La bóveda de Hielo

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Bill miraba a su hija, quien le miraba un poco acusatoria, como si él le estuviese mintiendo. Bill sólo sonreía.

- Cómo te decía, Vic- habló Bill- estábamos a punto de entrar a la bóveda maldita... Que por tu bien, no te diré donde está ni como puedes llegar a él...

Victoire le miró frunciendo el ceño.

- ¿Me estás mintiendo?- preguntó ella, mirándole acusatoria

- No, pero no te diré, por tu seguridad y la de los demás- sonrió Bill- Continuando:

Lena ya me había dado la ubicación así que la esperé ahí. Aunque, ahora que lo pienso, hubiese estado más agradecido de que me hubiese avisado de ponerme algo más abrigado.

Cuando Lena llegó, sólo tenía el uniforme puesto por lo que se me hizo algo extraño.

- ¿Estás listo para esto, Bill?- preguntó Lena

- ¿Listo? Estoy emocionado.- le dije sonriendo sin parar- finalmente puede dejar de hablar de convertirme en un rompe maldiciones para actuar como uno.

- Necesitamos subir las escaleras y correr lo más rápido que podamos- dijo Lena - o el hielo maldito podría comenzar a afectarnos

- Vale- le respondí- sólo quedare detrás de mi para que sepa que estarás bien

- Por favor, se cuidadoso, Bill- me pidió- Nunca has visto algo como esto antes

- No te preocupes, Lena- le dije con una sonrisa un tanto altanera- la bóveda maldita tampoco ha visto a alguien como yo...

Me hubiese gustado mantener mi palabra pero la verdad no fue así. Cuando llegamos había una inmensa muralla de hielo boqueando nuestro camino.

- Es increíble- le dije a Lena

- Parece que este lugar tiene magia muy avanzada. Me gustaría saber quién creo las bóvedas malditas y por qué- me dijo ella

- No estabas bromeando con el frío- le dije- desearía haber traído el sueter que mi madre me tejió. ¿Cómo lograste pasar por ese hielo

- En realidad no había tanto hielo antes- me respondió ella- tal vez es una defensa de la bóveda

- ¿Qué hechizo deberíamos usar? - le pregunté sintiéndome como un profesor

- Incendio- respondió ella

- Bien hecho, señorita Donovan -le dije divertido- cinco puntos para Slytherin

Ambos nos reímos y comenzamos a lanzar incendio hacia la pared de hielo. Todo iba muy bien. Cuando finalmente derretimos todo llegamos ante una puerta de hielo con un gran copo de formada en ella.

- Bien hecho, Lena- le dije pero observaba con interés la puerta frente a mi

- Esta es la puerta de la bóveda maldita- me dijo ella- ten cuidado, Bill

- Ese fue el error que cometiste la última vez, Lena- le dije apuntando mi varita a la puerta- tienes que atacar la puerta antes de que te ataque a ti... ¡Incendio!

Ambos atacábamos la puerta mientras esquivabamos los rayos de hielo que ésta disparaba. Estuvimos así por un tiempo y me gustaría decir que entramos a la primera... Pero no fue así...

El hielo maldito me atrapó. Nunca había sentido tanto frío como ese en toda mi vida. Ni siquiera cuando estaba cerca de un dementor.

- ¡Bill! - exclamó Lena preocupada

- De-Debió contrarrestar mi... Mi incendio- tartamudeaba- fr-frío...

- ¡Iré por ayuda!- dijo ella casi echándose a correr

- No... No hay ti-tiempo- la detuvo- tienes... ¡Que derretir el hielo con incendio! Po-por favor, Lena

- Los profesores dijeron que si se usaba incendio para liberar a alguien del hielo maldito si no se era cuidadoso- dijo ella con miedo en sus ojos

- Entonces se cuidadosa, Lena- le pedí- por favor

Ella me miró preocupada, pero el miedo desapareció. Alzó su varita y sujetándola con firmeza, lanzó el hechizo.

Para mi buena suerte, realmente fue muy cuidados. El hielo maldito se había derretido. Pero no me sentía muy bien.

- Lo lograste, Lena- le dije feliz pero sólo fue por euforia- siento como si el hielo maldito hubiese drenado mi energía, pero no tengo ni una cicatriz

- Me alegra tanto que estés bien, Bill- dijo ella dándome un pequeño abrazo- no te preocupes, Madame Pomfrey te hará sentir mejor como lo hizo con Ben y Rowan... Deberíamos irnos antes de que el hielo intente tomar mi energía también...

Ella era más baja que yo, pero eso no impidió que me intentara ayudar a caminar. Me llevó hasta la enfermería donde Madame Pomfrey me atendió de inmediato.

Ese fue mi primera experiencia con una verdadera maldición y quería asegurarme de que no seria la última.

El primer amor de Bill WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora