Le dio un sorbo al café para luego dejar la taza a un lado suyo encima del capo del coche, ese día le tocaba vigilancia y se suponía que debió haber salido hace quince minutos pero su compañero de vigilancia aún no había llegado.
Echó su cabeza hacia atrás contemplando el cielo que ahora poseía colores grises sin ninguna alegría.
-Sé como te sientes, -murmuró sin quitar su vista al cielo.- a mí también me han matado.
Unos pasos apresurados provocaron que apartara su vista y se volviera hacia la derecha, un chico con su mismo uniforme se encontraba corriendo en su dirección, tenía su cabello largo plateado recogido en una coleta excepto por un flequillo largo que le cubría el lado izquierdo del rostro. Al llegar junto a él se apoyó en el capo e intentó calmar su respiración.
-La... Lamento la demora. -Se disculpó su compañero.
Tom dio un suspiro y recogió su taza del capo para luego subirse al coche de policía. El chico se subió por el otro lado, como copiloto, sus ojos ámbar miraban curioso a su compañero.
-¿Por dónde iremos? -Se atrevió a preguntar mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.
-Hoy nos toca ir por las afueras de la ciudad. -Respondió de forma seca e imitó a su compañero.
Arrancó el coche y comenzó a conducir hasta llegar a los barrios que se encontraban en los bordes de la ciudad, el lugar era grande así que su turno terminaba por la madrugada. El camino fue silencioso, Tom no permitía que pusiera la radio ya que decía que simplemente era una distracción para su vigilancia; ambos policías miraban con atención su alrededor por si veían algo sospechoso.
El día paso con tranquilidad, ayudaron a una señora a llegar a una panadería y detuvieron algún que otro robo a mano. Ahora se encontraban en su descanso, comiendo una ensalada que Tom se había encargado de comprar.
-Señor, -comenzó hablar Luis, su compañero.- cuando he estado con los otros policías, siempre comían cosas como donuts o picadillos para mantenerse despierto pero usted no lo hace y yo me he preguntado por qué.
-Verás, Luis, -contestó tras haberse terminado lo que quedaba en ensalada. - lo que te voy a contar ahora no se lo debes decir a los demás, ¿de acuerdo? -El nombrado asintió un poco confundido mientras seguía comiendo.- Bien, ellos comen comida basura que tiene una gran cantidad de grasa y como sigamos así todos vamos acabar gordos y ya no podremos proteger a nadie ya que nos daría un ataque cardíaco.
El chico asintió dudoso de su respuesta para luego volver su vista a la ensalada y terminarla, el de visores volvió a encender el coche y siguieron su camino; miraba el lugar con seriedad, le resultaba difícil concentrarse en ese barrio, fue en ese lugar en donde ocurrió. Paso delante de una casa que estaba siendo construida, recordaba que la policía había investigado esa zona ya que querían comprobar si habían armas o algo por el estilo pero, todo lo que él mismo había visto, todos esos planos, habían desaparecido, sabía que no se habían quemado aunque los demás decían que sí él sabía que seguía vivo, que el arpón no lo había matado.
Sintió como su compañero le agarra del antebrazo y le sacudía con fuerza.
-¡Señor! ¡Mira! -Luis señaló más adelante y vio a unos hombres con vestimentas azules y rojas con armas delante de una furgoneta roja que se encontraba aparcado en el lateral de la calle.
-Santa madre. -Murmuró.
Aparcó el coche con cuidado al otro lado de la calle y sacó el walkie-talkie de la radio, apretó el botón y comenzó hablar.
-Aquí unidad cinco, delante nuestro hay una furgoneta roja siendo cuidado por dos hombres armados que visten uniformes azules y rojos, pueden ser una posible amenaza, nos encontramos en la calle Flowergarden. Voy ha acercarme.
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[ONE] //Eddsworld
FanficLa guerra estalló Tiene que sobrevivir No puede confiar en ninguno de los dos mandos Él está solo. >>Todos los personajes pertenecen a Edd Gould (q.e.p.d.) >>No se permiten copias o adaptaciones. > La imagen de portada me pertenec...