan de hacer lo posible para que te sientas cómoda en el lugar como si fueras la reina de Holanda. En fin esta forma de comunicación es...

-Oye, fijate por donde caminas idiota. - Me grito un  chico de la misma edad que yo, o menos.  Hice lo que cualquier persona haría, levantarle el dedo corazón.

Creo que aquel idiota me ha chocado. ¿Por qué lo se? Me encuentro en el frío suelo de la estación más grande de Londres. Veo una mano frente a mi cara, la veo con detalle. Puedo ver como un tatuaje de un ave se ve en el lado izquierdo del dorso de su mano, mano derecha.  Eso quiere decir que es derecho. Tome aquella mano de , creo yo, un chico lleno de tatuajes.  Y no me equivocaba, o si. Con tanto abrigo no se puede distinguir siquiera si es una mujer en el cuerpo de un hombre. Ok, no creo que eso sea real.

Estaba apunto de alzar mi mano para agradecerle pero la voz del los  parlantes me  llamo la atención.  Mi tren se va en unos cinco minutos.  Me apresuro en entrar al medio de transporte dejando, probablemente confundido, a aquel chico de cabellos negros y ojos color café.

El tren que siempre tomo para ir al psicólogo nunca esta lleno. Sera porque, ademas de todas la paradas que hace, es muy lento, en comparacion con el otro. El otro siempre va lleno. En aquel tren son menos paradas, pero tiene la parada en la que casi todo el mundo baja,  la del centro de Londres. En el tren que tomo tiene esa parada, y muchas más a las que las personas no les interesa. Una de esas paradas, 'inútiles', es donde me bajo yo.

Me adentro en uno de los vagones lleno de graffitis y busco un asiento. Que encuentres que todos tienen pasajeros sobre ellos es difícil al igual que en el otro tren encontrar uno vacío.  

Generalmente traigo algun libro para leer en el transcurso del viaje. Pero, desgraciadamente,  me lo he dejado en mi hogar.

Tengo un teléfono móvil, como muchos llamarían 'un ladrillo'. Si es aquel móvil verde y negro que tiene el juego de la vivorita y que tienes que ser Chuck Norris para que en aquel aparatejo recibas un whatsapp. Pero ese aparatejo me sirve para lo unico que necesito, mensajes. No entiendo como la gente tiene un intento de tablet en la oreja. Lo bueno de mi mudez es que no gasto tanto en llamadas, por que seria ilógico.

Por varias razones se podria decir que tengo ese 'ladrillo'.

•Solo me sirve para mensajes.

•El móvil no me controla, yo lo controlo.

•TIENE BATERÍA INFINITA ¡JODER! ¿Qué móvil hoy en dia tiene bateria infinita?

Es como si fuera un antepasado de los móviles de hoy en día.  Como un bisabuelo o un dinosaurio. 

Siento una mirada penetrante sobre mi. Levanto la cabeza a donde sea que provenga la mirada. Me encuentro con el chico que me ha ayudado a levantarme del suelo. Ahora que lo veo bien, no esta nada mal. Nunca lo he visto tomar este tren. Y lo digo por que se quien viene a este lento tren.

The train |One Shot Zayn Malik|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora