Alquilados [Pokémon Special]

[Especial] Dulce abstinencia II

~ Disclaimer: todos los personajes pertenecen al manga de Pokémon Special, escrito por Hidenori Kusaka e ilustrado por Satoshi Yamamoto.

~Advertencia: Yaoi / Lemon

------------------------------------------

Se encontraban ambos chicos en la habitación de Silver. Cruzaron miradas durante un rato largo, hasta que empezaron a sentirse incómodos por la tensión acumulada.

Estaban dispuestos a ser el macho dominante esa noche, pero ninguno sabía los planes del contrario.

Silver suponía que Gold no se iba a dejar ukear tan fácil. Sin embargo, había sido instruido por la maestra del engaño. Era imposible no vencer sus rústicos métodos.

Gold, por su parte, memorizó todos los errores de los semes en los cuales se inspiraba. Su queridísima madre le enseñó a optar por formas más sutiles y delicadas. Haría creer a Silver que se daría por vencido, bajaría su guardia e invertiría los roles.

—Silver, sobre lo que pasó en la tarde... No era mi intensión forzarte.

—Tranquilo. Entiendo lo frustrado que debes estar —acercó su mano peligrosamente a la entrepierna del mayor. Éste, al sentir el tacto, no dudó en aproximarse al pelirrojo. Claramente le estaba dando luz verde.

Gold sujetó delicadamente la barbilla del contrario, haciendo que le mirase directamente a los ojos. Intentando tranquilizarse ante las sensaciones que aquel bello rostro le provocaba, unió sus labios de forma lenta.

A Silver le extrañó la suavidad en los movimientos de su novio, pero era la oportunidad perfecta para ejecutar su plan de acción.

Evadiendo la vergüenza que la situación le provocaba, mordió el labio inferior del otro. Aprovechando el momento en que abrió la boca para quejarse, introdujo su lengua en la cavidad ajena; forzando al mayor a corresponder en una lucha de lenguas.

Indirectamente libraban una batalla por dominar al otro en la cama, por lo que el beso se volvió un violento intercambio de fluidos. La saliva escurría por la comisura de sus labios y las constantes mordidas les provocaron algún que otro corte.

De un momento a otro, Silver se separó bruscamente y empujó a Gold dejándole recostado. Se sentó encima suyo, sacó unas esposas de un cajón de la mesita de noche y le inmovilizó.

—¿Crees que con esto vas a lograr dominarme? —la mirada dorada tenía un toque de sorpresa, pero estaba molesto consigo mismo por dejarse atar de esa forma.

No le respondió; simplemente levantó su camiseta. Debía admitirlo, Gold tenía un buen cuerpo a pesar de no hacer mucho ejercicio. Le excitaba mucho verle así, retándole con una fiera mirada, a su merced.

Sin dudarlo empezó a masajear sus pezones, obteniendo nada más que gruñidos de enojo. Lamió rápidamente uno de los rosados botones sintiendo como empezaba a endurecerse. Continuó succionando uno mientras pellizcaba el otro. Al rato oyó unos leves suspiros, por lo que prosiguió con su labor.

—Silver, desátame —su tono autoritario frenó los movimientos del otro.

—No lo haré. Sé que te está gustando —mordió suavemente el cuello del mayor mientras clavaba sus uñas en los hombros ajenos.

—Si lo que intentas es provocarme para que te dé más duro, lo estás logrando.

Ese comentario fue como una ofensa para el pelirrojo, que rápidamente se deshizo de los pantalones y los boxers de Gold.