Capitulo 22: El Signo De Los Cuatro.

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-Buenos días, querida ¿Ya estás mejor de la amnesia?

-No y lo que he leído en los post que he escrito en el blog me han dejado fatal.

-¿Y eso?

-Bueno, es que descubrir que un amigo se ha vuelto un enemigo y otro mi marido con el que tengo un hijo, pero he de reconocer mi hijo es una monada, le quiero.

-¿Y qué pasa con lo de dormir con Sherlock?

-Lo tuve que hacer para compensar que puse que lloro, él nada más leer el último post se puso insertico diciendo que le había estropeado la imagen.

-Ju, ju, a mí eso me suena a excusa para tenerte en su cama.

-En si me da igual, dormir con él me gusta…

-“¡CAT SUBE!”

-Se olerá que he comprado “Cua, cua”.

-Sera mejor que subas.

-Sí, hasta luego. Le di un beso en la mejilla a la señora Hudson y subí.

En el salón estaba él sentado en su sillón con el violín en sus manos como si me esperara para tocar una pieza delante de mí.

-He ensayado otra pieza nueva.

-¿Quieres que la oiga?

-Sí.

-Vale, vamos- me senté en la venta y le escuche tranquila a la vez que miraba por la ventana a la gente de afuera -¿Uhm? Sherlock perdona que te interrumpa esta hermosa pieza pero ha aparcado alguien enfrente de nuestra casa. Del coche se bajó una mujer guapa con ropas caras y que llevaba un papel en la mano.

-Que bien, así tendrás otra oportunidad de estropear mi imagen.

-No me fastidies que sigues molesto, Sherlock ¿No te conformas con que volvamos a dormir juntos?

-Solo lo haces para complacerme y no porque quieres.

-Pero a mí me encanta, tu olor me relaja y me ayuda a dormir mejor.

-Cambiando de tema, tus historias siguen careciendo de ciencia, solo pones temas de aventuras y romances que solo tendríamos de mantener en nuestra privacidad- se levantó y camino por el salón –falta deducción y observación.

-En privado por lo que he leído he mantenido las escenas de la cama, fíjate que me ha dado un poco de curiosidad.

-Si ese es el caso…- la puerta sono justo cuando Sherlock estaba en el punto de darme un beso como el de la última vez -¿Quién diablos es ahora?

-¡Oh! Perdonad, no sabía que estarías…

-Señora Hudson al grano… Le di la colleja.

-Gracias querida- le dio una tarjeta a Sherlock –una joven muchacha ha solicitado veros.

-Mery Morstan- me paso la tarjeta –a mí no me suena.

-“Ya puede subir señorita.”

-Yo me vuelvo…

-No, quédate, te necesito a mi lado.

-Es la mujer que vi.

-Buenas días.

-Buenos días señorita Morstan.

-He venido a verle a usted señor Holmes ya que en una vez también ayudo a mi jefa, la señora Forrester, en aquel momento me quede asombrada de sus capacidades y su tacto.

-¿Seguro que era Sherlock?

-Muy graciosa, ya después hablamos de eso, por ahora señorita tome asiento.

Poniendo un sociopata en mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora