La Guerra

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Quise creer que era un héroe cuando note que estabas librando batallas por ti sola, me imagine a mi llegando al campo de batalla con todo mi ejército, parándonos frente a tus soldados heridos y peleando mientras descansabas y te preparabas para luchar a nuestro lado. Pero la realidad fue otra, lo único que hice fue llegar con un puñado de soldados malheridos y confundidos por sus propias batallas, batallas que aún no eran victoriosas y de las cuales tratábamos de huir para no perecer, pero que seguían ahí, presentes a cada momento y cuando me pare frente a tus guerreros, me quede quieto, fui valiente y no hui a ningún lado. Así que no pasó mucho tiempo para que mis débiles soldados se encontraran rodeados. Fuimos masacrados, cada estocada que intentábamos atinar fracasaba, nos atacaban por todos lados, el frente, atrás, a los costados, incluso llovían flechas desde el cielo que caían justo en el campo de batalla y sobre ambos bandos, se incrustaban en nuestros corazones asesinándonos uno por uno y parecían no dañar a nuestros enemigos, al contrario, estas solo fortalecían a esos monstruos que no son gollums, trolls, gigantes, orcos o cualquier otro ser sacado de algún cuento, pero que son mucho peores que ellos y que fueron creados por nuestras peores pesadillas. Fueron meses los que duro esta sangrienta batalla, incluso dañamos a tus guerreros al estar cegados por nuestra propia sangre que escurría sobre el rostro y no fijarnos a quien atacábamos, estábamos a la defensiva y con todo el dolor que acusaba a nuestros cuerpos malheridos sentíamos que en el momento que tu atacaras íbamos a tener una oportunidad, no buscaba que libraras mis batallas, solo tenía una falsa idea de que podía salvarte, pero al final de todo huiste. Al levantar mi rostro y mirar hacia atrás pude ver como tú y tu ejército se marchaban del campo de batalla, llevándose consigo justo un paso atrás a tus enemigos mientras mi corazón se partía en mil pedazos, pedazos aún más pequeños de los que ya tenía alojados en el pecho, después, justo frente a mis ojos veía como mis guerreros yacían en el suelo cansados y heridos de muerte, esas pesadillas sacadas de mi subconsciente nos remataban en el suelo y parecía que el final había llegado.

Al principio creí que nunca debí haber dejado de moverme, tenía que haber pasado de largo y seguir huyendo, pero mientras una lanza estaba a punto de atravesar mi corazón, defendí mi orgullo y logre que unos cuantos de nosotros corrieran hacia su salvación. En ese momento por primera vez en mi vida no sentí vergüenza de haber luchado por amor, sentí vergüenza de haberme lanzado tantas veces a la guerra sin procurar antes fortalecer a mis guerreros y hacer crecer mi ejército, de permitir que fueran masacrados, dañados y pisoteados porque en realidad todos esos guerreros soy yo... y admito que nunca tuve a los mejores luchando a mi lado.

Después de unos días las heridas han sanado un poco, y aunque al principio éramos miles de fuertes guerreros con el paso del tiempo fuimos cayendo uno por uno, el mayor de mis errores ha sido siempre huir con la poca cantidad que me quedaba, en lugar de aceptar que necesitaba reclutar nuevos y más fuertes sentimientos.

Se que no estás muy lejos, a veces puedo verte en el horizonte luchando y otras miro a mi alrededor y no te veo por ningún lado, no es que este aferrado a ti pero si que estoy siguiendo tus pasos, porque lo cierto es que tengo un muy grande sentimiento por ti, pero esta vez no voy solo, cada día que pasa somos más y más en cantidad y fortaleza y a cada uno de ellos los cuido con todo lo que soy, los nuevos héroes que se unen a mis filas motivan a los antiguos guerreros convirtiéndolos en uno mejor sin olvidar lo que fueron anteriormente, es de ahí de donde viene su fortaleza y ya no huimos, avanzamos peleando cada batalla que se nos pone enfrente y de algún modo descubrimos el punto débil de esos monstruos, nosotros mismos.

Quiero alcanzarte, pero a veces estas demasiado lejos y tienes todo el derecho de buscar un nuevo ejército aliado, nunca me enoje contigo por haber huido, simplemente me quede tranquilo porque tú te habías salvado. Y te juro que quiero alcanzarte, pero si sigues de frente y no avanzas hacia donde yo estoy no podré hacerlo, deseo en mi corazón que suceda, pero la realidad en este momento soy yo y mis guerreros, y si nunca vuelves a mi lado también estará bien, te voy a estar eternamente agradecido porque en aquella batalla perdida donde estuvimos juntos, tus palabras de aliento resonando una y otra vez detrás de mi fueron las que me mantuvieron con vida.

Se muy bien que las batallas aún no se terminan,la victoria llega cuando nos encontramos de frente con la muerte, volteamos lavista y descubrimos que hicimos un buen camino, la miramos a los ojos ydescubrimos que no es un enemigo si no un buen amigo, un amigo que nos regalóesta vida para que le contáramos nuestras historias de guerra, ya que lo únicoque necesita para no perecer es escuchar que la aprovechamos al máximo y quefuimos felices a cada segundo, que luchamos y caímos pero que a pesar de eso lafelicidad siempre estuvo a nuestro lado, ese es su alimento preferido. Megustaría que lo conocieras conmigo, ya que, aunque fue una batalla perdida, eltiempo a tu lado fue maravilloso.    

La GuerraWhere stories live. Discover now