-Buenos días, querida ¿Ya estás mejor de la amnesia?
-No y lo que he leído en los post que he escrito en el blog me han dejado fatal.
-¿Y eso?
-Bueno, es que descubrir que un amigo se ha vuelto un enemigo y otro mi marido con el que tengo un hijo, pero he de reconocer mi hijo es una monada, le quiero.
-¿Y qué pasa con lo de dormir con Sherlock?
-Lo tuve que hacer para compensar que puse que lloro, él nada más leer el último post se puso insertico diciendo que le había estropeado la imagen.
-Ju, ju, a mí eso me suena a excusa para tenerte en su cama.
-En si me da igual, dormir con él me gusta…
-“¡CAT SUBE!”
-Se olerá que he comprado “Cua, cua”.
-Sera mejor que subas.
-Sí, hasta luego. Le di un beso en la mejilla a la señora Hudson y subí.
En el salón estaba él sentado en su sillón con el violín en sus manos como si me esperara para tocar una pieza delante de mí.
-He ensayado otra pieza nueva.
-¿Quieres que la oiga?
-Sí.
-Vale, vamos- me senté en la venta y le escuche tranquila a la vez que miraba por la ventana a la gente de afuera -¿Uhm? Sherlock perdona que te interrumpa esta hermosa pieza pero ha aparcado alguien enfrente de nuestra casa. Del coche se bajó una mujer guapa con ropas caras y que llevaba un papel en la mano.
-Que bien, así tendrás otra oportunidad de estropear mi imagen.
-No me fastidies que sigues molesto, Sherlock ¿No te conformas con que volvamos a dormir juntos?
-Solo lo haces para complacerme y no porque quieres.
-Pero a mí me encanta, tu olor me relaja y me ayuda a dormir mejor.
-Cambiando de tema, tus historias siguen careciendo de ciencia, solo pones temas de aventuras y romances que solo tendríamos de mantener en nuestra privacidad- se levantó y camino por el salón –falta deducción y observación.
-En privado por lo que he leído he mantenido las escenas de la cama, fíjate que me ha dado un poco de curiosidad.
-Si ese es el caso…- la puerta sono justo cuando Sherlock estaba en el punto de darme un beso como el de la última vez -¿Quién diablos es ahora?
-¡Oh! Perdonad, no sabía que estarías…
-Señora Hudson al grano… Le di la colleja.
-Gracias querida- le dio una tarjeta a Sherlock –una joven muchacha ha solicitado veros.
-Mery Morstan- me paso la tarjeta –a mí no me suena.
-“Ya puede subir señorita.”
-Yo me vuelvo…
-No, quédate, te necesito a mi lado.
-Es la mujer que vi.
-Buenas días.
-Buenos días señorita Morstan.
-He venido a verle a usted señor Holmes ya que en una vez también ayudo a mi jefa, la señora Forrester, en aquel momento me quede asombrada de sus capacidades y su tacto.
-¿Seguro que era Sherlock?
-Muy graciosa, ya después hablamos de eso, por ahora señorita tome asiento.
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Poniendo un sociopata en mi vida.
AventurăEsta historia la hice porque a raíz de "Mi Propio capítulo de Sherlock", me estuvieron planteando que hiciera una historia en la que me viera como la compañera de trabajo de Sherlock Holmes, así que en esta historia mí álter ego "3•4•20" que tras se...