Eres tú | Naruto Fanfic [Shisuihina]

Capítulo IX: El pasado nos persigue.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momentoal lector. 

Un niño de nueve años corría por todo su hogar en busca de su padre, llevaba en sus manos el examen para el que pasó noches enteras estudiando. A sus amigos les parecía extraño que pasara tanto tiempo leyendo los libros de texto, lo que ellos no sabían es que él quería ser el mejor de la clase, sacar buenas notas era su forma de llamar la atención de su padre. Su esfuerzo de semanas habían dado los resultados que esperaba, pues ahora podía disfrutar de las sonrisas que su padre le regalaba siempre que le traía buenas noticias como esa.

Cansado de no dar con lo que buscaba, se fue en dirección al lugar donde su padre solía encerrarse por horas. El despacho estaba entreabierto, eso le dió curiosidad. Se asomó con cuidado sólo para ver a su abuelo Madara en el escritorio de su padre y a su tío Fugaku sentado frente a él.

—¿No sobrevivió?— fue la pregunta que escuchó salir de los labios de su tío, él parecía un poco confundido, apretaba sus manos fuertemente y esperaba en silencio una respuesta.

Madara bajó su mirada, se notaba que sufría pero como siempre debía ser fuerte por su familia. Ya tendría más tiempo para seguir llorando la muerte de su hijo, ahora debía enfrentar a Fugaku —No, el impacto fue muy fuerte.

—Me quedaré con Shisui, mi hermano nunca lo quiso. Yo me haré cargo de él— habló Fugako elevando la voz, claramente no estaba haciendo una petición a su padre, sino más bien una exigencia.

Shisui comenzó a temblar al oírlo, confirmar que su padre no amaba, aunque ya lo sospechara, le partía el corazón. ¿No fue suficiente para él?

—No digas esas cosas, tu hermano amaba a Shisui. Sabes que no pasaba por un buen momento— Madara le miró enfadado y apretó sus manos, no pensaba permitir que Fugaku hable mal de Kagami siendo que él ya no estaba para defenderse. 

—Tuvo nueve años para superarlo— le respondió a su padre desviando la vista, era consciente de que ese momento no era el indicado para hablar de ese tema.

—Fugaku, no hagas que pierda la paciencia— advirtió Madara con la mandíbula tensa.

—Sólo quiero quedarme con el niño, tú ya te quedaste con Obito— le exigió Fugaku levantándose de su asiento y derribando por error la lámpara de la mesa a su lado. 

Madara dió un largo suspiro, dirigió la vista hacia otro sitio que no fuera donde se encontraba Fugaku tratando de levantar aquella lámpara,  sus ojos terminaron encontrándose con los de su nieto. Shisui seguía temblando, el mayor de la sala se maldijo por no darse cuenta de su presencia.

—¿Qué haces ahí Shisui?— lo llamó suavemente, su tono e incluso su expresión habían cambiado.

Fugaku se dió la vuelta para comprobar que el niño estaba en la oficina.

—Otôsan— murmuró, le costaba hablar, sentía una fuerte opresión en el pecho —¿Dónde está Otôsan?

Madara se acercó en un intento por abrazarlo, Shisui retrocedió asustado —Lo siento mucho, tu padre ya no va a regresar.