⟻XVIII. OJOS DECORATIVOS.⤛

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—Creo que debería arreglar esto —dije entre suspiros.

Oliver no me miraba directamente, lo hacía de reojo para luego bajar su rostro. Lucas vio que solo miraba a Oliver.

—No creo que tengas que explicarle nada, igual no es de su incumbencia.

Tome una pausa para luego decir.

—Si tienes razón —el castaño volvió a verme inmediatamente haciendo que sus hermosos ojos verdes oliva se encontrarán con los míos—. Pero quiero darle una.

—Cómo quieras. —dijo el pelinegro, se acomodó viendo para otro lado con fastidio.

—Oli, realmente no ocurrió nada parecido a lo que piensas.

Lucas resopló ante mis palabras, lo miré mal.

—Y qué es lo que crees que pienso —se paró del sofá— Llegó, preocupado por ti Mac, y de la nada te encuentro desnuda con... ¡Este idiota! —dijo señalando muy enojado.

Volví a mirar a Lucas y me paré para estar igual que Oliver.

—¡Oli escuchame!

—¡No! —se volvió a sentar pasándose los dedos por la cabeza— No quiero escucharte Mac.

—¿Por qué? si hace un momento estabas dispuesto a escuchar mi explicación.

—No, nunca estuve dispuesto —dijo mientras miraba el suelo, moviendo la pierna a un ritmo acelerado, me volvió a mirar enojado— ¡Sólo quiero que este imbécil se vaya! —señalando a Lucas.

Lucas no emitía palabra alguna, sabe que no debe. Suspire y agarre a Lucas del sofá.

—Vamos.

—¿Qué haces? —lo lleve hasta la puerta— Primero me callas y ahora me echas.

—Te necesito fuera, así que por una vez en tu vida haz caso. —empujándolo fuera.

Tomó la puerta antes de que se la cerrará en la cara, miró adentro a quien pienso que es a Oliver, se que esta muy molesto, realmente se que esta molesto desde hace mucho tiempo. Me miró, y no pude evitar quitarle la mirada, por instinto comencé a morderme internamente el labio, esperando a que dijera las palabras que obviamente tanto quería decirme en ese momento.

—Creo que no hace falta que te lo diga verdad. —dijo acercándose a mi mirada, tratando de hacer contacto visual con mi persona.

El está claramente cansado de que siempre sea Oliver.

Subió las manos y soltó.

—Como quieras, jefa. —puso mala cara con sus palabras para luego irse.

No es para menos su molestia, siento que no lo trate correctamente en este asunto, pero es lo mejor, actuó muy imprudentemente dejándose guiar por sentimientos del pasado.

Tranqué la puerta a mi espalda para ver a un castaño sentado con la cabeza gacha y lentes en mano, no pude evitar suspirar con pesadez, me senté al lado de él mirando hacia el.

—Mírame —no hubo respuesta— Oliver, mírame —levantó la mirada y volteo su rostro para quedar fijo en el mío, su expresión era sería, pero no había pizca de frialdad en ella, al contrario, era una expresión cálida la cual denotaba frustración, cansancio, sus hermosos ojos de decoración dignos de admirar se notaban rotos por la rabia— Dime porque no me quieres escuchar, arreglemos esto... ¿Si?

Entreabrió sus labios como si fuera a decirme algo, pero solo repitió.

—No sé...

—¿Cómo no puedes saberlo? ¿Planeas que nos quedemos así? —pregunte, en serio quería una razón, una para ya así calmarlo.

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