Capítulo 43

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Capítulo 43Añorando espinas:Día 215 del programa: 14 de Julio del 2015

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Capítulo 43
Añorando espinas:
Día 215 del programa: 14 de Julio del 2015

3:00 pm

Gravedad.

Ese fenómeno tiene la tendencia a intensificarse en momentos de tristeza, como si el cuerpo se llenara de desgracias a un punto en que la tierra quisiera adherirlo a su centro. Ciertos físicos descartarían está teoría, pero Cloe estaba convencida de que la gravedad era la que había adherido su huesudo cuerpo al suelo frío de su habitación, y su saliente columna vertebral chocaba con las baldosas de madera falsa al respirar.

Desde su "ruptura" con Cameron —que realmente no se podía considerar aquello, pues nunca fue noviazgo para uno de los dos— Cloe huyó de la luz del sol y de la sociedad para volverse una ermitaña dentro de las cuatro paredes llenas de posters de superhéroes de su habitación. Recibía visitas habituales, sobre todo de su prima y de sus cuatro amigas. No obstante, nunca le dirigía demasiadas palabras a ninguna. En el momento en que quería que se fueran, las ignoraba. Esa técnica funcionaba con las margaritas, que se rendían luego de numerosos intentos en hacerla reaccionar. No obstante, con Eve la cosa era diferente: debía comer un tercio, al menos, de la cena que solía llevarle. En ocasiones—la mayoría —, masticaba sin tragar aquellos alimentos, haciéndole creer a su prima que si cenaría. Luego, desechaba todos esos trozos en la papelera, pues ahí estaban mejor que en su interior.

Su estómago se redujo aún más de lo que ya estaba. Pronto, dejó de sentir rugidos que pedían, aunque sea, un poco de sustento. Era como si su cuerpo estuviese levantando la bandera blanca hacia el mundo y, al igual que ella, quería simplemente rendirse ante todo.

Su alma y su cuerpo se habían puesto de acuerdo en una decisión: ya no tenía sentido vivir. Puede sonar fuerte, pero si nos ponemos en los huesos de esa chica de cara demacrada, una decisión como esa tiene bastante sentido. Su corazón roto —ahora dueño de sus pensamientos —, le había repetido durante días que, si la usaron solo como coartada, entonces era cuestión de tiempo para que la volvieran a utilizar.

Si valía lo mismo que un conejillo de indias, ¿para qué seguir existiendo?

Los susurros de su alma destrozada lograron arrugar su espíritu y romper sus labios una vez más. Comer estaba prohibido, ¿entonces porque no moría de hambre correctamente esta vez? ¿Y si permitía que sus costillas se consumieran, o que su estómago disminuyera a hasta alcanzar un último y esperado suspiro?

Eso era lo que estaba haciendo, pero el proceso resultaba demasiado lento para su gusto. Cada instante de vida era agotador; la vida era agotadora en sí. Se trataba de desilusiones, de dolores, de traiciones, de imperfecciones, de hambre...estaba tan exhausta de todo que ya se sentía muerta, de alguna manera. Tan solo le faltaba ese último segundo en el que sus órganos se detendrían por completo, en el que su delgadez se transformaría en el fino cuchillo con el cual terminaría un sufrimiento que veía eterno. Comenzó a fantasear con afilados finales ¿Por qué ese momento tardaba tanto en llegar?

Margaritas || P.E #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora