《¿No os cansáis de perder?》

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Allyson

(Allyson en multimedia)

Volví a echar un vistazo a Voyd que estaba tendido sobre mi cama. Ya estaba a salvo, le había subido un poco la fiebre, pero ese tío era un toro, él podía con todo.

Me abracé a mí misma sintiendo soledad, pensando en las personas que había perdido por el camino. Primero fue mi madre, ella no se merecía nada de lo que le pasó, ella no se merecía la muerte. A veces se lo echaba en cara a mi padre, pero no podía reprocharle nada, pues yo había hecho lo mismo con Adrien, quien murió por mi culpa, yo le empujé al abismo... a mi abismo. Con él pasé mis mejores y mis peores momentos, él era más que un rollo pasajero, joder, pretendía casarme con él, algo prácticamente imposible en el mundo en el que había crecido. Un mundo en el que matar a alguien era el pan de cada día, las drogas, los sicarios, los ladrones, estafadores... Toda una mafia. La mafia Káiser, respetada por todos, defendida por nosotros, nadie nos tocaba, y si lo hacían, la muerte era lo único que podían esperar.

Voyd empezó a balbucear y me coloqué rápidamente a su lado, cogiendo su mano.

—Ally... —Susurró. Me acerqué para escucharle mejor. —Me he enamorado. —Le miré y vi como una sonrisa se instalaba poco a poco en sus labios. ¿Qué?

—¿De qué estás hablando, Voyd? Estás delirando. —Toqué su frente, pero le había bajado la fiebre.

—No. —Se lamió sus labios secos antes de proseguir. —Ese chico de ojos grises... Maldita sea, ni siquiera me atreví a dispararle. —Abrí mis ojos de par en par.

Voyd no es alguien quien se piense las cosas dos veces antes de disparar, habíamos acordado que pasara lo que pasase, dispararíamos.

—¿AJ? —Pregunté para mí con impresión, recordando cómo lo había nombrado Zek.

—AJ... —Pareció saborear su nombre, diciéndolo lentamente. —Sí.

—Estás loco. —Voyd tenía la capacidad de enamorarse de alguien cuatro veces al mes, como mínimo. —No puedes decirlo en serio, es el enemigo. —Mi voz salió fría pensando en Zek.

—No, niña, Zek es el enemigo. Él es el único responsable de la muerte de Kian. –¿Lo estaba defendiendo?

—No puedes estar hablando en serio...

—Sabes que nunca bromeo.

Cuando a Voyd se le metía alguien entre ceja y ceja, era muy difícil que cambiara de parecer. Y ahora AJ estaba en su mente, ¿qué coño había hecho?

—¿Olvidas que te ha disparado? ¿Y que el otro imbécil me dejó tirada en el suelo casi inconsciente? —Cerró los ojos arrugando su frente.

—Déjame descansar. —Tensé mi cuerpo intentando no soltar nada que empeorara la situación.

Salí de la habitación intentando no dar un portazo.

—Ally, ¿dónde está tu hermano? —Abrí los ojos topándome con las dos canicas verdes de mi padre, aquel color de ojos lo había heredado de él, un verde oscuro e intenso. —Respóndeme, sabes que no me gusta esperar. —Dijo imperativo. Sí, lo sabía, tenía menos paciencia que yo.

—Padre yo... —Quería volver a llorar. Aunque él me había enseñado todo lo que sabía, parece que se saltó ese tema en el que se enseñaba a comunicar la muerte de un ser querido, a afrontarla.

Mi silencio lo dijo todo, sabía que algo malo le había pasado, pero no sabía que ese algo era que estaba muerto, incinerado a saber en qué parte del bosque.

Pull The Trigger [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora