× After ×

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× Narrador ×

— Aguarden, sigo entender algo —habló Maddie al ver que sus padres habían finalizado—. ¿Por qué actuaron cómo si no sé conocieran? Y papá, si sabías que ella era tu “hilo rojo”...

— ¿Por qué rayos decidiste apostar? —a completo Sofi.

— Realmente no recordaba a su padre, ya habían pasado bastantes años —admitió Curiel.

— Y sería muy raro si yo llegaba y comenzaba a hablarle sobre los sucesos que ocurrieron ¿no es así? —los presentes asintieron—. Respondiendo tu pregunta: ____ realmente me trataba de una manera bastante indiferente, además, necesitábamos el dinero, Sof.

Jos y ____ habían tardado tres horas en terminar de contar sus historias pasadas. De una u otra forma su confianza se había reforzado después de todo lo contado. Ninguno sentía lástima por el otro, ambos habían sufrido, cada uno a su manera, ambos perdieron a personas realmente importantes, la única diferencia es que Jos logró salir de su tempestad, mientras que ____ se mantuvo ahí, en sus demonios hasta que llegara alguien que la iluminará por completo como Renata lo hizo con Jos.

Claro, no hay que confundir las cosas, Jos amó a Renata con locura, y a pesar de que ella lo sacó del abismo, ese amor es nada, comparado al amor que siente por la ojiazul.

— ¿Qué ocurrió con Jorge? —preguntó esta vez Osmar.

— No lo sé —contestó la castaña—, quizás se fue del país. No volví a saber de él.

— Quiero ir a mi antigua casa...

— No Sof, probablemente ya ni esté de pie, hace más de una década que no se le ha dado mantenimiento —respondió el pelinegro.

— Por favor —volvió a pedir la menor de los Canela—, quiero ver a Renata. Sé que tienes los cuadros en el sótano.

Y después de unos minutos, Jos accedió, toda la familia subió al auto y marcharon hacía las calles que hace años no transcurrían.

Al llegar, ____ recordó aquel pequeño incidente donde Renata había lanzado una piedra rompiendo el cristal de Jorge, rió pues ahí fue donde escuchó a José Miguel por primera vez.

Entraron con cuidado, en cualquier momento algo podría caer del techo, es verdad que a la casa ya no se le había dado mantenimiento, los pocos muebles que había ya se encontraban con bastante polilla o cubiertos con una gran capa de polvo y telarañas.

La casa bien servía para dar un buen susto en halloween.

Sofi camino hasta el fondo del pasillo, ahí visualizó una puerta y supuso que era la entrada al sótano. La abrió y bajó unos cuantos escalones, como la pelirroja lo había predicho: en aquel sucio cuartos se encontraban el par de cuadros que había pintado el ojimiel, los cuales se encontraban cubiertos por un par de telas blancas (o grises, o cafés por la suciedad del lugar). Estiró su delgada mano y de inmediato las sabanas cayeron, levantando un poco de polvo haciéndola toser.

— Siempre creí que era mi madre la que me hablaba en sueños, todo siempre era borroso pero su cabello rojizo siempre estaba presente —comenzó a hablar al sentir una presencia detrás de ella—, ahora sé que siempre fue ella, sunligth.

— Supongo que ella estaría muy orgullosa de ti, Sof —habló ____ mientras se acercaba a ella—. Sigue siendo igual de impresionante —siguió haciendo referencia al cuadro.

— Tu retrato no se queda atrás —rió la menor señalando—, no sé por qué rayos yo no...

Pero ____ dejó de escucharla, la castaña se encontraba asombrada; era ella, cuando tenía quince años, un escalofrío recorrió su cuerpo, las líneas azules eran tan finas, tan delicadas, tocó el lienzo con miedo a romperlo. Canela la había capturado, desde sus cabellos rebeldes hasta las notables ojeras y el delineador que decoraban sus ojos.

Y a pesar de todos los malos recuerdos que le traía, ella estaba fascinada.

— Los dejo solos —escucho decir, aún no podía procesar las palabras.

Una mano tomó la suya, y la calidez que sintió le dijo quien era el dueño. Volteo a verlo y conecto con esos ojos miel que le hacía perder la cordura. A pesar de los años, el sentimiento cada vez se volvía más fuerte.

— Gracias por ser mi salvación —habló la ojiazul con honestidad.

— Siempre fuiste mi chica suicida, y si algún momento vuelves a caer, yo siempre seré tu salvación —respondió el pelinegro besandola suavemente.

“Te amo. Y te amaré, y si existe una vida después de ésta, te seguiré amando”.

F I N

Mokita (Tonalidades III) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora