Un joven chico estaba cansado, sin poder sonreír ni una sola vez, sin enamorarse de la vida o de el mismo, pasaba sus días tratando de encontrar algo que le hiciera desear quedarse en el ahora.
Así que ese joven tomo su mochila, la lleno de cosas sin valor y escapo.
Camino tan lejos que su hogar perdió, pero a el no le importo, tan solo siguió.
En un viejo diario relato sus hazañas, contó con tinta y papel sus logros mas grandes. Describió a las sirenas, o como una flor rara comió y alucino, relato de una joven princesa de la cual se enamoro, relato también como esa joven princesa escapo con un bandido espacial y su corazón destrozo, escribió de huracanes y del como detuvo el fin del mundo.
Pero aquel joven viajero no podía amarse.
No podía sonreír.
No sabia como quedarse en el ahora.
Todo parecía tan fácil y tan poco importante, estaba cansado de lo asombroso y de si mismo.
El tiempo que parecía ser una ilusión, no lo ayudaba a vivir en el presente, solo quería irse lejos pero no sabia a donde debía marchar, fue a los bosques y a planetas ajenos al suyo, conoció las estrellas y a pesar de amarlas nunca se pudo hundir en el vacío del espacio, de alguna forma siempre regresaba.
Regresaba a ese hogar perdido y destrozado por su ausencia.
Se sentaba entre el mar y la noche, tocaba con sus dedos el aire buscando así una solución.
Habia una vez un joven viajero, harto de todo aquel vacío, miro aquel hogar roto y volvió a abandonarlo.
Dejando en esa cama vieja aquel diario que relataba su vida misma. Ya no la quería, ya no la necesitaba.
Cansado, aburrido y molesto consigo mismo, tomo un barco.
De todos esos amigos que hizo alguna vez en sus viajes, regreso a sus brazos una última vez y se despidió.
Se despidió de cada uno de ellos con un abrazo y un beso.
Colgó en sus hombros aquella mochila cada vez más llena de cosas sin valor o importancia de todos esos lugares que abandonaba.
Y solitario como fue siempre, volvió a escapar, porque era lo mejor que sabía hacer el viajero.
Sin sonreír, sin mirar atrás, con su mochila llena de cosas sin valor solo siguió y siguió.
Buscando el fin del mundo para dejarse arrasar por el vacío de aquella tierra plana ya explorada por el.
Pero una tormenta a mitad de la noche gano, y hundiéndose poco a poco, el viajero pudo ver por última vez las estrellas.
Imaginando que se perdía y se ahogaba en ellas, no hizo intentos por salir del agua.
Al darse cuenta que si soltaba su mochila flotaría y viviría...no lo hizo, ya que esas cosas sin valor lo eran para otros, pues aquellos objetos insignificantes eran toda su vida ahora, se trataban de piedras que había recolectado de sus lugares favoritos, de los lugares que le hicieron vivir el ahora en su momento y que a pesar de estar en el pasado, lo aferraban al momento presente.
Las abrazo y entre lágrimas saladas que el mar limpiaba por el, se dejaba hundir cada vez un poco mas.
Aliviado de por fin poder descansar y llenar aquel vacío con la ilusión de estarse ahogando en estrellas.
Dejando salir todo el dolor que no sabía albergaba en su interior.
Cuando el joven viajero creyó que era suficiente, un pedazo de madera de su barco le atravesó, esa agua azul poco a poco se convirtió en una constelación lila abrazándole y consolándole.
Solo entonces, mirando por última vez el cielo nocturno el joven viajero por fin sonrió.
Ahogándose en estrellas y mar.
Ahogándose en alivio y felicidad.
Viviendo en el ahora como siempre deseo.
Perdido con una sonrisa entre estrellas, mar y libertad.
Titulo: Estrellas y mar.
Palabras: 639
Categoría: Angst.
Autor: Lance McClain.
Grado y Grupo: 2-B
Tutor: Kolivan.
Puesto del concurso: Tercer lugar.
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Mentiras /Plance/
FanfictionKatie estaba harta de no tener amigos y ser tratada como una nerd por sus compañeros, Matt, había sugerido que encontrara la forma de entrar uno de los tantos grupos que las preparatorias solian tener. Claro que para ello, Katie tenia que hacer un...