-No. Lo que yo debería hacer es largarme de aquí corriendo y no volver a hablar contigo nunca más. Lo único que me provocas es urticaria y mal humor, y de alguna manera siempre termino metida en medio de tus actividades ilícitas.
-No sé si escuchaste lo que dije hace algunos minutos, pero yo estoy en todo mi derecho de estar aquí y de traer chicas lindas que me odian un poco. Lo de escalar la barda sólo fue para pasar el rato. Un juego de niños -Dick me mira a los ojos y creo que es la primera vez que lo veo inquieto sobre algo- y la urticaria te la provocó el césped, no yo. Pero igual creo que te debo una disculpa.
-Sí, me la debes -exijo. Es verdad que Dick está siendo sensible, serio y considerado por primera vez en la historia de nuestra extraña y muy corta amistad, pero en realidad este asunto de rebeldía absoluta ha ido demasiado lejos para alguien como yo. Alguien que le saca la vuelta incluso a los cachorros por miedo a ser atacada, que no le gusta usar tacones de más de ocho centímetros por miedo a las alturas, caer y/o lastimarse y que suele pasar sus días sirviendo café, mirando televisión, leyendo y durmiendo y no asistiendo a clubes exclusivos y saltando bardas de tres metros, y mucho menos está acostumbrada a tener la atención de un hombre guapo por algo que no sea comida o tarea. Odio admitirlo, pero estoy asustada de esto- ¿Sabes? creo que deberías llevarme a casa, se está haciendo tarde.
-Está bien, como quieras, pero antes de que te molestes conmigo quiero que tomes en cuenta algo -su sonrisa burlona de comercial de pasta blanqueadora está de nuevo en su rostro e intento con todas mis fuerzas no sonreír en respuesta, pero fallo porque el chico es bueno con eso de las sonrisas- soy un presunto delincuente, como tú dices, potencialmente peligroso y de naturaleza vengativa, así que mis enemigos suelen pasar un mal rato. Estás lastimando mi ego aquí, y eso puede tener graves consecuencias.
-¿Me estás amenazando? -lo miro incrédula, tratando de parecer molesta por sus palabras, pero él ya tiene esa expresión de extrema diversión en su rostro que estoy empezando a soportar más de lo que debería.
-Nada de eso, April, sólo me preocupo por tu seguridad, y en verdad creo que deberías darle una segunda oportunidad a tu humilde servidor. Después de todo he estado esperando por una cita contigo por años ¿no? -me guiña el ojo y me golpea levemente en el hombro. Me doy cuenta que esto de ser adorable y lindo pero al mismo tiempo irritablemente inteligente es como su cosa, su marca personal o algo parecido. Me pregunto cuál será la mía ¿Ser aburrida y totalmente molesta? Probablemente.
-Por alguna razón te he estado rechazando todos estos años ¿no crees?
-Sólo no quieres aceptar lo que sientes por mí -dice con una sonrisa. Pongo los ojos en blanco ante su insistencia y me rasco debajo del codo. Dick sigue mi mano y se acerca peligrosamente a mí- ¿Aun tienes molestia, cariño? ¿Necesitas que vayamos a ver a un doctor? A veces la alergia puede ser algo serio ¿sabes?
Su genuina preocupación me toma por sorpresa y simplemente me le quedo viendo en blanco, mientras levanta mi brazo y evalúa mi piel.
-Um, no, no es serio, pero sigo teniendo comezón. No pasa nada -me encojo de hombros. Dick asiente y baja mi brazo, pero no lo no deja ir- entonces, ¿me llevarás a mi casa, o debo rogar?
-No hace falta rogar cariño, tranquila. Creo que podemos llegar a un razonable acuerdo. Si aceptas ir a otra cita conmigo, puedo considerar llevarte de regreso a casa -suelta mi brazo y se toma del borde de la piscina para salir y sentarse ahí, dejando sólo sus piernas dentro. Se pasa la mano por el cabello para dejarlo en punta y goteando. Nunca se ha visto tan sexy.
-¿Por qué tienes tantos tatuajes? -pregunto, tratando de disimular mi descarado interés por su cuerpo semidesnudo. Dick sonríe y baja su mirada a su torso, comprobando sus tatuajes.
-Porque mi vida ha sido realmente dura, dulzura. He pasado de desgracia en desgracia, y me he visto en la terrible necesidad de expresar mi inmenso dolor y sufrimiento profundo de alguna manera. Estos me los hice cuando estuve en prisión -señala algunos en sus brazos y una corona en su pecho. Mi mandíbula está literalmente en el suelo y ya ni siquiera estoy mirando su cuerpo ¿dijo prisión, verdad? ¿Lo dijo? Oh, por Dios, él es un ex convicto malvado y descorazonado y estoy a menos de un metro de él, sin ningún tipo de arma o protección. Es como lo más suicida que alguien haya hecho jamás, soy tan, tan tonta- Cariño, respira. Estaba bromeando, nunca he estado en prisión. No soy tan idiota.
-¿Me lo juras? -pregunto, respirando de nuevo. Cielos, soy tan patética.
-Sí, te lo juro -ríe- en realidad sólo me los hice porque mi mejor amigo es tatuador y tiene que practicar alguna vez, así que practica conmigo. Sólo unos pocos tienen significado, por ejemplo, la corona: porque me considero un rey, y este -señala un largo escrito en sus costillas- que significa: "al carajo todos" en hebreo.
-No es cierto.
-Si lo es, pregúntale a Juan, mi tatuador personal y mejor amigo. Pasamos cerca de tres horas en la búsqueda del perfecto tatuaje, algo que yo quisiera en mi piel para siempre. Y eso fue lo mejor que encontramos -me quedo viendo el tatuaje y luego río, porque siendo sincera, es algo que, si no le tuviera miedo a las agujas y a una posible infección, también me tatuaría. Porque eso de mandar a la gente al carajo es como mi lema de vida. Al carajo mi jefe, al carajo los clientes, al carajo Alfredo por ser gay, y al carajo Dick por ser tan Dick.
Estoy tentada a pedirle que siga hablando sobre sus tatuajes, pero mi celular empieza a vibrar en el suelo, a un lado de Dick, y me impide seguir hablando. Él sopla sus manos estúpidamente, en un intento de secarlas, antes de tomarlo con cuidado.
-Es tu mamá -avisa, contesta sin esperar mi respuesta y lo pone en altavoz- hola, Alicia, soy Dick, estamos en la piscina y April no puede tomar el celular, así que estás en altavoz.
-Ah, bien. Es un gusto hablar contigo de nuevo, Dick -dice mi mamá, sonando muchísimo más amable de lo que hace cuando habla conmigo. Probablemente sólo está extasiada de que al fin un chico se interese en mí. Es algo terriblemente insultante, en realidad- sólo quería comprobar cómo les estaba yendo, acabo de llegar a casa.
-Todo está bien mamá, relájate -digo- de hecho ya estábamos pensando irnos. Es un largo viaje a casa.
-De acuerdo. Dick, ¿tienes un auto?
-Sí, señora, lo tengo.
-Bien, sólo procura manejar con precaución ¿sí? No quiero estar preocupada por ustedes. April...
-Sí, lo sé, no te preocupes. Me aseguraré de que Dick no nos tire por un acantilado o algo parecido. Estaremos ahí en unos cuarenta y cinco minutos. Adiós mamá.
-Nos vemos más tarde, bebé. Y adiós, Dick, espero conocerte pronto.
-Adiós señora, yo igual. Que tenga una buena noche.
-igualmente.
-Ya cuelga -ordeno con fuerza, porque si no lo hace mi mamá va a seguir hablando y hablando, como siempre.
-Listo -dice, colgando la llamada, pero entonces sigue haciendo algo en mi celular y me asusta. Me asusta que se meta a mis documentos y vea la enorme cantidad de fotos de chicos lindos sin camisa que he guardado para mis momentos de soledad masiva.
-¿Qué demonios haces, Dick?
-Me mando un mensaje. Ahora tengo un iphone ¿recuerdas? -me mira con una sonrisa- y quiero tener tu numero. Te mandaré mensajes en la noche antes de dormir, y te mandaré mensajes en la mañana cuando me despierte, básicamente te mandaré mensajes todo el día. Vete haciendo a la idea.