Inuyasha sabe que lo que hace esta mal, mirar a la mujer de su hermano, desearla, poseerla, todo está mal. Pero olvidando su moral, la invita a pasar cada noche, la acaricia, la besa y la siente tan suya, a pesar del pecado que está cometiendo, no sólo traicionando a su hermano sino también a su esposa. Aun así al tenerla en frente la estrecha en sus brazos, une sus labios y la desnuda despacio. Sus manos la acarician y su boca la recorre por completo, besa hasta su sombra y ella gime su nombre una y otra y otra vez.
—Rin… —Inuyasha dice saboreando el nombre, recordando cuando todo comenzó, cuando sus ojos hicieron contacto, aquella vez cuando Sesshomaru la presentó a la familia como su futura esposa. No fue nada fuera de lo normal, sin embargo hay están siendo amantes, teniendo como testigo a la silenciosa luna.
—Ah, Inu-Inuyasha
Él sigue recorriendole la piel, pero en un momento se detiene, contemplandola, le encanta todo de ella y pensar que en un principio fue todo sexo, dos cuerpos ardientes en deseo y dos corazones muertos, hasta que todo cambió, sus corazones comenzaron a latir el uno por el otro.
—Rin, te amo —confiesa cada noche y ella le mira y sonríe.
—Yo… También te amo, Inuyasha.
Rin devora sus labios, no lo dice en voz alta, pero siente que ya no puede más, esa noche será la última que pasé al lado de Inuyasha, jamás lo habló con él, pero ya había firmado el divorcio, una vez que saliera de aquella cabaña, se dirigiría al que hace poco había sido su hogar, sabiendo que como siempre su ex esposo Sesshomaru no estaría, tomaría sus cosas y volvería al pueblo que abandonó hace tiempo. Las cosas se habían complicado demasiado, Sesshomaru le era infiel y ella le pagó con la misma moneda, el problema era que no se imaginó que podía enamorarse de su amante, Inuyasha tiene una familia y ella no quiere arruinarla, por eso se marcharía con su mayor secreto.
La noche se le hace corta, pero está satisfecha, como siempre ambos pasan una noche maravillosa, los dos caen rendidos. Rin es la primera en abrir los ojos, en recoger su ropa y vestirse, esa noche no toma una ducha para quitarse el perfume de Inuyasha de su piel, prefiere quedarse con su aroma toda la noche.
—Inuyasha, Inuyasha —Lo llama, él abre los ojos y la toma de la mano empujándola hacia él, ella vuelve a sonreír y lo besa, está sobre él por eso aun con su ropa puesta siente la erección de su parte baja —No puedo creerlo, ¿Cómo puedes estar excitado de nuevo? ¡Ya es tarde, deberías estar en tu casa! —Le reprocha, aun así decide complacerlo con su boca y lo hace escuchandolo jadear.
—Rin, me vuelves loco —susurra él en su oído, haciéndola estremecer. Ella se aparta una vez concluida su labor y le da espacio para que él se levante de la cama.
—Vete a bañar, ya me voy —Hace amago de recoger su bolso, tratando de no darle importancia a las palabras dichas por él, pero es inevitable no sentir su corazón latir con fuerza.
Inuyasha la detiene y la besa, se despide diciéndole que se volvieran a reunir el sábado, Rin le dice que está bien, pero miente, esa noche tomaría un avión con destino a su antiguo hogar, segura de que cuando se topará con su hermana se echaría a llorar en su hombro, admitiendo con vergüenza lo que sucedió y revelando en el acto que estaba embarazada de su amante, mas nunca revelando que este era el hermano de su ex.
Sabe que Inuyasha es el padre porque hace mucho que Sesshomaru no la toca, eso la hace sentir humillada y se pregunta en su mente si hubiera sido capaz de mentir diciéndole a él que era el padre, posiblemente estaría sin saber cual de los dos lo era si Sesshomaru la hubiera tocado. Cosa que no sucedió. Ahora tragando su dolor se marchaba.
Salió por la puerta escuchado el sonido de la regadera y al entrar al auto lo encendió con la mano temblorosa sin darse cuenta las lágrimas empezaron a descender por sus mejillas.
—Lo siento… Inuyasha.
Y así se marchó llegando a la mansión que compartía con Sesshomaru. Como lo predijo él no estaba, seguro está revolcándose con su secretaria. Aquel pensamiento no provocó ningún sentimiento en ella, la cosa eran tan diferente, al principio cuando se dio cuenta de que él tenía un amante había llorado, consumiéndose de dolor, pero ahora no es así.
Tomó sus maletas que ya estaban hechas y se marchó, no miro hacia atrás. Tan sólo sonrío tristemente, llevándose consigo la sonrisa encantadora de Inuyasha.
—Pronto sabrás Inuyasha, que esta noche no fuiste mi amante sino que yo fui la tuya.
ESTÁS LEYENDO
La amante (Inuxrin)
FanfictionInuyasha y Rin llevan una relación a escondidas, ambos se aman, pero hay obstáculos. Obstáculos con los que Rin no quiero luchar. Créditos de la imagen de la portada a su respectivo autor/a. Los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi. InuyashaxR...