Metamorfosis silenciosa

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Perdón u.u -deja cajas de pañuelos- Espero que lo disfruten.

...

-Auh auh...Maldita sea...duele.

Se quejó Alfred mientras pateaba sus ropas en el suelo. Su reflejo en el espejo del baño le decía lo que le estaba costando llevar el entrenamiento con su tutor Gilbert. Su cuerpo estaba maltratado, su piel era lienzo de colores morados y verdosos por las contusiones que había recibido y para colmo, un labio inferior hinchado le palpitaba aun dolorosamente. Gruñendo para sus adentros, Alfred abrió el grifo de agua caliente y dejo que la tina de porcelana blanca comenzará a llenarse.

Inspeccionando su cuerpo, descubrió que había más marcas de moretes de los que había pensado, la nueva clase de combate cuerpo a cuerpo con Gilbert le había adicionado una fresca tanda. En pocas palabras, le habían dado una paliza.

-¿Aquí también? ¿Cuándo? .- Se preguntó sorprendido en voz alta al ver su pies y luego levantándolo, su planta.

Alfred pensaba que parecía una especie de vaca con manchas violáceas y verdes, híbrida con cuernos y alas de dragón.

-Sigh...

Resopló cuando la superficie del espejo comenzó a empañarse, dejándolo, se metió al agua caliente y esperó que la temperatura del agua lo aliviara un poco.

Gilbert no le había dado cuartel. Para él, un golpe era lo mejor para aprender una lección. Si el joven dragón no comprendía a la primera como debía de evitarlo, lo lamentaría.

<<Ese Gilbert es un desgraciado maldito>> chapoteó en el agua al sumergir su cola <<A pesar de que mi piel es más dura, sus puños llegan a lastimarme como si fuera normal. Él...es asombroso>> Admitió con mala gana. No cualquiera dañaba a un dragón.

Alfred cerró los ojos y se sumergió en la tina. El agua caliente que aún corría, poseía un sonido amortiguado bajo esta. Causaba eco, uno que le ayudaba a relajarse. Manteniendo la respiración lo más posible, se quedó abajo pensando en los últimos días.

Desde el amanecer hasta el anochecer Alfred recibía palizas (eso era lo que significaban para Alfred, para Gilbert, era solo una suave clase) Al, sólo podía comer algo en la mañana y por la noche, descansar como ahora ya tardé, y luego, estaba dormir. Su cama era ahora lo más preciado de su vida.

Al escuchar que alguien había entrado a su habitación, Alfred salió del agua.

-Estoy bien Alice.-Dijo Alfred de inmediato para que la ojiverde no entrará.

-¿Seguro? Por lo que veo las clases te han dejado un tanto magullado.

Alfred se volvió a la puerta del baño y para su vergüenza vio no Alice, si no a Arthur quien se arremangaba las mangas de su camisa blanca.

<< ¿Cuándo fue que llegó a la mansión?>> Se preguntó Alfred hundiéndose hasta la barbilla en el agua <<¿ Y porque demonios me escondo?>>

-¿Arthur? ¿Qué haces aquí?

-Se que no paso tanto tiempo como el que quisiera en la mansión.-Dijo sonriendo mientras seguía acercándose a la tina, a lo que Alfred respondió colocando su cola sobre su entrepierna.-Pero no olvides que sigo viviendo aquí.

-No es a lo que me refería.

-Lo sé.-respondió Arthur sentándose en la orilla de la tina, cerrando el paso del agua.-bueno, como dije, no paso el tiempo que quisiera aquí. Por eso, pensé que sería bueno darnos un par de días de descanso.

-¿Darnos?

-Si. Yo dejaré los negocios y tu dejarás las lecciones con Gilbert sólo este fin de semana. Alice me Ha contado que te has esforzado mucho, y por lo que veo.-Arthur tocó la espalda de Alfred sin aviso. Haciendo que el joven dragón se le erizara la piel.-Es cierto.

-El entrenamiento es duro.-Comentó Alfred encorvándose para evitar que Arthur viera su rostro.-Pero no es nada que no pueda manejar.

-Ya veo. Me alegra escucharlo. Aun así, pensé que algo de mi magia te ayudaría a que te sintieras mejor.-Agregó Arthur.-Alice.

Cría de DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora