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Por si se lo preguntan, no... no me arreglé con Liam. Todo sigue igual.
Después de ese beso, nuestro último beso, cada uno se fue por su lado, quedándonos con el corazón roto en mil pedazos y con muchísimos recuerdos sacudiendo nuestra cabeza.

Erhan y yo ya estamos listos para llevar a cabo nuestro plan; ya inició la conferencia de prensa, y como dije, terminará con una bala en medio de las cejas de Margaret Mullins.

—¿Está lista? —me preguntó Erhan.

—Sí, siempre lo estoy. Estando en esta posición, siempre estoy preparada para enfrentar lo que sea —le contesté.

—Y siempre lo hace bien —señaló

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—Y siempre lo hace bien —señaló.

—Ella se ve inofensiva, ¿verdad? Con todo lo que dice... con ese montón de hipocresía, parece inocente —aludí a las odiosas mentiras que responde Margaret a los periodistas.

—Usted me dice cuando, señora Katrina.

—Es una pena que esa perra se muera sin verme la maldita cara una vez más.

—¿Entonces? ¿Qué hacemos?

—Se me acaba de ocurrir algo mejor, y para realizarlo, necesito que su noviecito esté con nosotros hoy mismo, ¿puedes encargarte de eso? —cuestioné.

—Por supuesto, sabe que jamás le he fallado en algo. "Nato", ya está ardiendo en el infierno. Tal y cómo quería.

—Así me gusta, Erhan. Siempre haces todo como quiero, en serio agradezco tu lealtad —le agradecí.

Cuándo acabó la conferencia de prensa, pudimos salir sin ser descubiertos.
Me llevó a mi oficina y él se fue a cumplir con mi encargo, y hace más o menos una hora, me informó que ya Emmanuel Castillo está encerrado.

Yo he pasado todo el día en el taller afinando detalles para la revista y dibujando nuevos diseños para mi marca; no tengo nada más que hacer,  y de verdad, lo último que quiero es irme al hotel. No estoy preparada para sentir la cruel ausencia de Liam Montekbull...

Escuché ruidos extraños en las afueras de mi oficina y puse mucha atención a la puerta; ya todos se han ido, la única que está aquí soy yo.
Abrí el tercer cajón de mi escritorio y saqué mi pistola, revisé que estuviese cargada y me puse de pie, poniéndome de inmediato a la defensiva.
La jodida puerta se abrió y por poco se me escapa un tiro; ¡maldita idiota!

—¡Dios! Casi me disparas —señaló Sky muriéndose de risa.

—Eres una estúpida, Sky Coleman —rechisté —. ¡¡¡Casi te disparo!!

—Lo siento, es que cuando me llamaste no te escuché muy bien, no quería dejarte sola ahora. Le dije al doctor que vendría a verte un momento, Sophie se quedó dormida.

—Gracias, pero, pudiste avisarme. Hubiese sido espantoso dispararte. —Me senté de nuevo en mi ejecutiva y ella se sentó a mi lado, sobre mi escritorio.

Operación Katrina© || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora