¡Mi Perro, nooo!

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Recuerdo estar en un shooter, ganando puntos, pero en la vida real... entonces, solo me encontré entre niños...

Sabía y no sabía donde me encontraba, era una sensación extraña: sabía que estaba en Hermosillo, Sonora, pero la ciudad estaba ubicada donde está Piedras Negras, Coahuila, y me encontraba en un salón de fiestas infantiles muy parecido a Garabatos, en Chihuahua, Chihuahua... Todo un revoltijo.

Cumplía años una niña, no recuerdo su nombre, pero yo platicaba con ella y su grupo de amigos, unos 11 a 13 años, y en eso prendieron el Brinca-Brinca, y todos se emocionaron; desde lo profundo del salón hasta debajo de mis propios pies, un inflable se expandía de manera rápida. En un santiamén ya estaban todos brincando, jugando y gritando a mi alrededor, mientras yo trataba de sostener una conversación con un niño que llevaba su propia lancha azul, también inflable... De la nada había olas de agua turbulentas que no nos dejaban platicar, yo sólo quería saber su nombre:
- ¡Cómo te llamas?
El niño se revolvía entre las olas mientras me trataba de gritar su nombre: - ¡###o!
- ¡Sibo? - no podía entenderle.
- ¡No! ¡S##o! -. Él pobre chico seguía aferrandose a su lancha con uñas y garras, tratando de no caer.
- ¡SILVIO?- nuestros gritos no podían alcanzar el estruendo de las olas, chocando con el brinca-brinca.
- ¡NOOOO! - el chico se veía molesto. Aunque en ese momento chocó con una pared para deslizarse del inflable y le hizo zambullirse en el agua. - ¡E##S#O!
- ¡OH, PERDONA! - me sentía muy apenado. - ¡SOY JOSUÉ!
Seguimos platicando durante no sé cuanto tiempo, no lo puedo recordar, tampoco de qué hablamos, hasta que todo cambió, y la existencia de E##s#o pasó a el olvido...

- ¿Porqué no funciona?
En el patio de mi casa, muy extrañado de que mi iPad no funcionara bien (probablemente por eso el shooter de al principio), estaba como sucia, y con el cristal de protección ya roto de las orillas. Y llegó a mi una luz de realidad: Yo nunca he comprado ni tenido un iPad.
Tuve calma, el que se ve así de maltratado es mi celular, no mi iPad. Y como un parpadeo en mi mano ya no estaba un iPad, sino mi celular a un tamaño agrandado, pero en cuestión de ir caminando a mi casa volvía a ser un iPad.
¡Ya sé! Voy a preguntar a mi familia si ellos también ven el iPad, si no la ven es que estoy soñando. Seguí caminando por el pasillo del patio para llegar a la cocina, donde estaban mi hermana y madre. Y al momento de llegar con ellas, mi papá salió de dentro de la casa:
- ¿Ustedes pueden ver el iPad en mis manos? -. Pregunté mientras mostraba el aparato blanco en mis manos.
- Si, claro -. Respondió mi madre al unisono de un "Ajá" de mi padre y hermana.
Entonces no estoy soñando. Me tranquilicé y me dí cuenta que mi preocupación era irracional (más de lo que ya parecía)... Pero entonces alguien más salió de la casa.

¡No puede ser!

Estaba soñando, ya no cabía duda. Dejé caer al suelo el aparato entre mis manos y abrí mis brazos a mi perro. Un boxer blanco con una mancha café en su ojo derecho se acercó a mi y yo lo abracé con todas mis fuerzas, no podía creerlo. Se sentía tan real y tan calido, sus dimensiones, su pelo, su movimiento era el mismo, y mi felicidad llegaba a su cúspide. A pesar de la presencia de mi familia al rededor, yo quería que en ese momento solo estuviéramos él y yo, el Chato y yo, porque yo sabía... yo sabía que estaba soñando.

En mi cabeza algo me quería obligar a abrir los ojos, pero yo me resistía porque sabía que en el momento en que lo hiciera, mi perro no estaría conmigo, y no quería dejar de sentir su calor junto a mi. Mi felicidad estaba plena junto a él. Y me dí cuenta que yo estaba acostado, pero aún aferrado a mi perro, quien seguía moviéndose entre mis brazos, y lo único que podía pensar era: ¡mi perro no! no quiero que te vayas, no quiero que me dejes, no quiero dejarte, nooooooooo. ¡MI PERRO, NOOOO! ¡NOOOOOO!**

**Estoy escribiendo esto con lagrimas, tuve que hacer una pausa para poder quitármelas de los ojos.

Recuerdo haber entreabierto los ojos, y sentir como todo mi ser seguía aún gritando como si la vida se le fuera en eso pero de la misma manera no emitía ningún sonido, solamente la impotencia de saber que estaba despertando y poco a poco el cuerpo del Chato se desvanecía de mis brazos. Solo entonces, cuando ya no lo sentí junto a mi, tuve el valor de abrir mis ojos por completo...

En mi cama se encontraba Kami, la siguiente boxer que tuve, oliendo y lamiendo mi cara, pero en su cara veía tristeza, como si supiera que algo malo le estuviera pasando a ella... Nunca he podido hablar con los animales, pero estoy seguro que mi perra se estaba despidiendo de mi. Le acaricié la cabeza y le miré de nuevo a los tristes ojos, que tanta ternura me causaba desde cachorra, y supe que fue su adiós.

Entonces en verdad desperté, en mi departamento a 480 km de mi ciudad, donde en alguna granja deberían estar Kami y Bianca -o también conocida como Jake Jr-, su cachorra, cuidadas por la familia que las adoptó hace tiempo.. y a 988 km de el lugar donde el Chato murió hace ya casi 2 años... Y aún en la cama, lo único que puedo hacer al despertar es tocar mis ojos para darme cuenta que no lloré solo en mi sueño, sino que están llenos de lagrimas y que el vacío en mi interior era mas que real... Jamás volveré a abrazar a mi cachorro, y probablemente tampoco a mi Kamikaze... ni a Jake...

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Tipo: Sueño
Fecha: 13/09/2018

Realmente me fue muy difícil escribir esto, pues en la parte final, mis ojos se llenaban de lagrimas cada 4 palabras, solo de recordar la ola de sentimientos que sentí en ese momento, que estoy seguro que no solo soñé, también sentí.

Más arriba les dejo una foto de mi Chato...

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2018 ⏰

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