Yoongi

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Taehyung realmente no sabía por dónde empezar.

Se había sentado en una silla del comedor -no porque no tuviera escritorio en su cuarto, si no porque no le gustaba utilizarlo-, con doscientos cincuenta libretos del nuevo disco sobre la mesa.

Debía firmarlos todos y, en consecuencia de haber sido el último en querer hacerlo -el resto ya se había puesto a ello hacía mucho- también debía meterlos en sus respectivas cajetillas.

Había pasado dos semanas con la caja de cartón arrinconada en el salón, y otra más en su habitación, porque Seokjin no aguantaba más la pelusa que se formaba en sus esquinas y Taehyung no mostraba interés en terminar la faena y que todos pudieran librarse de la dichosa caja.

Pensó que era lo suficientemente temprano como para llegar a la segunda siesta de Yoongi, que probablemente se acabaría de duchar y que ahora su habitación olería a champú y al gel que él utilizaba y que volvía loco a Taehyung.

Se enredó en las posibilidades durante algunos minutos. Un carraspeo le sacó de situación, haciendo que se centrara en la figura delgada que se apoyaba en el umbral del arco que llevaba al pasillo de las habitaciones.

"Ni lo pienses. Llevas días diciendo que los firmarías. No vas a entrar a mi habitación hasta que lo hagas."

Él había dado en el clavo. Yoongi tenía el pelo blanco húmedo en la frente, sobándoselo todavía con la toalla. Llevaba el pijama y Taehyung podía sentir su olor desde el otro lado del salón.

Podía volverse loco con todo lo que convertía a Yoongi en una persona atractiva, pero decidió desparramarse en la silla a la espera de algo.

"No pensaba hacerlo, sabelotodo." Yoongi rió entre dientes ante el apodo, Taehyung en realidad era muy maduro y adoraba la parte de él que se enfadaba por minucias.

Taehyung comenzó entonces, totalmente concentrado y cuidadoso.

Un libreto.

Dos.

Tres.

Yoongi le observaba sin disimular.

"¿No tienes que ir a hacer cosas de raperos?" Yoongi se carcajeó desde donde estaba, dejando la toalla mojada en el brazo del sofá. Se acercó a la mesa y tomó asiento frente a él.

"¿Te parece poco sentarme aquí a mirarte?"

Yoongi quería decir que observar a Taehyung era lo más entretenido y preciado que tenía, pero el chico debía centrarse y a él le convenía bastante que tardara poco para poder llevárselo a su habitación.

Taehyung sonrió un poco. "Namjoon te buscaba para algo hace dos horas."

"Era una patraña. Él ha salido de compras con Hoseok."

Taehyung frunció el ceño, pensando en cómo se suponía que convivía con seis personas y francamente no se enteraba de nada. Incluso Yoongi, que tendía a centrarse exhaustivamente en sus proyectos y a aislarse- cada vez menos- en su estudio, era más consciente de su alrededor que él mismo.

"Ah, bueno. Vale."

Taehyung se sumergió en las firmas, en las cajetillas y en el silencio tan amable que Yoongi le regalaba.

Yoongi no le ofreció ayuda porque sabía que era demasiado testarudo como para aceptar, y se limitó a hacerle fotos discretas y a responder los mensajes que Seokjin le enviaba desde la terraza.

A la media hora, observó a Taehyung guardar todos los discos en la caja. Mientras la llevaba hasta el recibidor de la entrada, Yoongi se dirigió a paso lento a su cuarto.

Yoongi | YOONTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora