× Capítulo 20 ×

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× Narra Jos ×

6:45 pm.

Manejo a velocidad sin importar las múltiples reglas de tránsito que acabo de romper.
El llanto de Renata se hace presente y eso me asusta; un par de lágrimas brotan de mis ojos cuando la veo por el espejo retrovisor.

Su piel, que hace unos instantes tenía un color perfecto, ahora se encuentra completamente pálida, sus labios habían perdido color y sus ojos perdieron su característico brillo por completo.

No comprendía lo que pasaba pero tenía bastante miedo.

Esperaba despertar de este horrible sueño.
Esperaba que ella siguiera riendo y bromeando como siempre lo hacía.
Esperaba que me inspeccionará con esos intimidantes ojos miel que la caracterizaban.
Esperaba que al despertar, lo primero que viera fuera su alborotada melena roja.

Esperaba tantas cosas.

Y tenía tanto miedo a perderlo todo otra vez.

— Debes buscarla —oí.

— ¿A quién? —me sorprendí al oír mi voz. Apenas se lograba escuchar.

— La chica de ojos azules —sonrió, como siempre lo ha hecho, sonrió como siempre ha iluminado mis días—. He visto como miras el cuadro —rió—, están destinados, y sabes que yo nunca me equivoco.

Y a pesar de las circunstancias, ella conservaba el humor y la locura que la caracterizó durante todo el tiempo que la conocí.

— Te amo, Jos.

Y por sus palabras sabía cuál era su destino que oculto durante todo este tiempo. Sabía que ella jamás intentó dañarnos de ninguna forma y prefirió guardarse el daño solo para ella.

La lágrimas seguían su camino por mis mejillas.

Mi corazón se hacía añicos por cada segundo que pasaba.

Mi mente era un completo caos.

Y sabía que nuevamente había perdido todo.

— Te amo, Reni.

× Narra ____ ×

7:00 pm.

Así que así se siente perderlo todo.
¿Crees que nunca te va a pasar? Bueno, realmente estás equivocado.

Perder el amor, perder la confianza, perder la compañía es doloroso; pero perderte a ti mismo, eso es desgarrador.

Ver como te vas agotando, como te apagas y como vas a desaparecer de este mundo es lo más terrible que puede pasarte.

Paré de gritar por ayuda cuando me di cuenta que nadie llegaría, no sé cuánto tiempo ha pasado, minutos u horas, no lo sé, nadie ha venido, sé que nadie es suficiente valiente como para acercarse a una escena macabra provocada por un hombre.
Quizás las vecinos anden husmeando por sus ventanas, quizás mis gritos los escucharon algunos viajeros o algunos peatones. Pero nadie se atrevía a pasar por esa puerta y acudir a tu rescate.

Nadie va a salvarte. Nadie va a estar para ti siempre.

“Amar es destruir, y ser amado es ser destruido”.

Oigo las sirenas a lo lejos. Quizás sea la policía, quizás sea una ambulancia..

Quizás...

Algo que es posible pero tampoco está afirmado.

Sonreí. Probablemente este sería mi fin de esta vida, supongo que en la próxima será mucho mejor. Por fin dejaría el sufrimiento, escapando de la manera más cobarde posible.

Mi vista era borrosa, una sombra se acerco a mí y me cargo en sus brazos.

Y finalmente, con una sonrisa, caigo inconciente en los brazos de un desconocido.

× Narra Jos ×

7:55 pm.

Su cuerpo es frágil, mis brazos abarcan por completo su cintura y su aroma aún sigue impregnado en su piel.

El llanto no ha cesado, la garganta me duele y mis ojos arden.

Pero ningún dolor se compara a lo desgarrado que se encuentra mi corazón.

Nuevamente perdí a la única persona que me sacó del abismo, a la única persona que pudo iluminar mis días después de la tormenta.

Los doctores me sacan con delicadeza, sin embargo no puedo apartarme de frío cuerpo al que me aferre durante tanto tiempo.

Cuándo Renata y yo llegamos al hospital ya no había mucho que hacer. El cáncer la había abarcado por completo. Entendí que ella jamás quizo cuidarse porque en el fondo sabía cual era su destino sin importar lo que hiciera.

Nunca lo supe, y me gustaría que esto sea solamente una cruel pesadilla.

Deseaba pasar tantas cosas con ella que ahora jamás podré cumplir.

Deambulo por los pasillos fríos del hospital, miro a las personas, algunas esperan por sus familiares, otras solamente acompañan a éstos. Trato de darles una sonrisa llena de esperanza a las personas con quienes cruzo miradas, espero que eso les ayude aunque sea ha mejorar un poco su estado de ánimo.

“— Se bueno. A nadie le gusta una persona gris. Cuida a quien ames. Y recuerda que amar no es destruir, porque amar, es crear, construir, y mejorar”.

Esas fueron sus últimas palabras antes de cerrar por completo sus ojos miel.

Me encontraba a unos cuantos metros de la puerta de entrada/salida. Ya no tenía fuerzas de estar aquí y lo más probable es que me entregarán el cuerpo de Renata al día siguiente.

El llanto había parado, ya no había más lágrimas dentro de mí.

Alcé la mirada y justo en ese momento las puertas del hospital fueron azotadas por varios paramedicos que traían una camilla con una persona en ella.

Pasaron a mi lado y rápidamente reconocí el rostro de la chica.

Era la linda ojiazul que me había topado en muchas ocasiones.

Me apresure a caminar detrás de ellos, el pecho me dolió un poco más y la cabeza me comenzó a dar vueltas; escuchaba varias palabras que no lograba entender pero mi atención se encontraba por completo en el pálido rostro de la castaña.

— Señor no puede pasar, debe esperar aquí —me detuvo una enfermera justo antes de atravesar por una puerta.

— No lo entiende, ella está sola, ella...

— Lo siento, necesita esperar aquí —me interrumpió y a regañadientes accedí.

«Están destinados».

Estás palabras hacían eco en mi cabeza, creyendo que quizás sea verdad.

Estamos destinados.

Ella es mi hilo rojo, la pieza perfecta que encaja conmigo.

Jamás comprendí el porque había tantas casualidades entre nosotros.

Y Renata se dio cuenta por mí.

El sol dio su último rayo que me llenó por completo.

Y ahora, es tiempo de iluminar a la luna.

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Espero que estén llorando porque yo estoy llorando, je.

No sé qué decirles.

Este aún no es el final, no se alarmen jaja.

En unos días vendrán los otros capítulos, así que, prepárense para otras emociones quizás no tan fuertes como esta.

Las amo millones.

Denle ⭐⭐⭐ y comenten 💘

Mokita (Tonalidades III) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora