C A P Í T U L O 10

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Narrador Omnisciente.

Los rayos del sol entraban penetrantes por la ventana, los pájaros cantaban, las ramas de los arboles se movían de un lado a otro y el olor matutino no tardo en aparecer.

Eran las 8:40 cuando una rubia comenzó a removerse entre las sabanas, despertándose. Se incorporó en la cama y estiro los brazos, bostezando. Abrió los ojos, sonriendo, pero su sonrisa se borro al darse cuenta de que no estaba en su cama, ni en su habitación.

—¡AHHHHHHHHH!.— Grito fuerte, haciendo que los pájaros dejaran de cantar y se fueran rápidamente de la ventana.
Abrió los ojos como platos y se fijo debajo de las sabanas, suspiro, al menos no estaba desnuda.
Pero tenia puesta ropa de hombre, ¿Donde estaba?.

Se levantó de la cama y salio de aquel cuarto, mirando hacia todos lados para ver si lograba reconocer algo.
Siguió caminando cuando un ruido en la cocina la hizo pararse en seco, fue directo hasta ahí, para encontrarse con tal vez, la octava maravilla del mundo.

Lo que ella creyó que, sería Simon, estaba de espaldas, sin camisa y con un short de playa, cocinando.
Ambar se sorprendió cuando se encontró a si misma acariciando su ancha espalda, encajando las uñas en esta, arañandola toda...

—Buenos días, floja bonita.— Saludo Simon con una sonrisa en la cara, lo que hizo que Ambar saliera de su ensoñación.
Pero aquello le había dado tentación, y ya lo había empezado, no daría marcha atrás.

La rubia se acercó demasiado hasta enrollar sus brazos por la cadera de Simon, uniendo sus manos en su abdomen, acariciándolo.

—Buenos días para vos también, Simon, ¿Qué es eso que huele tan rico?.— Dejo un beso en su hombro, y juraría que lo había sentido temblar.

—Estoy haciendo el desayuno, ¿No es obvio?.— Simon río y Ambar sonrió, recargando su mentón en el hombro de Simon para así, inclinarse un poco para seguir oliendo esa delicia.

Ambar le pregunto porque nunca le había dicho que cocinaba, a lo que el respondió encogiéndose de hombros y con un “No lo creí importante”.

—Simon, hablando enserio...— Ambar dejo de abrazarlo a lo que Simon fruncio él ceño, le gustaba sentirla acariciándolo.
—Vos y yo...Ya sabes...— Ambar jugueteo con sus dedos y Simon sonrió mientras se limpiaba las manos con un trapo.

—¿Lo hicimos anoche?— Pregunto Simon serio y Ambar asintió apenada. —Si, y...Estuviste estupenda, bonita.— Ambar abrió los ojos como platos mientras abría su boca en una perfecta “O”.

Simon no aguanto y estallo en carcajadas, claro que a Ambar no le pareció nada gracioso. Comenzó a decir un montón de maldiciones y groserías mientras Simon se reía como solo Simon Álvarez se reiría.

—¡¿QUÉ TE DA RISA, MANGA DE FORRO?!.— Grito Ambar y Simon dejó de reír poco a poco, limpiando las lágrimas. —¡Me violaste hijo de puta!.— Eso a Simon ya no le pareció gracioso.

—A ver, calmate rubia, no te “Viole”. ¿Te me insinuaste?, si, pero yo no deje que pasará a mayores, porque te respeto y...

—Woah woah woah— Ambar corto lo que iba a decir Simon. —¿Te di a entender que quería tener sexo con vos?.— Pregunto.

¿Qué habría sido si?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora