Trabajar en la empresa no es lo que yo había imaginado. Es nucha responsabilidad, tener todo bajo control y saber tomar las decisiones correctas.
De echo me siento incómodo de estar encerrado entre cuatro paredes hablando con distintas personas enfrascado entre papeles, pantallas de portátiles, tablet o móvil.
Todo esto comienza agobiarme a pesar de que Alois está a mi lado dando la cara en cualquier momento.Sin duda yo no valgo para esto. Lo mío es la interpretación, estudiar guiones, pasarme horas en los camerinos maquillándome o cambiándome de ropa estudiando como haré la siguiente escena.
Y precisamente hoy me toca hacer un par de entrevistas.
Agarro varias bocanadas de aire antes de tomar asiento detrás de mí escritorio.
Le mando un mensaje a Bianca diciéndole que quiero verla está noche.
Llevo algunas semanas separado de ella debido a que se encuentra de viaje en distintas ciudades proporcionando sus modelos de ropa en las mejores pasarelas.
Me alegro por ella, y al mismo tiempo la extraño tanto que muero de ganas por verla y poder pasar la noche juntos.— Héctor, che, eh..soy Alba ¿me vas ha atender? — Me sobresalto al escuchar la voz de Alba, haciéndome una señal con la mano. ¿Desde cuándo está aquí y cómo me podido distraer de esta forma?
— Hola Alba. ¿Qué haces tú aquí? — Pregunto nada más recomponerme.
— Pues a que me hagas la entrevista de trabajo, Laura me dijo que podías ayudarme, porque para serte sincera necesito trabajar al menos una jornada completa.
Esto...Héctor, no pretendo valerme de la amistad que me une con Laura si no fuera porque necesito el dinero. Más bien quiero trabajar, por favor dame un empleo como sea. Da igual en lo que sea yo aprendo rápido. — Me quedo mirando a Alba comprendiendo la desesperación en su mirada. Para ser sincero se me pasan muchas ideas por la cabeza y ninguna buena.
Siento como mi miembro se despierta, de echo tengo que removerme en el asiento con disimulo intentando bajar de algún modo la temperatura.— Bueno, dime qué sabes hacer y veré qué puedo hacer por ti. — Madre mía que el miembro sigue duro y no es para menos, ver a Alba con una camisa blanca ajustada marcándole sus pechos, llevando una falda que se le sube más arriba de sus rodillas enseñándome unas bonitas y esbeltas piernas.
Es que ni caso hago a lo que me dice, solo se me pasa por mi calenturienta mente, imágenes de ella y yo tirándomela encima de la mesa.
Mierda como no pare de pensar en porno voy a terminar por eyacular aquí mismo y lo que es peor, sin tocarla.— De acuerdo Alba, veo que sólo tienes experiencia en hostelería, por lo cual mañana mismo ven a primera hora y te presentaré al jefe de personal del restaurante.
— Oh, vaya no sé cómo agradecerte lo bien que te has portado conmigo. — Me fijo en sus labios y la manera de humedecerlos, es un gesto tan sexy que hasta me cuesta no lanzarme y probarlos.
— Deseo que te guste el trabajo. Y ahora sí me permites debo asistir a una reunión. — Para ir a la maldita reunión me falta todavía una hora, pienso que sí permanezco cerca de Alba, mi control va desaparecer para lanzarme en busca de sus besos robándole algún gemido mientras la sujeto entre mis manos proporcionándole placer.
— Gracias Héctor. Chao.
Al fin se fue. Y mientras tanto me quedo mirando mi miembro, ¿desde luego que me ha pasado?
Mejor dicho, como he llegado a calentarme de esta manera con la presencia de Alba.
Es imposible, yo no estoy acostumbrado a excitarme de esta manera sin antes haber un intercambio de mimos y besos.
Alba es una mujer interesante, y con esos ojos turquesa me ha cautivado al extremo de querer ir en su busca.— Héctor, oye primo, ¿qué te pasa para que estés todo el tiempo en Babia?
— Alois, tengo un problema. Un problema y muy gordo. Ven vayamos a tu oficina y después te cuento.
ESTÁS LEYENDO
QUERER, NO ES OBLIGAR
РазноеPara Damián Irzu su mayor prioridad es que su familia esté unida y sus nietos, Alois y Héctor sigan sus pasos. Con el paso de los años, Damián educó a sus nietos con la única intención de que deberían continuar trabajando en su empresa para que su f...