Claire Dearing sabía cómo leer sus propias señales de alerta. Y sabía que se habían encendido hacía tiempo con los momentos de hiperactividad que alteraban el sueño. Con el sudor en las palmas de la mano y esa sensación continua de que algo estaba a punto de ocurrir si no lograba analizar cada variante en su cabeza.
Toda su vida había convivido con esa terrible capacidad de anticipar cada giró del destino. Esa innata habilidad, esa capacidad de cálculo, por momentos sobrenatural, era a la vez una terrible maldición. En algunos momentos de stress se convertía en una manía, en una obsesión. En el pasado, algunas veces había tenido que recurrir a la ayuda farmacológica para lograr descansar y reducir la continua actividad mental.
Su don era una maldición y lo sabía. Desde muy pequeña, por instinto conocía que camino elegir para lograr un objetivo. En el colegio manejaba sus tiempos de estudio de forma tan estricta y precisa que siempre estuvo entre las primeras de su clase. La persistencia y la tenacidad no la habían convertido en la chica más popular ni en la más disputada por los chicos. La vida social no había sido su fuerte. Y siempre mantuvo un aura solitaria e indiferente para protegerse.
Al salir de la universidad entendió que la imagen que proyectarse a los demás podría potenciar su capacidad. Entonces construyó un modelo perfecto de mujer de negocios. Con elevados estándares estéticos, con modales seductores, con palabras elegantes. Así logró ser la mujer más joven en tener un puesto gerencial en Masrani inc.
La aséptica Claire Dearing se volvió una persona a la cual precedía su reputación. Gélida, hermosa, elegante, estricta y extremadamente distante.
Lo que no pudo prever entonces fue conocer a Owen Grady.
Nunca podría haber anticipado que sus modales displicentes y seductores la hicieran sonreír en la primer entrevista de trabajo que tuvieron. Intuyo, pese a no tener demasiada experiencia, que le había gustado. Esos pequeños detalles que completaban el todo. Las miradas, los chistes las manos al saludarse sosteniéndose por más tiempo que el necesario. Pero el detalle más evidente es que una y otra vez la llamaba por su nombre como si tuviese la confianza suficiente o la intimidad necesaria para hacerlo.
Es cierto que la primera cita no había funcionado según las previsiones sociales convencionales que había previsto. No logro distinguir que botones fueron necesarios para accionar en ella la reacción opuesta a al listado que había llevado impreso y terminar escapando de la cama de Owen antes del amanecer. A partir de entonces no habían vuelto a verse hasta que la tragedia de la indominux los reunió.
A partir de entonces convivieron con una relación tormentosa, profunda e interminable. Pasaban del deseo más intenso a las discusiones más tremendas y las continuas crisis. Pero siempre volvían. Una y otra vez era "Volver por más".
Sabía en su interior que el amor que los unía sobrepasaba la simple atracción de los opuestos. Era primario, físico pero a la vez intensamente emocional e instintivo.Pero algo diferente comenzó a iniciar la automática respuesta mental de Claire a las variables cotidianas. Podía percibir algo diferente en Owen. Algo que no se atrevía a decirle. Noto cierta distancia. La presencia de Maisie y su dependencia le daban a Owen la excusa perfecta para quedarse en la cabaña durante algunos paseos y al llegar siempre tenía el teléfono en la mano o apagaba mecánicamente la computadora para abrazarlas intentando evadir cualquier pregunta.
La capacidad de prever variables había comenzado a funcionar sin control. Casi de manera imperceptible comenzó a tomar distancia de Owen. El tiempo que pasaba con Maisie, necesario para la pequeña, empezó a ser cada vez más extenso. Sobre todo durante la noche. Los cuentos eran cada vez más largos, los abrazos se volvían pequeñas siestas y cuando ya no podía eludir más su propio cansancio se aseguraba de entrar en la cama cuando Owen llevaba horas durmiendo.
El contacto físico era esporádico, casi casual. Lucho con el impulso de revisar el celular o la computadora, refugiándose en la certeza de que algo definitivo iba a pasar.
Owen la conocía tanto que intento en vano provocar algún momento para hablar y comenzó a temer que Claire hubiese tomado una decisión irreversible.
Aún había momentos en los que algún giro del día los encontraba abrazados pero ambos no lograban quitarle al gesto la irrevocable sensación de ser una despedida.
Claire contuvo la tristeza cuando Owen se despidió para ir un par de horas a la ciudad.
Comenzarían las peores horas y lo sabía. Continuó refugiándose en el afecto de Maisie en esa transparencia infantil de sentimientos que eran absolutos y predecibles. Agradeció a Dios o al destino tenerla para no caer en la indefinida espiral de desesperación.
Esa tarde dibujaron al sol y tomaron limonada cerca del lago. Caminaron por el borde del bosque y volvieron a la cabaña absolutamente agotadas. Maisie apenas logro terminar la cena y Claire la acompañó a su cuarto para darle un beso de buenas noches.
-Papi tarda mucho- dijo Maisie bostezando demasiado cansada para ver la solitaria lágrima que derramó Claire.
La cabaña se volvió una cueva de silencio y sombras. Agobiante y helada. Claire permanecía en la penumbra, sentada en el piso con las rodillas en el pecho y la mirada ausente.
Había perdido la noción del tiempo y su mente no lograba desconectar la cadena de pensamientos que la hundían. Escuchó el sonido de la camioneta al detenerse y contuvo el aliento.
Se puso de pie y espero.
Owen entró en silencio pero sus hombros estaban tensos. Sabía exactamente cómo iba a encontrarla.
-Claire?- la llamó.
Por un instante Claire trato de controlarse pero le fue imposible, había tenido el tiempo suficiente para elaborar un discurso hiriente y efectivo.
-No es necesario. No necesito explicaciones. Cuando tome la decisión de quedarme con Maisie cometí el error de no aclararte que no estabas atado a mi elección solo por un beso desesperado en medio del temor de morir. Las cosas no funcionaron antes y no van a funcionar ahora.
Owen se le acercó envuelto en la furia y la decepción -Vos crees por un segundo que termine esta cabaña y vivo con ustedes por obligación? Crees que es un mandato o una orden que te amé más que nada en el mundo aunque no sepa cuando vas a cambiar ante mis ojos?
Claire retrocedió instintivamente no por temor sino por un dejó de vergüenza.
-Está en tu cabeza Claire. Algo te cambia. Te desespera no tener las respuestas de todo y sos capaz de decir las peores cosas. Perdí la cuenta de cuantas veces pasamos por lo mismo. Ya no sé qué Claire me habla. Mi jefa? La idealista conservacionista? La mujer que se acuesta cada noche conmigo esperando que tengamos un hijo? O alguien a quien aún no conozco y va a salir corriendo en medio de la noche? Cómo antes?
Owen avanzó hacia ella con las mejillas rojas de ira y sintió que sus manos heladas buscaban su rostro en la oscuridad.
-Owen yo...- intento decir Claire con las palabras convertidas en lágrimas.
-Claire, no.
Owen tomó con fuerza sus muñecas y la apartó. Se dio vuelta y volvió tras sus pasos en la oscuridad.
Hola chicos!
Otro capítulo pero esta vez es angustiante. Espero no decepcionarlos. Toda historia debe tener estos momentos en donde las cosas parecen perdidas. Pero además quería indagar un poco la personalidad controladora de Claire y como debe convivir con los factores que alteran ese control. El principal es Owen.
Gracias por el apoyo de siempre.
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Momentos
General FictionVarios relatos que describen la evolución de la relación de Claire, Owen y Maisie