Capítulo 22

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Flashback

La pequeña Lexa había salido de la ducha. Sus labios tiritaban, por el frio. Realmente no se sabía que lo causaba, fiebre o el agua fría de la ducha. Temblando comenzó a vestirse con la ropa que le había dejado ese hombre encima del lavabo. Las bragas le estaban grandes y el vestido igual. Parecía un saco de patatas. Emerson se asomó y vio a la chica rodeándose con los brazos, intentando darse calor a sí misma. El pelo estaba mojado y revuelto:

— Joder— dijo el secuestrador— pero serás cerda, ya has ensuciado tu ropa limpia

Lexa se miró, no sabía a qué se refería, se había limpiado bien. Salvo la herida que tenía, a eso se refería. Lo había manchado de sangre. Emerson gruño. Se giró y comenzó a gritar:

— CAGE— gritó una vez— CAGE MALDITA RATA NO ME HAGAS LLAMARTE UNA TERCERA VEZ

El chico apareció enseguida. Cage se dirigía a Dante y Pike con miedo. Pero cuando se acercó a Emerson. Su expresión era de auténtico terror. Tanto que en ningún momento se atrevió a mirarle a la cara. Lexa observó las manos del chico, le temblaban, todo su cuerpo le temblaba:

— coge el botiquín y cura a la mugrosa.

— Sí señor

Cage fue corriendo a por el botiquín y no tardó en aparecer con ello en las manos. Pasó al baño y tal como había hecho anteriormente cerró la puerta dejando a los chicos solos:

— Tengo que curarte— dijo Cage— o si no...— miró a la puerta— Emerson nos castigara— bajó la voz— Lexa, cuando esté él no le mires nunca a los ojos, no destaques ni llames la atención, sobre todo nunca, nunca le enfades.

— no creo que sea peor que los latigazos de Dante

Dijo Lexa escéptica, Cage tragó saliva y sintió como un escalofrió recorría por toda su espalda:

— Si, Lexa— dijo Cage con semblante atormentado— Emerson es el hombre del saco que te arrebata el niño que llevas dentro. Intentare protegerte te lo prometo, en toda mi vida nunca he tenido una amiga, tu eres mi luz. Pero debes hacerme caso. Ahora vamos a curarte.

— Pero me tengo que desnudar

Dijo Lexa avergonzada:

— Si quieres me doy la espalda y te curas tu sola

— ¿Lo harías?

— Siempre que te des prisa y Emerson no se entere.

Cage se dio la vuelta y la ojiverde procedió a curarse la herida lo más rápido posible. Hurgarse en esa zona era doloroso, tan doloroso que le resultaba imposible retener las lágrimas. Pero no iba a gritar y dar el gusto de oírla sufrir. Así pues, apretando la mandíbula y los labios, terminó. Cuando se tapó con una gasa y pegado el esparadrapo de manera torpe, se puso el vestido:

— Ya está Cage.

Cage que había sido respetuoso, se giró y recogió todas las gasas sucias de sangre. Asintió:

— Acuérdate de todo lo que te he dicho Lexa— susurró, antes de hablar más alto— YA ESTÁ

Emerson volvió a asomarse en la puerta. Cage esperaba con el botequín y las gasas sucias en sus manos. Dispuesto a marcharse y a alejarse de ese hombre. Que sonriente se iba apartar, cuando reparó en un detalle. Volviéndose a interponer en el paso de Cage. Emerson comenzó a reír por lo bajo fríamente. Aquello hizo que el chico temblara más, miró de reojo a Lexa, los ojos castaños del muchacho se humedecieron:

Átame  (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora