PRÓLOGO

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Narra Valeria.

Hace poco más de dos días que noviembre había empezado, las hojas de los árboles comenzaban a caerse y los días volvían a ser más cortos de lo normal.
Termine de cerrar las tres maletas que llevaba preparando desde hace 2 semanas y me despedí de la que era mi habitación, me acerque a la ventana y pude ver como se aproximaba tormenta, corrí las cortinas y apague la luz.

Baje desganada las maletas hasta la entrada, donde mi madre me esperaba para despedirse, no le dije nada, solo me dejé llevar entre sus brazos y le devolví un par de besos antes de montarme en el coche de mi padre el cual me llevaría a mi próximo destino, El internado Rosenburg.

Mi padre puso el coche en marcha y tras ponerme los cascos, dejamos atras mi querido pueblo, Albarracin.

Poco después me sumergí en mi mundo, pude dormir un poco. Me desperté y quedaban apenas 15 minutos para llegar, continúe el camino en silencio, estaba enfadada con mis padres por llevarme a ese sitio, únicamente porque ellos tenían que viajar por temas de trabajo ¿Acaso no me puedo cuidar yo solita con 17 años?

Tuve que despedirme de mi mejor amiga Paula, cortar con mi novio Marc y empaquetar toda mi habitación únicamente por un capricho de los que se hacían llamar mis padres, porque si, era adoptada, me adoptaron cuando tenía los 5 años cumplidos y desde entonces ha sido mi abuela la que me ha criado, mis padres me veían dos días al mes, excepto cuando era mi cumpleaños que ese día siempre estaban conmigo, sin embargo hace sólo 2 meses que mi abuela falleció, y esa es la principal causa de que yo tenga que pasar el curso en este lugar, es el problema de no tener tíos, ni primos, ni familia en general, que se haga cargo de ti aunque sea para darte de comer.

Para que me conozcáis un poquito más, simplemente decir que soy la típica niña que te encuentras por la calle, no supero el 1'65,ojos marrones, bastante vivos, la verdad, el pelo, ni muy largo ni muy corto, lo normal, algo rubita y con el pelo liso.
Me suelen decir que soy bastante alegre y fuerte a pesar de todo lo que he vivido y tengo bastante sentido del humor. Soy bastante abierta a los demás y quizás por ello luego me llevo los mayores chascos de mi vida, ¿un defecto? Pues si, soy bastante cabezota, pero es que si tengo la razón, ¿porque nadie me deja seguir adelante con mis planes?

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Narra Alexia.

Aunque acababa de empezar noviembre en Marbella seguía haciendo calor y decidí bajarme a la playa, por suerte no había apenas gente y lo agradecía, no me gusta que la gente se me quede mirando, me pone nerviosa.
Estuve un par de horas simplemente porque sabía que cuando viajase a Dublín lo iba a echar de menos, mis padres no tenían tiempo para mí ni para mi hermana Mireya.

Antes de irme de allí le eche una foto a la puesta de sol, no quería olvidarme de los paisajes tan bonitos que me ofrecia mi ciudad, así que me dispuse a llegar a mi casa.
Cuando llegué como era de esperar no estaban mis padres solo mi hermana en su cuarto terminando de hacer sus maletas y Lluís, nuestro conductor que es el mejor, siempre me ayuda con todos mis problemas y me defiende de mi hermana cuando se pone insoportable que no son pocas veces.

Mi vida siempre ha sido muy bonita y lujosa, siempre viviendo en mansiones, viajando todos los meses, nos queríamos mucho, eramos una familia feliz pero todo cambió cuando a mi padre le diagnosticaron cáncer de pulmón. Cambiamos los hoteles por hospitales, y los viajes que hacíamos era para ir al médico, eso se notó mucho en mi familia, sobre todo en mi hermana, siempre había sido lo que se dice la hermana ideal pero desde que pasó eso, mi hermana se volvió insoportable, un tanto pija y repelente.

Me defino una persona muy tenaz y empática, morena de ojos azules y estatura media 1.64 más o menos, aunque hay gente que dice que soy bastante bajita. Como todo el mundo tengo defectos y a veces el ser tenaz me pasa factura porque si, es una virtud pero también un defecto, ¡ah! Y además soy bastante insegura de mi misma cosa que no me gusta nada pero bueno intentaré superarlo.

Este año mi padre se encontraba muchísimo mejor pero volvió a trabajar un montón otra vez por lo que decidieron enviarnos a Mireya y a mi al internado más prestigioso de Europa: el internado Rosenburg en Dublín.

Nuestro vuelo salía a las 4 de la mañana por lo que esa noche yo preferí no dormir nada y dormir en el vuelo para que el disgusto fuese menor.

NO TODO ES LO QUE PARECE | ROSENBURG OT | 🌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora