Capitulo 23: El Pie Del Diablo.

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Esta vez nos encontrábamos los dos en un coche alquilado con un chofer incluido, ya que Sherlock tras saber mis resultados en la última revisión médica se ha preocupado. Según el doctor mi herida me estaba afectado un poco en el hombro y tendría que bajar el ritmo que he tenido mientras trabajaba en este tiempo en mi nueva oficina.

-Ya queda poco para llegar.

-Esto es una burla del destino, tu mal herida y yo otra vez enfermo- miro por la ventana –que crees que me haría un especialista con el asunto de mi salud.

-El doctor Watson nos lo dejo claro a los dos, tú tienes  que reposar para que no sufras una crisis de nervios y yo para mi estúpida herida, lo bueno es que este aire marítimo nos sentara bien a los dos.

-Tendrías que haber venido tu sola.

-¿Y te fiarías de dejarme sola estando aun con amnesia? Podría ponerme a ligar con otro.

-Que yo sepa de los dos yo soy el sociópata.

-Ju, ju, ju, disfrutemos de nuestra pequeñas vacaciones.

Nos hospedamos en una casa también alquilada muy acogedora en un pueblo cerca del mar que tenía un fantástico paisaje y se respiraba a mar.

-¡Uhm!

-Este sitio tiene cerca una playa, espero darme un bañito.

-El dueño seguro que se fascina con la naturaleza.

-Eso no lo sé, fue tu hermano quien nos la busco…- Sherlock rápido intento ocultar su estuche donde ocultaba la cocaína liquida –me iré a colocar la ropa.

-Como quieras. Enojada me marche a por las maletas a la otra sala.

-Buenos días. Un hombre me saludo por la vidriera de la puerta de la entrada.

-¡Gyaaah! Me dio tal susto que me caí al suelo.

-¡Oh! Perdone señorita, no quería asustarla- más tranquila le abrí comprobando que es un cura quien estaba afuera –he venido a saludarles y conocer a quien tendía como vecinos en estos días.

-Gracias…

-Otro de los motivos si no le molesta es que…bueno, me gustaría conocer a su compañero, el señor Holmes.

-No pasa nada, pero no solo es mi compañero, es mi esposo.

-Cierto, ha, ha, ha.

-Acompáñeme, le presentare. Lo lleve para que lo conociera.

-“Adelante.” Pasamos encontrándolo sentado.

-Pase, él es mi esposo, Sherlock Holmes.

-Han de perdonarme que le hubiera llamado señorita, no recordaba antes que ustedes se casaron, a pesar que no fue por la iglesia.

-Bueno, no somos de ir a templos Reverendo Roundhay.

-Ja, ja, ja…espere ¿Cómo sabe quién soy?

-Es un hombre que le apasiona la arqueología.

-En efecto.

-Querida, es momento que tienes que probar lo que hemos practicado, venga has tus conclusiones.

-Por lo que veo tiene manchas de barro en la punta de los zapatos, por debajo de la rodilla y la en la mano derecha.

-Bien continua, querida. Fue a pasar su brazo por mi cintura pero yo no le deje y seguí con mis deducciones.

-Eso dice que usted se ha pasado un largo periodo de rodillas.

-Magnifica, se nota que progresas en nuestro trabajo- no le miro a pesar que me está felicitando –es un jardinero surdo que estudia arqueología, ha publicado un libro de rituales que se hacían para celebrar funerales en el neolítico, eso me hace ya deducir que usted es el reverendo Francis Roundhay, vicario en la parroquia de este pueblo.

Poniendo un sociopata en mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora