Bajo la luna de plata, el amante eterno, recuerda su primer corazón roto, no era más que el inicio de una odisea por sus recuerdos, la imperfecta memoria logro llevarlo más allá de los límites de su cuerpo y allí estaba. Al principio, hace veinte años, su niñez en flor de piel, y la magia del amor, era un dulce que aún no había desenvuelto. A vida pasaba poco a poco, entre la taciturna noche, y las risas. Exactamente cursaba en ese entonces 3 grado de primaria. La niñez es una época cargada de una contradicción inimaginable, es tan sencilla y a la vez tan complicada, su magia reside, en esa felicidad y pureza del corazón, donde el odio no tiene cabida, damos una sonrisa para recibir otra de vuelta, nuestro mayor ídolo es nuestro papá o mamá, y esa época dura tan poco, es arena que se escapa de las manos, y se la lleva el viento, mas queda la sensación para toda la vida, y eso es lo complicado, como se puede disfrutar del dulce más sabroso del mundo si nunca supiste que lo tenías en el bolsillo de tu jardinera favorita y de repente tu mamá la mete a la lavadora y ese dulce se echa a perder. Pero ese día no sólo perdí mi dulce, la magia navideña estaba en el aire, las acalles se llenaban de luces, los aparadores de las tiendas se llenaban de crteles de ofertas, y uguetes de ultima generación, mi sueño era recibir la figura de acción de la que para ese entonces era mi serie favorita. Todo el año esperaba la anvidad, en parte era por los regalos, pero ahora lo sé, me tomó 27 año darme cuenta, pero ahora lo sé. Quién pensaría que el verdadero regalo era esa compañía.
A tres días de navidad, mamá salió en busca de mi fantasía anual, ese regalo. El año anterior no había recibido nada, nunca me explicaron porque, pensé que había sido un año malo, y santa me había olvidado, por primera vez me sentí sólo, mamá me juró que había sido un simple error de tanteo en las cuentas de santa, y que ella misma se había comunicado al polo norte para averiguar que lo había ocasionado, y me confesó que santa, no podía con la sobrepoblación, y que no había quedado suficiente tiempo para traerme mi regalo, pero lo sentía mucho, que la próxima me daría lo que le pidiera. Y así iba a ser, mamá volvía a casa con lo que sería la causa de mi sonrisa. Puedo verla cruzar la calle, y llegar a la esquina, la veo sonreír, iba sumergida en su mundo, cruza sin mirar, si tantas veces me advirtió de que no lo hiciera, ¿por qué lo hizo? Porque no se percato de el auto que venía y que no se detuvo al ver una mujer, llena de sueños y amor,_Espero que les guste. No olviden dejar su voto._
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ENTROPÍA
RandomA veces, recordar nos lleva a lugares que quieramos huir, pero sólo están en nuestra mente. Este es un viaje por mis recuerdos y demonios, siéntate y disfruta