Capitulo único

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Querido diario:

Recuerdo vívidamente los mejores momentos de mi infancia, y los mejores momentos de mi adolescencia. Mi primer amigo, fue Naruto. Nuestros padres eran amigos desde hace años, y era tradición que los hijos también lo fuesen. Mi hermano tenía sus propias amistades, por lo que yo y Naruto teniendo la misma edad, congeniamos muy bien desde el principio.

De acuerdo, para ser sincero era un chico demasiado cerrado. Mi entrecejo siempre estaba fruncido, creo que por eso y mi falta de comunicación me impedía hacer amigos, pero para mi suerte, Naruto y yo fuimos inscriptos en la misma escuela, no estaría solo, y Naruto era el único que me entendía sin mediar palabras.

¿Mi escuela? Nuestras familias eran adineradas, era una escuela privada con los mejores lujos. Nunca me falto nada, salvo un poco más de afecto por parte de mis padres. Nuestra corta primaria dio fin en un abrir y cerrar de ojos. Pasamos al segundo ciclo, mis pensamientos eran más maduros y antes que lo notáramos, nuestra atención se dirigía al sexo opuesto o al menos, eso debía de ocurrir. Pero yo y Naruto estábamos bien siendo solo nosotros dos.

Sin embargo, un día, cuando cumplí los quince años se anunció un programa médico y que todo adolescente debía hacerse obligatoriamente. Entonces durante clases, cada chico de mi aula se iba y hacían un examen de sangre. Con Naruto nos miramos silenciosamente y sabíamos lo que ocurría, había llegado el momento de saber ¿Que éramos?

Alfa, Beta, Omega. Mis padres me habían explicado lo fundamental. Los alfa estaban en la cima de una pirámide, los beta detrás y por último, los omega.

Los Omega tenían el don de la vida. Podían engendrar sin importar si era mujer u hombre. Los beta, tenía el 25% de probabilidades de dar a luz, y los alfa, también podían concebir pero su probabilidad era muchísimo más baja 10% eran casos raros. Un alfa concebido por otros alfas, tendría la mejor vida hasta su vejez. Naruto y yo nunca hablamos sobre este tema, nunca sentimos curiosidad de saber que éramos, no, hasta ese momento.

—Sasuke Uchiha, ¿cierto?

—Sí...

—Felicidades. Eres un alfa. Tus padres estarán muy orgullosos. Avisa a tu compañero, que entre.

Cuando supe quién era, no me sentí especial ni nada parecido. Solo asentí y salí de enfermería, avisé a mi compañero que era su turno y cuando me dirigía nuevamente a mi salón, Naruto venía hacía mí con una media sonrisa. Decidimos saltarnos la clase y subir hasta la azotea, nos quedamos en silencio contemplando el cielo mientras descasábamos sobre el piso liso.

Recuerdo que Naruto fue quién inició nuestra conversación.

—Sasuke, soy alfa.

—Yo también-solté rápidamente.

—Eso quiere decir que no podremos estar juntos...

Su voz estaba cargada de tristeza, creo que había pensado que si uno de nosotros era omega había más probabilidad de estar juntos, pero ni si quiera eso garantizaba que estaríamos juntos.

—Nadie puede obligarme a estar con otra persona.

Mi mejor amigo se enderezó y me miró seriamente, eso me dio escalofríos, porque sus ojos, por unos instantes habían parecido ser rojos y no su color natural, el azul mar que yo amaba.

—Sasuke, ¿Qué me dices del compañero destinado? Mis padres son destinados. Piensa, en algún lugar de este colegio o fuera de aquí, están nuestros destinados, pero yo, yo no estoy...-apretó sus manos formando puños e intentó tranquilizarse.

Querido diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora