Única parte

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La primera vez que lo vio fue un viernes a la noche, ese fin de semana le tocaba la ronda nocturna y acababa de iniciar su turno cuando una oleada de personas entró al bar; eran jóvenes y se los notaba emocionados así que Blas mostró su mejor sonrisa y comenzó a preparar bebidas sin prestar demasiada atención a las caras de los clientes a quienes servía sin descanso. Pero entonces, cuando levantó la vista después de terminar el último trago de un pedido, lo vio; estaba parado frente a él, apoyando los codos en la barra y mirándolo con una sonrisa llena de hoyuelos y picardía.
Blas parpadeo un poco encandilado ante aquel chico, era lindo, muy lindo a decir verdad, con el cabello corto y oscuro, era más alto que él y tenía esa aura de confianza que lo hacía lucir relajado y jovial.
"Si, decime ¿Que vas a querer?"
El muchacho se rió un poco antes de inclinarse más cerca de él y hablarle en un susurro.
"¿Ves a los chicos que están sentandos cerca de la puerta? Hay uno con campera roja" Esperó a que Blas dijera algo pero este solo asintió despues de mirar hacia la dirección dicha, donde efectivamente había un grupo  de amigos riendo y bebiendo, así que el chico siguió "Bueno, apostamos a que yo conseguía tu nombre y número de teléfono antes de que ellos consiguieran el de cualquier chica que hay acá".
El bartender, que se había inclinado más cerca del chico sin darse cuenta, se alejó y trato de sonar firme cuando dijo.
"Mira, no sé que juegos tenés vos y tus amigos pero a mí no me metan, yo estoy laburando" se fue a atender a los demas clientes antes de que el otro respondiera algo.
Ofendido y un poco avergonzado Blas comenzó a murmurar en voz baja sin dejar de trabajar, ese chico no era la primera persona que le hacía alguna insinuación o algo parecido, pero esa noche no estaba particularmente para chistes o bromas así que trato de olvidarse de todo y seguir en lo suyo.
Pero cuando volvió a mirar en la dirección donde lo había dejado, el muchacho seguía ahí, sonriendo de igual forma y mirándolo.
Blas bufó y se acercó de nuevo, solo iba a dejarle claro las cosas.
"No sé qué buscas pendejo, pero a mí no me agarres para tus joditas, hay muchos pibes acá que seguro te darían más que su nombre y número de teléfono así que por favor déjame trabajar tranquilo" sonó un poco más brusco de lo que pretendía pero el otro ni se inmutó solo asintió.
"Soy Junior, si cambias de opinión, voy a estar toda la noche allá" señaló el lugar detrás de su espalda donde estaban sus amigos "Si me ayudas ganamos los dos, solo voy a decirte eso" se encogió de hombros e hizo el amague de dar media vuelta y alejarse.
Y Blas sabía que más tarde iba a arrepentirse de lo que estaba a punto de hacer, pero no pudo evitarlo. Agarro el brazo del chico antes de que se alejará de la barra.
"Para, para ¿Y que gano yo? No me digas salir con vos porque te corro del bar" Le sonrió un poco, tratando de aligerar las cosas.
Junior se volvió de nuevo hacia él y la sonrisa estaba de nuevo en su cara.
"¡Ah! Yo sabía que te iba a interesar eso" se inclinó de nuevo sobre la barra, estirando su alta figura hasta casi pasar hacía el otro lado donde estaba Blas. "Si yo gano, no pago ningún trago y aparte por cada cosa que pida tu propina aumenta más. Y tengo que decirte que soy un gran bebedor así que vas a sacar mucha guita". Movió las cejas de arriba abajo.
Blas lo pensó unos segundos, no era como si le faltarán propinas, no se iba a vender por eso. Pero entonces volvió a observar al chico y aunque en ese momento no lo admitió, lo siguiente que hizo fue más por ese par de ojos que lo miraban expectante  que por un par de pesos de más que este le prometía.
"Soy Blas, si al final de la noche estas lo suficientemente sobrio y yo lo suficientemente feliz con las propinas que me den tus amigos, vas a tener mi número" lo miro esperando alguna queja pero el chico se acomodó dejando de estar inclinado sobre la barra y lo miro pareciendo satisfecho.
"Me parece perfecto, Blas". Se alejó antes de que pudiera responderle algo.
Después de eso Blas pasó la noche más pendiente de Junior que de los clientes que debía atender, y aunque debería estar feliz de que el chico en las siguientes horas pidió tantos tragos como si estuviera tomando con un equipo entero de fútbol, se decepcionó un poco porque sabía que no iba a darle su número y posiblemente jamás volvería a saber de él.
Pero para sorpresa de Blas, a eso de las cinco de la mañana cuando ya todos estaban muy borrachos y alborotados, Junior se acercó de nuevo a la barra, sobrio y sonriendo.
"Bueno, creo que ya es bastante tarde, y estoy seguro que la propina fue generosa, así que…" Le pasó el celular que tenía en la mano. "Me merezco un número ¿No?".
Blas se rió, de verdad este chico estaba haciendo que se riera y se pusiera nervioso como un adolescente.
"Hiciste trampa eh, no sé quién se tomó todos los tragos que pediste pero estoy seguro que vos no". Sin embargo agarró el celular y agendó su número, se lo devolvió y esperó que Junior hablará.
"Dígamos que a mí hermano nunca se le vaciaba el vaso y el mío se acababa muy rápido" bromeó guardando el aparato en el bolsillo de sus jeans.
Después de eso Junior se quedó cerca de Blas mientras esté acomodaba y limpiaba todo, el chico hablaba tanto y de tantas cosas a las vez que se perdió un poco, pero no le importaba porque estaba ahí con él y como que le gustaba toda la atención que le daba.
Cuando uno de los amigos de Junior se acercó diciendo que era hora de irse, Blas supo que seguramente no vería más a ese chico de sonrisa pícara. Así que se despidió de la forma más neutral que pudo y siguió con lo suyo.
Y pasó que después de cerrar el bar y llegar a su casa, en el celular le esperaba un mensaje:
~Es la primera vez que me alegra estar sobrio después de una salida, que descanses, Blas~ Junior.
Y el aludido sonrió, se permitió sonreír como idiota porque la habitación estaba oscura y ya era tarde para reprocharse alguna actitud infantil así que, con ese pensamiento, se quedó dormido.
El fin de semana pasó entre más tragos, gente borracha y alguna que otra pelea pero el bar estuvo tranquilo y Blas siguió con su vida; con la diferencia que ahora sus días siempre comenzaban con un mensaje de Junior y terminaban de la misma forma. Y él no quería decir que se estaba poniendo tonto y soñador, pero como que ya pasaba.
El domingo fue su último día y recién volvió el miércoles para cubrir el turno de la mañana, hasta el mediodía todo fue norma entonces vio cruzar la puerta a Junior.
Quizás todos esos días sin verlo le jugó en contra o solo era que estaba esperando demasiado encontrarse con él pero se emocionó, y tuvo que recordarse que estaba en su trabajo, para no correr hacia el chico y decirle cualquier cosa con tal de tenerlo más cerca.
Sin embargo para decepción de Blas, Junior pasó los siguientes días yendo al bar solo para charlar y bromear con él.
No quedaba rastros del chico coqueto que conoció esa noche, ni una sonrisa pícara o alguna insinuación, nada.
Se sintió tan tonto, tan pequeño e infantil por pensar que un par de mensajes significaban algo que al parecer no era más que una amistad.
Para el viernes de esa semana, Blas estaba demasiado tenso para el humor de Junior  por lo que hizo como que escuchaba lo que el chico decía sin escuchar en lo absoluto.
"Junior" lo interrumpió a mitad de una historia sobre sus hermanos rompiendo algo. "Tengo que ir al baño, cuídame un toque la barra".
Se alejó sin esperar la respuesta del otro.
Después de ocuparse de sus necesidades, se lavó las manos y las seco sin dejar de mirarse en el espejo. Trataba de hacerse a la idea que Junior era un amigo, si, un buen amigo que iba todos los días a rondarlo en el trabajo pero no iba a pasar a más.
Sintió abrirse la puerta del baño y un segundo después tenía a Junior a su lado, se encontró con sus ojos en el reflejo del espejo.
Y entonces la sonrisa de la primera noche estaba de nuevo.
Blas sintió el corazón en la garganta, trato de recordarse que era alguien mayor y que debía dejar de actuar como un adolescente hormonal.
"¿Y la barra?" Arqueó una ceja.
"Llegó la chica con la que cambias de turno asi que que ella se quedó a cargo…" Junior se dio medio vuelta y lo observó directamente.
Blas seguía contemplandolo en el espejo.
"Ah bien, bueno, ahora acomodo mis cosas y"
"Blas" Junior lo interrumpió "¿Me podés mirar?" Le acarició levemente el brazo.
Blas lentamente se volvió hacia él y lo observó en silencio, con miedo a decir cualquier cosa y que se rompa ese momento entre los dos.
"Ahora sí" se rió antes de acercarse un poco más a él. "¿Puedo preguntarte algo?".
Solo asintió, tratando de alejar su vista de los labios del chico, estaba hablándole. Debía mirarlo a los ojos, pero era imposible cuando lo tenía tan cerca. Tan cerca como había deseado desde la noche en que lo conoció.
"¿Como debería besar a la persona que me gusta?" Interrogó tan serio como si le estuviera preguntando sobre energía nuclear o contaminación.
"N-no se Junior, eso queda en vos y en la otra persona, quizás lo primero sea acercarse y hablarle..." Unos labios se posaron sobre los suyos antes de que otra palabra saliera de él.
"¿Así?" Susurro Junior a centímetros de su boca, sin darle tregua para responder, volvió a besarlo, haciendo que Blas abriera sus labios y lo dejara probarlo.
Cuando estaba listo para volcar en el beso todas sus ganas, el chico se alejó de nuevo.
Su boca estaba brillosa, los labios rojos y húmedos. Blas quería besarlo toda la vida.
"¿Cuál decís que es la mejor?" Sonreía divertido. En algún momento había colocado sus manos en la cintura de Blas y estaba todavía más cerca.
"Creo que deberías probar de esta forma". Antes de que el chico supiera que estaba pasando, Blas lo acorraló contra una de las paredes y lo besó como quería, mordisqueando y lamiendo los labios contrarios, disfrutando de la suavidad y la dulzura de esa boca que tanto deseaba.
Se besaron hasta que respirar se volvió necesario y solo se separaron lo suficiente para tomar aire.
Junior le tocó el rostro, colocando sus manos a cada lado de la cara del más bajo.
"¿Sabes que es mejor que los tragos gratis y muchas propinas?"
Blas negó aún encandilado por aquel chico de sonrisa pícara y, ahora con conocimiento de primera mano, labios dulce.
"Vos". Lo volvió a besar, y así siguieron por un largo tiempo.
Después de eso, los besos continuaron al igual que sus días juntos y todo lo demás que compartieron a partir de ese momento.

Una noche || Blasnior ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora