Uno

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Realmente sentía que ya no podía más, mi vida básicamente era un desastre, no entendía el objetivo de estudiar y menos el objetivo de amar.

No entendía el objetivo de crecer, cuando era pequeña solo quería ser una adulta, pero ahora quiero ser una niña, que no sabe nada sobre la vida y sobre todo es inocente.

Aunque puede ser molesto, la mayoría de veces, solo pensaba en encontrar el amor, casarme y tener hijos; vivir en una linda casa y ser millonaria para no hacer nada. Ya sé, todo un trillado cuento de hadas.

Con el pasar de los años caí en cuenta que eso no se cumpliría, porque entendí que no todo es como las películas, puede ser más complicado y solo te hace retorcerte del dolor.

Esta historia comienza desde que tengo memoria, cuando entré a la escuela, tenía muchos amigos, al ser la primera integrante de la 3era generación en mi familia, era una niña caprichosa y mimada, pero aun así hice amigos, que en la actualidad solo viven en mis recuerdos.

Hasta que llegó el fatídico día en el que decidieron cambiarme de escuela, una que era mucho más lejos de mi hogar, recuerdo que tenía que despertarme a las 4 a.m. para poder estar lista a las 5 a.m. y llegar a ese horrible lugar a las 7:15 a.m.

Mi primer día no lo recuerdo a la perfección, pero hay detalles sobre ese primer año en esa institución, que hizo mi vida cada día más miserable. Como haber llorado todos días que me llevaban allí, mis padres solo me miraban y se marchaban, pero la causa de ese llanto era fácil de suponer, me hacían bullying, en ese tiempo no sabía que existía ese término, pero básicamente es acoso escolar; algunas de las experiencias más traumáticas que hasta ahora recuerdo son: que me lanzaron por las gradas, y me golpeé tan fuerte un brazo que casi me lo rompo, obviamente le contaba a mi mamá pero ella no hacía nada; como lo relaté anteriormente, lloraba por todo, cuando no podía hacer un trabajo, no entendía una clase, si me decían tonta, entre otras, mis lágrimas salían a voluntad propia, así que ya era conocida como "la llorona", ese fue como el mayor apodo que me hacía reconocida, y otro detalle, mis pecas.

Solo imagínense, a una niña llorona, pecosa y mimada, un claro objetivo para que los niños te ataquen, y así fue toda mi carrera estudiantil en la primaria, pero hay algo que comencé a desarrollar desde 4to año y ese era otro objetivo para las burlas, mis buenas calificaciones, las etiquetas como la nerd, ñoña y presumida se apoderaban de mí. Recibí diplomas y premios por destacarme académicamente, que son de mis mayores orgullos.

Me gustaba ser buena estudiante, enserio, siempre me gustó destacarme en eso, porque para tareas que implicaran movimiento físico o tocar un instrumento, era inútil, lo único que me gustaba usar en el arte musical era mi voz y me encantaba bailar, pero son sueños fallidos.

Las amistades que formé, era tontas e inmaduras, no era leales, ni mucho menos duraderas, ¿crees que durarán hasta la secundaria? Déjame decirte que estas en un grave error, pero las recordarás con cariño, y estas te dejarán lecciones de vida.

El amor no podía faltar en esta pequeña reseña de mi vida en la primaria, me enamoré por primera vez a los 8 años, de un compañero de clase llamado Mateo, me atraía demasiado, todos lo sabían, yo era muy obvia y mis "amigas" siempre le contaban a todo el mundo mis secretos. Aunque nunca tuvimos algo serio, me gustó hasta el final de la escuela y sufrí mucho cuando se cambió de institución.

Estar ahí durante 6 años, me dejó lecciones de vida, pero la más importante fue la desconfianza en mi misma.

Traté de escapar de esta realidad varias veces, era como una jaula, de verdad la odiaba, pero a la final dejé de luchar y logré ser libre, pero no sabía que me estaban trasladando a una jaula mucho peor, en donde sufriría más que en la anterior, esta era el Colegio.

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2018 ⏰

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Escapa de la jaulaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora